Esta semana, LaLiga ha hecho públicas las cifras oficiales del reparto de derechos audiovisuales correspondientes a la temporada 2024/2025. Si bien Javier Tebas, presidente de la patronal, se empeña en mostrar una imagen sólida y fiable de la competición, los números distan mucho de ser el mejor campeonato de Europa, y si se compara con el que históricamente ha sido su mayor rival, la Premier League, la diferencia es escandalosa.

El torneo doméstico español ha anunciado que en la pasada campaña se repartieron 1.492 millones de euros entre los 20 clubes que lo conforman, por los 3.400 que ha conseguido la 'Premier League', los datos hablan por sí solos.

En la punta del iceberg aparece el Real Madrid como el club que más ganó (157,9 millones de euros), seguido de muy cerca por el otro gigante del fútbol español, el FC Barcelona (156,5). En tercer lugar queda ya un alejado Atlético de Madrid con 108,2 millones de euros. Entre estos tres equipos es donde se reparte el pastel, y si no lo creen, atentos a este dato: sus ganancias representan el 33% del bote final a repartir.

En cuarta posición aparece el Athletic Club (72,6 millones), uno de los pocos equipos que pertenecen a socios y que se opusieron al fondo CVC. En el farolillo rojo de la tabla se encuentra el descendido Leganés, con 39,93 millones de euros.

Tras una década de crecimiento (2013-2019) impulsada por la venta centralizada, la curva de ingresos se ha congelado en el último lustro. El actual contrato doméstico con Movistar y DAZN, firmado en 2022 para cinco años, apenas logró igualar las cifras del ciclo anterior, confirmando que el mercado español ha tocado su techo comercial. Si ajustamos las cifras a la inflación acumulada de estos años, la realidad es, por decirlo de alguna forma, dramática: los clubes españoles tienen hoy menos poder adquisitivo real que en 2019.

En la Premier, la lluvia de millones en la zona noble es simplemente obscena. El Manchester City, liderando la tabla de ingresos, ha roto la barrera de los 210 millones de euros, una cifra inalcanzable para cualquier club español. Pero lo grave no es el líder, sino sus perseguidores: Arsenal, Liverpool y Aston Villa (o el equipo que cierre el Top 4) se mueven todos en una horquilla de entre 190 y 205 millones de euros. El dato que retrata nuestra decadencia es letal: el cuarto equipo que más cobra en Inglaterra ingresa unos 35 millones de euros más que el Real Madrid o el FC Barcelona.

El factor CVC

De los 20 equipos de Primera, 17 han hipotecado su futuro vendiendo cerca del 8,2% de sus derechos audiovisuales durante 50 años al fondo de inversión CVC a cambio de liquidez inmediata. Por tanto, cuando la tabla oficial dice que el Sevilla o el Valencia ingresan una cantidad, la realidad es que a esa cifra hay que pegarle un tijeretazo de casi el 10% antes de que llegue a la caja. Real Madrid, FC Barcelona y Athletic Club son los únicos exentos de este plan.

Si aplicamos este factor a la comparación internacional, la humillación es completa. En la Premier League, el dinero que se anuncia es dinero limpio, íntegro para el club. En España, al restar la cuota de CVC, la brecha real con el fútbol inglés se agranda todavía más. Los clubes españoles no solo ganan menos; ganan menos y encima deben repartir su miseria con un fondo de inversión extranjero, reduciendo aún más su capacidad real para fichar y retener talento.

Es decir, el resto de la "clase media" compite con una mano atada a la espalda, devolviendo un préstamo que se comerá sus beneficios hasta el año 2071. Es el precio de haber tapado agujeros de mala gestión pasada con los ingresos futuros, o como se suele decir comúnmente: pan para hoy, hambre para mañana.

Si bien la política de Tebas en cuanto a las restricciones por el 'Fair Play' ha ayudado a reducir las disparadas deudas de muchos clubes, muchos de ellos tienen que hacer malabares para inscribir a los fichajes que realizan durante el mercado de verano o el de invierno.

Diferencias de dinero y de reparto

El verdadero drama aparece al mirar la parte baja de la tabla. El Southampton, último clasificado de la pasada Premier, se ha llevado 129 millones de euros como "premio" de despedida al descender. Su equivalente en España, el Leganés, ha ingresado 39,9 millones. El colista inglés cobra más del triple que el español. De hecho, el dato más duro para LaLiga es que el peor equipo de Inglaterra ingresa 21 millones más que el Atlético de Madrid (108,2 millones), el tercer club más potente de España.

En la clase media, la brecha es insalvable. Un equipo de zona Champions en Inglaterra, como el Aston Villa (4º), ha percibido cerca de 190 millones de euros. En LaLiga, el cuarto clasificado en el reparto, el Athletic Club, ha recibido 72,2 millones. Hay más de 115 millones de diferencia entre quedar cuarto en Inglaterra y hacerlo en España. Mientras el Villa tiene presupuesto de superpotencia, el Athletic y la Real Sociedad compiten con una tercera parte de esos recursos televisivos.

Unai Emery, técnico del Aston Villa. Europa Press

A pesar de que una de las grandes diferencias entre ambas competiciones reside en el importe total que obtienen por los derechos televisivos, es en la manera de repartirlos dónde se pueden sacar mayores conclusiones. Centrándonos exclusivamente en cómo reparten el dinero en cada liga, se ve claramente cómo los ingleses cuidan mucho más a los equipos más débiles. Apuestan más por la igualdad competitiva con un ratio de solo 1,6 a 1, lo que garantiza que el último clasificado ingrese el 60% de lo que cobra el campeón, asegurando así que todos los clubes sean viables económicamente.

En cambio, LaLiga mantiene una estructura piramidal con una diferencia de 3,5 a 1, donde el Leganés apenas percibe un 25% de lo que factura el Real Madrid, dicho de otra manera: se busca seguir protegiendo económicamente a los dos de siempre.

Todos estos datos se reflejan en el aspecto deportivo, ya que el mundo del fútbol camina a pasos agigantados a un modelo donde los que más gasten, más van a ganar. Los clubes españoles tendrán cada vez más dificultad para competir con los extranjeros, más si cabe contra los cada vez más populares ‘clubes estado’.