El Museo Vasco estará abierto al público hasta el próximo 11 de octubre. A partir de esa fecha, la institución vizcaina cerrará sus puertas temporalmente para acometer los siguientes pasos pendientes en la renovación integral museográfica y arquitectónica en la que se encuentra inmerso.

Entre estas labores previas a la obra se encuentran tareas como el vaciado de piezas singulares que por su volumen y delicadeza requieren de mecanismos especiales, el desmontaje y traslado de la reproducción de la Cruz de Kurutziaga, catas de cimentación, una cata arqueológica de la escalera claustral o el vaciado de los escudos de piedra que se encuentran en el claustro y que son parte de la colección.

En la primera mitad de 2021 el público tuvo la oportunidad de conocer la exposición permanente y el edificio por última vez tal y como se ha mantenido durante los últimos 50 años. El 15 de junio se cerró la histórica muestra debido al traslado de la colección.

Ahora esa colección se encuentra en un depósito externo, un lugar pionero en gestión de colecciones que albergará más de 50.000 piezas y que cuenta con 1.150 metros cuadrados, con control de parámetros ambientales, compactos rodantes para textil y obra gráfica, medidores electrónicos y una sala con sistema hidrófugo.

El verano de 2021 ha servido para ofrecer al público, además de la fascinante arquitectura del patio, la exposición temporal Gigantes y Cabezudos de Bilbao. Ahora, el proyecto de renovación, firmado por los arquitectos ganadores del concurso Antonio Vaíllo y Juan Luis Irigaray, tiene que seguir adelante y ello obliga a cerrar también el este espacio.

TRASLADO DE 50.000 PIEZAS

Durante el último año, y gracias a la labor de varios equipos de trabajo formados por técnicas del Museo, conservadoras y restauradoras, se ha trasladado prácticamente la totalidad de la colección, que ronda las 50.000 piezas. Sólo quedan pendientes de traslado cerca de un centenar de objetos, que corresponden a la parte de la colección que se encuentra ubicada en el claustro y algunas otras piezas de gran volumen y peso. Por esta razón, la institución ve necesario cerrar sus puertas en este momento, aunque todavía las obras no vayan a comenzar.

Una vez que las obras de remodelación hayan finalizado, muchas de esas piezas volverán al nuevo Museo Vasco para formar parte de la nueva exposición, que a partir de ese momento dejará de ser permanente para pasar a ser semipermanente. Todo bajo una museografía regida por los más novedosos protocolos museísticos.

Hasta esa fecha, la actividad no se detendrá ya que desde este momento se están estudiando diferentes formas con las que mantener viva la agenda del Museo Vasco en otros espacios durante el tiempo que duren las obras. Por ejemplo, ya se trabaja en un programa de visitas guiadas al depósito externo, conferencias en torno al proyecto para el público general, visitas a la obra...

La institución trabaja desde hace varios años en su proyecto de renovación integral museográfica y arquitectónica. Una minuciosa labor que dará lugar a un espacio actualizado y que plantea más de 6.400 metros cuadrados de superficie museística, un incremento del 38% respecto al presente.