“Ni hay ni puede haber solo un relato”, dice Fernando Sánchez Aranaz. “Estamos en un momento de reconciliación si verdaderamente nos bajamos de nuestro pedestal y somos capaces de decir las cosas como son”, apunta Joxemi Latasa Getaria. A ambos, aunque la vida les ha llevado por diferentes derroteros, les une la amistad y ahora un libro que, a modo de conversación entre los dos, quiere ser una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro durante y después de ETA. País de banderizos (Editorial Potlach) es ya una realidad.

Tomando como referencia la biografía de Latasa y diferentes textos realizados por él tras su paso por la organización y su estancia en la cárcel, fue en 2018 cuando el historiador, escritor y periodista le propuso hacer una serie de entrevistas cuyo resultado se plasma ahora en estas páginas. “Lo curioso es que nuestras trayectorias son bastantes distintas en el día a día socio-político”, dice con una sonrisa Sánchez Aranaz, conocido activista de la no violencia. “Hemos sabido encontrar lo que tenemos en común y, en cierta manera, hacer una visión de futuro de lo que nos gustaría”.

En este sentido, Latasa defiende que “lo que queremos transmitir con este libro es que no es difícil pedir perdón ni acordarse de los demás, ni asumir lo que has hecho, lo que les has hecho a otros. Hasta ahora, aquí se ha pedido poco perdón”. Ello teniendo claro que “no pido perdón para que me perdones. Lo pido porque creo que estoy necesitado de hacerlo, porque quiero hacerlo. Es la teoría de lo que queremos plasmar. No te digo que me tienes que perdonar. Te lo pido porque creo que es el camino que tengo que seguir”.

Así se refleja en una publicación a medio camino entre el ensayo y la biografía, que sigue el camino vital de Latasa desde su juventud y su entrada en ETA hasta la actualidad, recorriendo su evolución personal, sus actos o cuando fue expulsado de la organización y amenazado por ella. “No pretendo quedar bien”, asegura. “Hablas de mí y dicen: el que mató a Yoyes. No tuve nada que ver. Pero de las barbaridades que hice, no saben nada. Aquí viene algo”, comenta, al tiempo que defiende que “quería explicar estas cosas para incidir en que estamos en un momento de reconciliación si verdaderamente nos bajamos de nuestro pedestal y somos capaces de decir las cosas como son. Matar es matar. Y aquel que tiene un arma en la mano, no puede excusarse con ninguna ideología política ni con nada por el estilo. Y explicamos eso en medio de una entrevista, de una conversación, para que el libro sea más ameno”.

Como dice Sánchez Aranaz, “entre los dos, que venimos de biografías diferentes, estamos queriendo demostrar que gente que ha estado muy distante en un momento, en otro, mirando hacia el futuro, puede converger, siempre y cuando se den unas condiciones del perdón entendido no como un acto oficial, sino como una actitud personal. Las personas tenemos que tener una actitud de perdonar y de perdonar aunque no nos lo pidan, que es duro para la gente que ha sufrido. La reconciliazión es posible”.