Bilbao - En un ensayo general de lo que puede encontrarse en un encuentro de play-off fuera de casa (partido trabado, defensas bien armadas, contactos por doquier, cuerpos por el suelo constantemente, márgenes de maniobra estrechísimos...), el Bilbao Basket se dejó en Granada su racha de seis victorias consecutivas y deberá seguir trabajando en las dos jornadas que quedan de temporada regular si quiere terminar segundo en la tabla. En un duelo bronco, de muchísima pelea y escaso brillo, los anfitriones, que se jugaban en el envite dar un paso de gigante para poder estar presentes en las eliminatorias por el ascenso, supieron jugar con más acierto en los momentos de la verdad ante unos hombres de negro demasiado romos en ataque, con demasiadas de sus piezas más importantes fuera de foco. En un encuentro que llegó igualadísimo a su tramo final, los de Álex Mumbrú vivieron durante el último cuarto casi exclusivamente de los puntos de Tomeu Rigo, algo que en absoluto entraba en el guion. El balear metió 11 puntos en el último parcial, con un magnífico tres de tres en triples, pero el problema es que careció de acompañamiento y cuando tuvo que irse al banquillo a 3:48 del final con cinco faltas a los visitantes se les hizo de noche. En ese momento, el Bilbao Basket mandaba por 63-68, pero entre pérdidas y malos tiros el Granada, aunque fuera a trancas y barrancas, encontró un pasillo por el que colarse hasta el 72-68. Una canasta de Ben Lammers a 33 segundos del final, la primera del acto final que no firmaba Rigo, dio esperanza a los visitantes que, tras una muy buena defensa, tuvieron bola para ganar o fabricar la prórroga, pero la jugada que tan enormes beneficios ha dado este curso a los hombres de negro, el balón de Javi Salgado por encima del aro para Lammers, no salió esta vez bien. Se la pidió allí arriba el de Texas al de Santutxu, pero el servicio de este no fue del todo preciso y la finalización del pívot en posición desequilibrada no encontró red.

Pese a entender a la perfección que para sacar el partido adelante iba a haber que bajar al barro, el conjunto vizcaino se dejó demasiados tiros por el camino como para salir victorioso. Siete días atrás, en Miribilla, sobrevivió a sus malos porcentajes para tumbar al Melilla a base de trabajo sucio, pero aspirar a ganar en Granada con un 36% en tiros de campo es tarea mucho más complicada. El Bilbao Basket trabajó de forma notable en defensa, pero perdió la batalla del rebote y en ataque actuó demasiado atascado, sin hilo conductor, con demasiados jugadores desacertados como para tumbar a un rival serio y esforzado. Jaylon Brown, que arrancó bien, acabó desdibujado de tanto pelearse consigo mismo y las señalizaciones arbitrales, Osvaldas Matulionis pasó desapercibido igual que Leo Demetrio, Rafa Huertas y Edu Martínez asumieron tiros saliendo desde el banquillo pero no acertaron pese a lanzar en buenas posiciones... La responsabilidad acabó recayendo casi exclusivamente en Rigo en una propuesta que acabó quedándose demasiado corta.

El encuentro nació con los dos equipos haciendo gala de un baloncesto con muchos contactos, queriendo dominar a base de buenos trabajos de retaguardia. En esta primera fase, el Bilbao Basket se manejó con soltura, anotando desde todas las distancias con bastante acierto, por lo que suyas fueron las primeras ventajas. El 10-15 a 3:13 de la conclusión del acto inaugural obligó a Pablo Pin a llamar a capítulo a los suyos y el toque de atención surtió efecto, ya que el Granada regresó a cancha revitalizado. Con Josep Pérez a los mandos, los anfitriones subieron revoluciones y el acierto del catalán desde la larga distancia hizo que el partido viviese una voltereta al cerrarse los diez primeros minutos con un 23-20. A los hombres de negro les pesaba su horrible 1 de 10 desde la línea de 6,75, distancia en la que, por contra, el conjunto andaluz se manejaba con tino. Mientras que los anfitriones movían sus guarismos anotadores de tres en tres, los de Mumbrú luchaban por no perder contacto a base de finalizaciones debajo del aro y del juego uno contra uno de Iván Cruz. Pese a todo, el 38-32 a 1:55 del descanso tras antideportiva de Rigo no dibujaba un panorama nada halagüeño para el conjunto vizcaino, que sin embargo se rehizo merced a un triple del balear y de los tiros libres de Larsen y Cruz (39-40). Un triplazo de Pérez estuvo cerca de mandar la contienda a vestuarios con el Granada mandando en el luminoso, pero un tiro sobre la bocina a tabla desde casi el centro del campo de Salgado certificó el 42-43 con el que el duelo llegó a su ecuador.

Al regreso de vestuarios, el duelo se trabó todavía más. Los seis primeros minutos del tercer acto se saldaron con un empate a cinco puntos y ninguno de los dos equipos fue capaz de sacar nada en claro. Los puntos de Bortolussi alimentaban a los locales, Larsen daba vida a los visitantes a base de tiros libres, pero el 56-57 a diez minutos del final dejaba todo en el aire. En esos compases finales, el conjunto de Mumbrú llegó a fallar un contraataque de cuatro contra uno y un par de tiros debajo del aro, pero incluso así parecía que el estado de gracia de Rigo podía darle el partido. Sus once puntos en cuatro minutos dibujaron un esperanzador 63-68, pero fue salir él del partido y hacerse de noche para un Bilbao Basket que acabó ahogado en la orilla.