Bilbao - Con el final de carrera de Javi Salgado, un buen guionista de Hollywood podría dar a luz una de esas películas que generan sentimientos a flor de piel. El de Santutxu cuelga las botas habiendo jugado sus últimos tres partidos, decisivos para el ascenso a la Liga Endesa, en casa, ante su gente, con un pabellón lleno hasta la bandera. Brillando, además, en la final, hasta el punto de que el triple de la gloria llegó tras una asistencia suya en una jugada ideada por su privilegiado cerebro. Y en el cenit del desenlace, con 10.000 personas ya desatadas, él mismo metió el tiro libre que cerró el partido para dar rienda suelta a unas celebraciones que le vieron levantar los puños subido a la mesa de anotación y alzar al cielo de Bilbao un trofeo. Los títulos de crédito llegaron ayer con el anuncio oficial de su retirada del baloncesto profesional.

“Ha sido un final inmejorable”, reconoció el base de Santutxu en la sala de prensa del Bilbao Arena antes de que su voz se rasgara y se viera incapaz de controlar las lágrimas de pura emoción. “Son muchos años y muchas emociones las que pasan por la cabeza”, reconocía quien ha sido ejemplo de lo que un deportista debe ser dentro (competitivo, notable jugador y extraordinario compañero) y fuera (un tipo educado y cercano) de un terreno de juego. Salgado anunció ayer, arropado por su familia y gran parte de los componentes del Bilbao Basket, el final de su carrera deportiva y a partir de ahora pasará a impartir magisterio desde la banda, pues será parte del cuerpo técnico que liderará Álex Mumbrú y en el que también tendrá un lugar, tal y como adelantó As, Lolo Encinas, técnico del Iraurgi los dos últimos cursos y con un importante recorrido como ayudante en ACB en el banquillo del GBC.

El director de juego de Santutxu, que cumplirá 39 años el próximo 6 de agosto, reconoció que “ha sido una decisión que me ha costado mucho tiempo de reflexión y de consultas con mi entorno. Tras darle muchas vueltas, creo que es el momento idóneo. Hace un año tomé la decisión de seguir vistiendo esta camiseta en la LEB para tratar de ayudar al equipo a volver al lugar donde todos creemos que debe estar. Gracias al esfuerzo de mucha gente, lo hemos conseguido. Creo que es un inmejorable final para mi carrera. Es un broche de oro”. “Esto es un punto y seguido en el Bilbao Basket. A partir de ahora paso a formar parte del staff técnico como entrenador ayudante y me gustaría agradecer al club, a Álex (Mumbrú) y a Rafa (Pueyo) que hayan pensado en mí para hacer este trabajo”.

Salgado dedicó gran parte de su alocución al capítulo de agradecimientos. Se acordó de todos los clubes en los que ha jugado y sus respectivas aficiones -Maristas, Patronato, Baloncesto León, Gipuzkoa Basket, Estudiantes y, sobre todo el Bilbao Basket y su marea negra, “un orgullo para todos nosotros, un valor y un activo para este club y esta ciudad”-, de todos los preparadores físicos, fisios, delegados, médicos y trabajadores del club; de los profesionales de los medios de comunicación, de su representante, Alberto Larrondo (“siempre ha peleado por el bien de mi carrera haciendo un trabajo oscuro; es un amigo más”), sus excompañeros y exentrenadores. Y, sobre todo, de su familia: “Empecé a jugar al baloncesto gracias a mi hermano. Siempre he intentado que mis aitas estuvieran orgullosos de mí. No sé si lo he conseguido, pero lo que tengo claro es que yo estoy superorgulloso de ellos. También de mi mujer y de mis hijos, son lo mejor que me han pasado. Tenía la ilusión de jugar en el Bilbao Basket para que mis hijos me vieran con esta camiseta siendo importante como fui en otras épocas. Y lo conseguí. Todavía son muy peques y no son muy conscientes, pero ese recuerdo lo tendrán. Y quiero tener un recuerdo especial para mi mujer, Olaia, siempre un referente y un apoyo. Solo ella y yo sabemos los momentos duros que hemos pasado. Sin ella no habría podido lograr nada de lo que he conseguido como jugador”, dijo emocionado Salgado, ya exjugador de baloncesto pero convertido para siempre en mito de los hombres de negro.