Siete personas de corte ideológico muy diferenciado juegan en el patio de un colegio de Bilbao. No se conocen de nada, pero poco a poco irán abriéndose y hablarán de lo que nunca se habla: de su condición política dentro de un pueblo donde todavía pesan los prejuicios. Esta es la historia que narra El patio de mi casa/Harri orri ar, una obra dirigida y escrita por María Goiricelaya, y que subirá a las tablas del Teatro Arriaga los próximos días 26 y 27, el primer día en euskera, y el segundo, en su versión en castellano. "El tema político es todavía tabú en nuestra sociedad. Parece que no nos sentimos del todo libre para expresar nuestras condiciones políticas", asegura la directora de la obra quien confiesa que a raíz de una sobremesa familiar surgió la idea de llevar el tema político a escena. "Me di cuenta que no sabía a quiénes votaban mis padres o mi hermana. Me resultaba curioso porque en un proceso en el que nos encontramos ahora, de camino hacia la convivencia, en un momento en el que ETA ya no existe, ¿por qué hay muchas cosas de las que no hablamos? ¿Por qué tenemos miedo a hacerlo?", se preguntaba.

El patio de mi casa, una coproducción entre el Teatro Principal de Gasteiz, el Teatro Victoria Eugenia de Donostia, el Teatro Arriaga de Bilbao y Pez Limbo, y cuyo texto fue seleccionado en el marco de la iniciativa Nuevas Dramaturgias, habla de lo que nunca nos hemos atrevido a hablar y da respuesta a todas las cuestiones que se planteaba Goiricelaya mientras gestaba la propuesta.

Se trata de una obra donde se mezcla la realidad con la ficción y que toma como punto de partida el 5 de septiembre de 2010. Ese día, ETA anunció en un comunicado a la cadena británica BBC el alto al fuego. "Podría decirse que es un falso teatro documental porque aunque la obra está basada en hechos reales, la hemos ficcionado un poco", explica.

Iñake Irastorza, Nagore González, Josune Vélez de Mendizábal, Haizea Baiges, Martxelo Rubio, Jontxu Martínez y Egoitz Sánchez conforman el elenco de esta obra que, además de en castellano, tendrá también su versión en euskera gracias a la adaptación realizada por Patxo Telleria. Todos los protagonistas se citarán en un colegio de Bilbao para jugar a una serie de juegos infantiles. "Ellos no se conocen de nada y jugando saldrán sus sentimientos. Todos ellos han sufrido rechazo en algún momento por su condición política o han perdido a alguien por este motivo. Creo que todos somos capaces de empatizar con las personas y lo que queríamos también, para que el texto funcionase, era reflejar múltiples dolores y relatos porque hay muchos relatos vascos", resume Goiricelaya.

seis meses de documentación Para poder escribir el texto, Goiricelaya ha necesitado un periodo de seis meses para completarlo puesto que documentarse sobre el tema no ha sido tarea fácil. "Han sido seis meses de recopilación de datos, entrevistas... Hemos difuminado algunos testimonios, otros son muy reconocibles, pero la identidad de los protagonistas se mantiene en el anonimato", cuenta.

La directora confiesa que esta obra es un "proceso de sanación" y tiene asumido que no todo el mundo se pondrá en la piel de algunos de los protagonistas. "Está claro que es difícil empatizar ideológicamente con todos. Ahí está el juego, no es un espectáculo cómodo, pero es un puente hacia un proceso de convivencia intentando mirar a los ojos del otro", apostilla Goiricelaya.

El estreno en Gasteiz, que tuvo lugar el pasado miércoles y que se representó también ayer, fue todo un éxito. Lo misma espera de las dos funciones que tendrán lugar los próximos días 26 y 27, en euskera y castellano, respectivamente. "Gran parte del público nos ha recomendado que El patio cruce las fronteras del País Vasco porque es necesario que se represente en otros puntos. Hay muchos sentires de este pueblo que están parcializados y si se viese fuera, daría una visión más amplia y plural de cómo se viven muchas cosas y de cómo es la sociedad vasca", concluye la directora de El patio de mi casa.