Como prácticamente todos los veranos, el aumento de las temperaturas del agua ha vuelto a atraer a la carabela portuguesa a nuestras costas. Su presencia ha obligado a activar medidas de precaución en ciertos arenales, como izar banderas de aviso o restringir el baño en algunos tramos costeros.

¿Qué son las carabelas portuguesas?

La carabela portuguesa podría parecer una medusa, pero no lo es. En realidad, es un "hidrozoo sifonóforo", es decir, una colonia de organismos especializados que funcionan juntos como si fueran un solo ser vivo.

Cada carabela está formada por varios zooides, y cada uno cumple una función distinta: unos se encargan de la flotación, otros de la alimentación, otros de la defensa y algunos de la reproducción. Todos están unidos físicamente y no pueden sobrevivir por separado, pero no forman un solo animal como ocurre en las medusas, sino una especie de “equipo biológico” perfectamente coordinado.

A diferencia de las medusas, que son un único organismo, la carabela portuguesa tiene un flotador lleno de gas que sobresale del agua, como una vela, y largos tentáculos que cuelgan debajo. Estos tentáculos pueden superar los diez metros de largo y son los responsables de su peligrosa picadura que puede provocar mucho dolor y es similar a una quemadura.

¿Qué hacer si te pica una carabela portuguesa?

Ante una picadura, lo primero que recomiendan los profesionales es salir rápidamente del agua y evitar tocar la zona afectada. No se debe frotar ni con la mano ni con una toalla, ya que eso puede extender el veneno y empeorar la situación. Tampoco es recomendable aplicar agua dulce, hielo directo ni alcohol, ya que pueden empeorar la reacción. Lo más indicado es enjuagar suavemente la zona con agua salada, retirar con cuidado cualquier resto visible del animal, y aplicar calor moderado durante unos minutos, ya que se ha comprobado que ayuda a neutralizar la toxina. En caso de que la reacción sea intensa o aparezcan síntomas generales, lo más prudente es acudir al servicio de urgencias o contactar con el 112.

Aunque el animal esté muerto en la arena, las partes urticantes de sus tentáculos pueden seguir activas durante horas. El simple roce con las mismas puede causar una reacción intensa en la piel y provocar dolor agudo, enrojecimiento, hinchazón y, en algunos casos, síntomas más graves como mareo, dificultad para respirar o reacciones alérgicas.

Pasear por la orilla descalzo o dejar que los niños jueguen cerca de restos marinos también puede suponer un riesgo si no se tiene cuidado.

La visita de cada verano

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Estos organismos son originarios de aguas cálidas del Atlántico, pero las corrientes y los vientos del sur pueden arrastrarlos hacia la costa cantábrica. No es la primera vez que aparecen en Bizkaia, aunque su presencia suele ser puntual. Sin embargo, cada año se registran más avistamientos, lo que algunos expertos relacionan con el aumento de la temperatura del mar y los efectos del cambio climático.

Las autoridades suelen avisar y señalizar la presencia de carabelas en las playas, por lo que es importante respetar las indicaciones de socorristas y banderas. Si ves una carabela portuguesa en el agua o en la arena, mantén la distancia y avisa al personal de vigilancia para que puedan retirarla con seguridad y advertir al resto de los bañistas.