Macho grita es una reflexión sobre lo macho, que Alberto San Juan, artista que hace gala de su conciencia social, relaciona con el poder opresivo, partiendo desde la España de los Reyes Católicos y centrándose en la construcción de lo español y su identidad. El actor ya presentó esta obra en marzo, en dFeria, también en la capital guipuzcoana, y ahora se sube al cartel previo a la Aste Nagusia donostiarra una semana con este monólogo protagonizado, escrito y dirigido por él. Una cita previa para los que no quieran esperar a mediados de noviembre, cuando la obra recalará en el Arriaga bilbaino. A la espera de esa cita, San Juan responde, como acostumbra con todo, en una entrevista a este diario en la que brotan cuestiones tan espinosas como la religión o el sexismo.
¿Cuál fue su inspiración para crear Macho grita? ¿De dónde le surgió la idea?
Del descubrimiento de que los españoles fuimos tan cristianos como musulmanes o judíos durante ocho siglos hasta que, en 1502, los Reyes Católicos establecen que en la Península sólo puede haber cristianos, lo que supone el borrado, mediante conversión forzosa, exilio o ejecución, de una parte muy importante de la población peninsular. La colonización que lleva a cabo la Corona de Castilla desgarra el nosotros que habitaba la Península Ibérica para crear unos otros que no pueden vivir aquí.
Usted ha dicho que la obra Macho grita es una reflexión sobre el poder de unos sobre otros. ¿Se están acentuando las condiciones sociales que posibilitan esa diferenciación hoy en día?
El modelo social basado en el crecimiento material sin límite, que también comienza en el siglo XVI, se ha terminado. Le quedarán las décadas que sean, pero los límites físicos del planeta ya han puesto en marcha la cuenta atrás del sistema. Ante su fin, este modelo social extrema la violencia que le caracteriza. La pregunta es si sabremos sortear colectivamente este sistema violento imaginando y construyendo salidas o si esa violencia acabará con todo.
¿Este tipo de relaciones también se dan en el mundo de la actuación?
La cultura jerárquica, la dinámica de abuso, es sistémica y penetra en todos los ámbitos. Incluso las relaciones personales. Así que en el mundo de la actuación y de la cultura en general también hay abuso, claro.
Parece que los abusos de poder son más contestados hoy en día y que se denuncian más en la industria del teatro y el cine. ¿Cree que las personas con una tendencia a cometer esos abusos tienen más miedo que antes y esas dinámicas son menos habituales? ¿O el cambio, si es que lo ha habido, ha sido muy pequeño?
Espero que todos tengamos mucho más miedo, vergüenza y conciencia de que el abuso es algo intolerable y que todos somos susceptibles de ser abusadores, abusados o consentidores de abuso a un tercero. Desgraciadamente, el abuso es tan estructural y está tan arraigado que aún falta mucho por cambiar. Esto hablando de acoso laboral o sexual en mi profesión. Si vamos más allá y hablamos de derechos sociales básicos como la vivienda, el trabajo digno, la información libre, el abuso crece y se multiplica diariamente.
CITA EN EL ARRIAGA
Macho grita (Crónica de mi propia ignorancia sobre la Historia de España) es una comedia musical que parte del mito de Don Juan para indagar en la relación entre nuestro presente y el ciclo que inaugura el año 1492. “Un acercamiento personal a la Reconquista, al descubrimiento de América o a la expulsión de los judíos y los moriscos, para pensar con humor cómo se construye lo Macho en este territorio”. La gira recala el 14 de noviembre en el Teatro Arriaga de la capital vizcaina.
La obra tiene como punto de partida 1492. ¿Por qué ha escogido ese año y qué significa durante la obra?
Es el año en que Isabel y Fernando expulsan a los hispanojudíos y comienzan el proceso de acoso a la población hispanomusulmana, que concluye un siglo después con la expulsión de los llamados moriscos, los supuestos descendientes de quienes en su día habían seguido los ritos y costumbres islámicas o andalusíes. También es el año en que comienza la conquista del inmenso territorio que sería bautizado como América por los conquistadores. Es un año fundamental en la construcción de un relato en el que hay vidas prescindibles.
