El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone dieciocho lienzos restaurados de la obra Euskadi (1977-1979), de Agustín Ibarrola, recientemente cedidos al museo en comodato a diez años por parte de los hijos del artista. La muestra restaurada gracias al programa Iberdrola-Museo 2024 reconstruye la instalación original que Ibarrola creó en 1979 para el museo bilbaino ya que incluye también, como en aquella exposición, otros cuatro lienzos pertenecientes al Guernica Gernikara (1977), del propio artista, y adquiridos por el museo en 2021.

Ibarrola (Bilbao, 1930- Galdakao, 2023) creó Euskadi en plena transición española, un año después de la entrada en vigor de la Constitución y de la aprobación del Estatuto de Autonomía. Pero también en plena transición en su trayectoria vital y artística. “Para mi padre supuso el final de un ciclo, que emprendió una transición en la pintura coincidente con el ambiente político y generó un lenguaje plástico propio. Fue también un momento duro en lo personal, en lo económico, en lo físico... pero sacó fuerza para iniciar una nueva etapa”, ha asegurado José Ibarrola, que ha estado acompañado también de su hermano Irrintzi en la presentación de la exposición de los lienzos restaurados.

Golpes en la rejas de la cárcel

A lo largo de su vida, Ibarrola bregó con las demandas de su conciencia política, a través de su militancia en el Partido comunista, y las exigencias de su dedicación profesional arte, en opinión del creador Txomin Badiola, que ha elaborado el texto Euskadi. Una instalación de Ibarrola en el límite, que el museo ha publicado para la ocasión, acompañado de numerosas ilustraciones y de las imágenes del montaje original de 1979 en el museo. “A partir de su detención por su involucración en unas huelgas y por su militancia en el PC y su ingreso en la cárcel en 1962, se inició en el proceso que dio lugar a la gran síntesis de su lenguaje. En el Penal de Burgos se le autorizó a seguir pintando y aparte de los trabajos legales, realizó un conjunto de dibujos más centrados en la represión de la vida carcelaria que eran sacados secretamente de la prisión”, explica Badiola. 

Así, en las obras Euskadi se perciben franjas de líneas paralelas, que recordaban al artista cuando los guardias golpeaban las rejas con unas barras de hierro para comprobar que no estaban cortadas y hacían un ruido que, según explicaba, formalizaba en forma de rayas.

El artífice de este interesante proyecto expositivo ha sido el director del museo, Miguel Zugaza, quien ha anunciado que la instalación se instalará en el otoño en el edificio moderno, una vez finalizadas allí las obras.

El tratamiento de conservación y restauración ha sido coordinado por Jon Apodaca, técnico del Conservación y Restauración, y la reconstrucción documental del conjunto ha estado a cargo de Miriam Alzuri, conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo. Se ha contado además con la colaboración del fotógrafo Patxi Cobo, que ha restaurado las imágenes de la instalación –cuyos originales fotográficos no se conservan–, publicadas en los folletos de dos exposiciones que Ibarrola celebró en Barakaldo y Sestao en 1980.

En el caserío del artista

Las obras prestadas al museo por los hijos de Ibarrola permanecían en el caserío del artista junto a las del Guernica Gernikara, que adquirió el Bellas Artes de Bilbao por 300.000 euros en 2021 gracias a una aportación extraordinaria del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Llevaban más de 40 años en el estudio que el creador tenía en su caserío en Gametxo.

 Fue en 2020 cuando, preparando una exposición del artista vasco, el galerista madrileño José de la Mano se fijó por casualidad en un catálogo antiguo en el que aparecía el mural Guernica Gernikara y se puso en contacto con la familia del artista. La adquisición propició también la donación de otras dos pinturas de Ibarrola al museo fechadas entre 1973-1979.

Luz ultravioleta, analíticas...

Entre octubre de 2024 y febrero de 2025 se ha llevado a cabo un meticuloso tratamiento de conservación y restauración de la instalación Euskadi con el objetivo de devolver a las obras la esencia de la emblemática instalación de 1979. Por un lado, el trabajo ha garantizado la estabilidad estructural del conjunto y, por otro, ha revitalizado su impacto visual y artÍstico tras años de almacenaje.

Gracias a un estudio exhaustivo con luz ultravioleta, se ha confirmado la presencia de barniz en áreas específicas y repintes que fueron realizados por el propio artista, lo que ha permitido entender mejor la evolución de los lienzos. Se han realizado también analíticas que han proporcionado información clave sobre los soportes y las policromías, además de detectar la presencia de jabones metálicos en la superficie de algunas obras.

En cuanto a los soportes, se han corregido deformaciones y se han instalado nuevos bastidores en algunas piezas, mejorando su estabilidad.

En el ámbito de las policromías, se ha llevado a cabo la limpieza de suciedad superficial y la eliminación de barnices envejecidos. Asimismo, se han tratado las manchas provocadas por hongos y jabones metálicos, consolidado áreas con riesgo de desprendimiento y estucado las pérdidas de color para su posterior reintegración con colores al agua y al barniz. Según ha informado Rafael Orbegozo, asesor de Presidencia de Iberdrola, desde que se puso en marcha el programa de colaboración con el museo, se han restaurado 307 piezas.

Para la familia, según han destacado los hijos de Ibarrola, aun queda pendiente que el Museo de Bellas Artes organice un gran antológica que “muestre todo el recorrido del artista”.