EL Lointek Gernika visita mañana la cancha del Al-Qázeres (19.00 horas). Será un encuentro que despierte recuerdos en Ameryst Alston (Canton; 1993). La estadounidense vivió su primera experiencia profesional en tierras cacereñas. Fue un cambio drástico. Adaptarse a una nueva cultura y a un baloncesto completamente diferente. Es el camino habitual de las jugadoras nacidas en Estados Unidos que quieren abrirse paso en la WNBA. Alston también comparte ese sueño, incluso conoce lo que es ser drafteada y llegar a debutar. Pero fue una mera anécdota. La escolta del Gernika sabe que su camino hacia el máximo nivel es más largo. Muchas horas fuera de su país para mejorar sus habilidades. Cumplió con creces en Cáceres y esta temporada quiere ayudar al conjunto gernikarra a clasificarse para el play-off y continuar recibiendo lecciones a base de minutos en cancha.

El partido de mañana será el paso previo para el Gernika antes de jugarse el billete para el play-off ante el Cadí La Seu en la última jornada. Prácticamente no hay nada en juego. Ni una victoria facilitará tremendamente las cosas a las gernikarras ni las empeorará drásticamente en caso de perder. Aunque el partido será una buena piedra de toque para ver si las dirigidas por Mario López han conseguido recuperarse de las malas sensaciones proyectadas en los últimos encuentros, donde de los seis últimos solo conocen la victoria en uno de ellos. “Creo que estamos intentando centrarnos en la defensa. Nuestra química a la hora de atacar es muy buena, pero estamos intentando encontrar lo que necesitamos corregir en defensa para llegar al éxito”, declara Alston. La estadounidense no se fía nada del rival de mañana a pesar de que la clasificación diga que la única preocupación del Al-Qázeres es cerrar la temporada ante su público con buena imagen: “Ellas no tienen nada que perder así que tratarán de dar el máximo. Este equipo tiene mucha energía y además tienen mucho talento individual”.

El partido entre el Gernika y el Al-Qázeres tendrá un impacto mínimo a la hora de desvelar el último billete para el play-off, pero para Alston será especial. La escolta de Ohio visitará el lugar donde su vida cambió, el sitio donde pasó definitivamente de ser una jugadora universitaria a formar parte de una plantilla profesional. “Fue duro. Sabes que cuando sales fuera vas a estar lejos de casa por un largo tiempo y sin ver a la familia. Siempre les echo de menos, muchísimo. Aunque también el llegar a una cultura diferente me ha ayudado a aprender mucho”, cuenta. Sus primera temporada en Extremadura no pudo ir mejor. Deslumbró a pesar de su corta experiencia, entró en el mejor quinteto de la Copa y se convirtió en una de las escoltas más desequilibrantes de la competición. Era el momento de dar el siguiente paso: “Gernika era uno de los mejores equipos de la liga y la experiencia está siendo muy buena. Está siendo un desafío individual para mí, pero estoy conviviendo con grandes personas. Todos me han ayudado muchísimo y estoy muy agradecida”.

Experiencia en la WNBA Este curso no está siendo tan sencillo. La exigencia de su nuevo equipo ha provocado que Alston viva una temporada más irregular. Brillo en partidos aislados que dejan claro su enorme talento todavía por pulir. Esa irregularidad es algo que debe dejar de lado si quiere cumplir su sueño: formar parte de una plantilla de la WNBA. La estadounidense fue drafteada en la 24º posición de la segunda ronda y llegó a debutar con las New York Liberty, antes de fichar este verano por el Lointek Gernika. Solo fueron tres minutos, en los que anotó una canasta, pero fueron suficientes para cumplir su sueño de la infancia. “Fue impresionante. Había jugado en pretemporada, pero no era lo mismo a pesar de ser también partidos reales. Tuve grandes sensaciones. Había cumplido mi sueño”, reconoce.

Alston mantiene en su mente ese sentimiento. Quiere volver a vivirlo. Como una droga que engancha, la WNBA le atrae pero sabe que para volver a la cima del baloncesto mundial hay mucho trabajo que hacer. “Jugar contra las mejores jugadoras del mundo me ayudó a crecer y a ser mejor jugadora. Todavía trabajo para mejorar y poder volver algún día a la WNBA”, afirma. Ese camino pasa por disputar muchos minutos a miles de kilómetros de su hogar. Duras tareas mientras convive con la morriña: “Venir al extranjero definitivamente me ayuda, por lo que estoy muy agradecida por esta oportunidad. Las jugadoras de la Liga Femenina son muy agresivas y muy buenas. Todo esto me está ayudando a ser mejor jugadora”. Aprendizaje extranjero para triunfar en el hogar.