ARGENTINA: Campazzo (18), Brussino (4), Garino (15), Delía (4), Scola (20) -cinco inicial-, Gallizzi (2), Laprovittola (8), Deck (13), Vildoza (11), Fjellerup (2) y Caffaro (0).

SERBIA: Jovic (7), Bogdanovic (21), Lucic (12), Jokic (16), Raduljica -cinco inicial-, Bjelica (18), Guduric (5), Marjanovic (0), Micic (5), Simonovic (3) y Milutinov (0).

Parciales: 25-23, 54-49 (descanso), 68-67 y 97-87.

Incidencias: Maranho (BRA), Sahin (ITA) y Weiland (CAN). Sin eliminados.

bilbao - El baloncesto se rindió ayer a los pies de Argentina, que reventó los pronósticos y se cargó a Serbia, la que parecía gran candidata al oro en la Copa del Mundo. La albiceste jugó un partido casi épico en el que disimuló su manifiesta inferioridad física con carácter, un despliegue táctico formidable y gran acierto desde la larga distancia. “Sabíamos que teníamos que meter 100 puntos para ganar”, dijo después Sergio Oveja Hernández, que dio un repaso a su colega Djordjevic quien no ha sabido reaccionar en cuanto le han desarmado su propuesta por jugar con grandes.

Argentina hizo como España: moverse mucho y abrir el campo para que los pívots serbios sufrieran. Solo con el 68-70 al inicio del último cuarto tras un triple de Guduric fueron por delante los balcánicos. Campazzo fue un demonio incontrolable e imprimió un ritmo brutal. Garino, Vildoza y Deck percutieron desde fuera en momentos críticos. Y Luis Scola, el eterno, puso la puntilla al partido cuando los serbios jugaron con gente más pequeña. El único representante en activo de la generación dorada tiró de sus aventajados alumnos para tomarse revancha de la polémica final mundialista de 2002 que perdió Argentina ante Serbia y Montenegro y lograr otro gran éxito. - R. Calvo