Los cuadros de Paret, Vista del Arenal de Bilbao y Retrato de las hijas del artista, María y Ludovica, han visitado Bilbao dos siglos después. Las obras se muestran en el Bellas Artes en la exposición Luis Paret en Bilbao. Arte sacro y profano, patrocinada por BBK y organizada conjuntamente por el museo bilbaino y el de Arte Sacro. La primera procede de la National Gallery de Londres y se expone junto a otra panorámica de la misma zona pintada por el artista un año antes, que pertenece a la colección del Bellas Artes desde 1996.

Y la segundo, el retrato de las hijas de Paret, pertenece a un coleccionista privado y es la primera vez que se expone también junto con el de su madre, María de las Nieves Micaela Fourdinier, esposa del pintor. El museo ha conseguido este “feliz reencuentro” doscientos años más tarde.

Los dos cuadros han sido presentados hoy coincidiendo también con la renovación del convenio de la pinacoteca con la Fundación Gondra Barandiarán, que ha renovado su compromiso con el Bellas Artes por otros cuatro años más. La firma fue suscrita ayer por el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y el director de la Fundación Gondra Barandiarán, Guillermo Barandiarán.

“Está siendo una semana importante de firmas y esta es una de ellas”, explica el alcalde de Bilbao. “Esta colaboración garantiza cuatro años de apoyo a una labor centrada fundamentalmente en la formación, con becas, jornadas y cursos de verano, que se han convertido en una auténtica referencia en las instituciones culturales”. Para Miguel Zugaza, “el convenio reafirma el apoyo de la sociedad bilbaina al museo en un momento tan especial marcado por la pandemia, pero también en un momento en el que está a punto de acometerse la ampliación del museo”.

Han sido más de 50 los beneficiados por las becas Barandiarán, un proyecto estratégico para el museo que, gracias a este nuevo convenio, contará con cuatro años más de continuidad.

“La renovación del convenio conlleva un apoyo implícito de los fundadores de la fundación a su Bilbao querido, aunque desgraciadamente no están entre nosotros, esto es, en parte, herencia de ellos. Esta colaboración nos da unos réditos de afecto, que nos llenan de orgullo”, asegura Guillermo Barandiarán.

Además del programa de becas, esta colaboración se traduce desde 2017 en un programa de cursos de verano especializados en museografía, que ha contado con la participación de reconocidos especialistas internacionales.

Hasta la fecha se han celebrado dos ediciones ya que debido a la pandemia de covid-19, en 2020 no fue posible celebrar lo que hubiera sido el tercer curso de verano.

Este año, marcado aún por las restricciones derivadas de la pandemia, la Fundación ha promovido, en el marco de la exposición sobre el pintor Luis Paret que acoge el Museo, la organización de las jornadas de arte Luis Paret en Bilbao, celebradas desde el pasado día 14 hasta hoy.

El infortinuo que trajo a Paret a Bilbao

Todos están de acuerdo: el infortinuo que trajo a Paret a Bilbao exiliado hizo que los bilbainos pudieran contar con uno de los mayores artistas del arte español de la época. Paret (Madrid, 1746-1799) fue desterrado en 1775 a Puerto Rico por su complicidad con la vida disoluta del infante don Luis de Borbón, hermano menor del rey Carlos III. Permaneció en Puerto Rico hasta 1778, año en el que le fue conmutada la pena y se le aplicó “el alejamiento temporal a cuarenta leguas de la Corte y Sitios Reales”. Se desconocen los motivos por los que, a fin de cumplir esta restricción geográfica, Paret eligió instalarse en Bilbao. Apenas existen documentos de esta época, ni datos de dónde residió el artista. Tan solo se sabe que se trasladó con sus padres y su mujer a la capital vizcaina y que aquí nacieron sus dos hijas, que fueron bautizadas en la iglesia de San Antón.

A su llegada a la villa bilbaina, le realizan una serie de encargos, tanto de origen civil, que son los que se exponen en el Bellas Artes, como religiosos, que se muestran en el de Arte Sacro. En la Sala A del Bellas Artes se exhiben 26 de sus obras y una plancha de grabado, de las cuales once son pinturas al óleo y seis obras sobre papel de Paret. Y desde hoy, se suman las recién llegadas de Londres en préstamo. “Una de ellas hace referencia a la vida privada del autor, a sus dos hijas, nacidas aquí, en Bilbao, en San Antón. Y se reúnen con el retrato de la madre, ya que fueron pintadas posiblemente para verse de esta manera, las dos juntas, y sin embargo, es la primera vez que se ven así. “Es un momento, especialmente relevante”, en opinión de Aburto.

Junto a ese retrato familiar ha llegado una vista del Arenal que conserva la National Gallery en Londres. “Es una suerte para los bilbainos ir allí y que podamos ver esta vista, pero es también una suerte para los londinenses que tengan una vista del Arenal bilbaino allí”, asegura el alcalde.

Según se puede contemplar, el paseo arbolado se dirige a lo que entonces era el centro de la Villa, con las casas de la calle Arenal, el antiguo Palacio de Quintana y, al fondo, el también desaparecido convento de San Agustín, situado donde actualmente se levanta el Ayuntamiento.

Según el Museo de Bilbao, la minuciosa descripción de la zona convierte la obra “en un testimonio único, ya que no existen ejemplos anteriores a Paret de vistas con esta calidad y modernidad”.

En la obra también figuran bilbainos y, en especial, bilbainas, de las que apenas existen representaciones cotidianas, bien en faenas propias de la actividad portuaria y comercial o en actitudes ociosas y contemplativas.

Javier Novo, Jefe del Departamento de Colecciones de Museo de Bellas Artes de Bilbao opina que “es una escena un poco idealizada, pero resume lo que es la actividad ordinaria del Arenal, en aquella época espacio clave para el comercio y la socialización. Se percibe el paseo profusamente arbolado, entonces eran 200 árboles y hoy 83, el antiguo palacio de la Quintana y al fondo el también desaparecido convento de San Agustín, situado donde actualmente se levanta el Ayuntamiento”.

“Yo no sé qué retrato haría Paret hoy de Bilbao, de su sociedad, del Arenal- se pregunta Aburto-. Estoy convencido de que seguramente captaría ese aspecto más sensible y filantrópico de la sociedad bilbaina, pero también estoy convencido de que pintaría un Bilbao más cosmopolita, que sigue progresando, que sigue teniendo proyectos de futuro, una ciudad pujante, atractiva y que merece la pena ser pintada”.