Usted habla de un sistema macho de relacionarnos. ¿A qué se refiere?
A una forma de habitar el mundo y relacionarse con el resto de lo vivo: a partir de la voluntad de dominio, que sólo puede ejercerse mediante la violencia.
Macho grita es también una reflexión sobre la historia del Estado español y sobre la idiosincrasia española. ¿Qué es para usted la identidad española?
Paisajes, comidas, canciones, gentes, vivencias. Nunca banderas, himnos, monarquías, ejércitos. Y es, sobre todo, diversidad: muchas formas de ser. También es una historia de negación de esa naturaleza diversa por parte de un poder macho y violento que hunde sus raíces en el proyecto fundamentalista de Isabel y Fernando.
La pérdida de privilegios del hombre blanco heterosexual es otra de las temáticas abordadas. ¿Ve usted regresión en los derechos logrados por las minorías ante la reacción de algunos sectores?
Frente al avance claro en la emancipación de género hay una terrible reacción que desgraciadamente parece que está haciendo mella en una parte considerable de la población más joven. En el ámbito de la opresión de raza o clase sólo veo retroceso.
La obra es un diálogo con el mito de Don Juan. ¿Qué representa Don Juan dentro de ese esquema de lo macho?
Don Juan es un arquetipo de lo macho. Es el señorito de Los santos inocentes. Pero también representa el antiautoritarismo, también es la cuerda con la que Azarías ahorca al señorito en la novela de Miguel Delibes. Por eso es un personaje tan grande.
¿Cómo se combinan esas dos caras tan diferentes del mito de don Juan en Macho grita?
En Macho grita hago un fragmento del Don Juan donde sólo se ve su lado señorito abusador. El lado rebelde sólo lo menciono.
“En la obra comparto, con humor y música en directo, una serie de asombros personales respecto a la historia del país donde vivo”
Macho grita es una comedia musical. ¿Qué le aporta la música a la obra?
Me alegro mucho de que me haga esta pregunta porque me sirve para aclarar que, al contrario de lo que podría parecer por las respuestas previas, la función no es una conferencia ni una clase de historia. Primero porque no tengo capacidad para hacer algo así, y segundo porque lo que yo hago es teatro, espectáculo, y en este caso, espectáculo musical. Comparto, con humor y música en directo, una serie de asombros personales respecto a la historia del país donde vivo.
¿Cómo ha sido el proceso de integración de la música en la obra? ¿Surge en función de las necesidades del texto o, al ser concebida desde el comienzo como un musical, es creada a la vez que la historia?
Ensayamos juntos músicos y actor durante todo el proceso hasta el estreno. Creamos la música original juntos en los ensayos y escogimos juntos los temas, que no son originales: dos pasodobles y una ranchera mexicana.
¿Por qué cree que es necesaria en el mundo actual?
La obra no es necesaria en absoluto. Sí lo es, y mucho, la reflexión colectiva sobre cómo vivimos y cómo querríamos vivir. Y a esa reflexión se puede aportar desde muchos ámbitos. Por ejemplo, desde el teatro.
Ya ha comenzado a rodar la película ‘Todos los lados de la cama’ y hace poco estrenó la serie ‘Cristóbal Balenciaga’ en Disney. ¿Cómo hace para preparar papeles tan diferentes en tan poco espacio de tiempo?
Bueno, son dos rodajes muy separados en el tiempo y, en cualquier caso, es el privilegio del actor, cambiar de piel a través de los distintos personajes.
Estuvo hace unos meses con la obra Macho grita en Donostia, en el marco de dFeria. ¿Cómo fue la recepción?
Estupenda. El espectáculo acaba de forma muy enérgica y suele suceder que esa energía se expresa tanto en el escenario como desde el patio de butacas.