bilbao. ¿Qué hace especial esta temporada?
Hay muchas cosas que la hacen especial, entre ellas, que coincide con el sesenta aniversario de la ABAO y con el bicentenario de Verdi. Es especial también porque, a pesar de los malos augurios, hemos apostado por seguir estando en la Champions en cuanto a calidad, pero también en cuanto a cantidad, ya que mantenemos los siete títulos de ópera con las cuatro funciones, el programa Opera Berri, las 21 funciones de ABAO Txiki, todo nuestro programa Tutto Verdi, el didáctico...
En situaciones adversas, ¿hay que apostar por lo seguro y programar una temporada conservadora?
Estamos convencidos de que en épocas de crisis es cuando hay que asumir riesgos y nosotros lo hemos hecho. Es cierto que hemos programado tres títulos de Verdi seguidos: Un Verdi, juvenil, Giovanna D'Arco, que es una rareza en el repertorio verdiano; Rigoletto, una ópera popular, con la que arrancó el proyecto Tutto Verdi, y un Verdi de madurez, La forza del destino.
'La Innombrable'...
Así es. A La Forza del destino todo el mundo le llama La Innombrable porque dicen que trae mala suerte. Tanto la composición como el estreno estuvieron plagados de desgracias y contratiempos. Pero estoy seguro de que a nosotros nos va a dar mucha suerte. Además, hemos programado otros dos títulos menos frecuentes como I puritani, de Bellini, y Adriana Lecouvreur, de Cilea, una ópera del siglo XX que contará con la interpretación de Ainhoa Arteta. Títulos muy difíciles de programar, porque si en toda ópera hay que contar con un elenco adecuado, en estas mucho más. Y completará la oferta operística Carmen, de Bizet, dirigida por Calixto Bieito. Yo no la llamaría, precisamente, una temporada conservadora.
En la presentación, se mostró muy preocupado por el recorte presupuestario. ¿La ABAO está al límite económico?
Estamos en una situación, como todos los sectores de la cultura, difícil y complicada, una situación que quizá la veíamos venir, pero ni en el peor escenario imaginado habíamos previsto tal descenso de subvenciones. De todos modos, somos optimistas porque siempre hemos tenido el apoyo de las instituciones cuando lo hemos necesitado. Lo primero es ser agradecidos y responsables. Tendremos diferencia de criterios, pero hay que dejar claro que nos han apoyado y nos siguen apoyando, todos reconocen que el despegue de la ABAO ha sido muy importante. Utilizando un símil futbolístico, hemos subido de categoría. Igual es muy pretencioso, pero diría que la ABAO está entre los cinco proyectos culturales más significativos que hay en nuestra comunidad. ¿Qué ocurre? Desde el punto de vista de la cultura, somos el patito feo, querido, pero el patito feo. Con un nivel de calidad contrastado, socialmente e institucionalmente reconocido, entendiendo la situación de crisis y los recortes, estamos convencidos de que no se corresponde con las subvenciones que recibimos. No estamos al mismo nivel que los otros proyectos culturales. Hay una cierta descompensación, que se tiene que corregir.
Habrá gente que se pregunte por qué hay que costear la ópera...
Es muy sencillo: representa un potente agente dinamizador de la economía vasca y motor cultural de su entorno. Según un estudio, la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE) genera en el PIB vasco un impacto de 12,4 millones de euros y contribuye al mantenimiento de 328 empleos. Y por poner un ejemplo, lo que recibimos de subvenciones es inferior a lo que nos factura a nosotros el Euskalduna por el alquiler del teatro y la orquesta. Otro dato: se obtiene una recaudación del IRPF aproximadamente de 150.000 euros por título. El incremento de la subida del IVA en las entradas ha supuesto 150.000 euros más. En definitiva, lo que se paga en subvenciones se recupera en impuestos. Por no hablar del impacto que supone la ABAO en imagen para Bilbao. Somos un referente internacional. Siempre se ha dicho que una ciudad es importante porque tiene ópera.
Para esta temporada la ABAO va a contar con un presupuesto de 9,1 millones, mientras que los ingresos serán un millón menos, lo que generará un déficit en torno a esa cifra.
Necesitamos un millón de euros para equilibrarlo. Pero, en cuanto a las subvenciones, quiero aclarar que nosotros no levantamos la mano y decimos que queremos más dinero. Primero, estamos haciendo un esfuerzo para ver si podemos solucionar el déficit, y luego, en la parte en la que no llegamos, una vez agotadas todas las vías, es cuando pediremos ese esfuerzo a las instituciones. Muchos pueden pensar que somos unos irresponsables por hacer una temporada con este déficit, pero estamos buscando fórmulas para reducir e incluso eliminarlo. Somos una entidad financieramente sólida, con fondos propios de 3,5 millones, y estamos abriendo un debate con las instituciones y la sociedad sobre cuál es el nivel que debe tener la ópera en Bilbao. Esperamos que comprendan que la época de los recortes drásticos se ha acabado y que hay que apostar por el crecimiento o, como mínimo, por el mantenimiento de todas las actividades. No avanzar es retroceder.
¿Han disminuido también el número de socios y los patrocinios?
Es cierto que han disminuido los socios y que ya no contamos con patrocinios de empresas muy relevantes, pero hemos conseguido nuevas vías de ingresos para compensarlo. Desde 2008 se han reducido los ingresos en tres millones, pero hemos mirado internamente y con esas dos limitaciones, que son no bajar la calidad ni la cantidad de títulos, hemos conseguido un recorte de dos millones en los gastos.
¿Se pueden apretar más el cinturón o ya están asfixiados?
Más del 85% de los gastos están dedicados a las actividades. Como tenemos gastos mínimos de estructura, creo que ya hemos llegado al límite. Si comparamos nuestros costes de ópera por butaca con otros teatros, parece que somos más eficientes.
¿Estamos hablando de un problema de supervivencia?
No, en absoluto. Pero sí estamos diciendo que la ABAO no se puede permitir seguir así tres o cuatro temporadas más. Estaríamos ya en una situación de colapso. Habrá quien diga que hay tiempo, que se puede resistir, pero no es así. Ya estamos tomando decisiones para la temporada 2014-2015 y para la 2015-2016, contratos que se firman y que hay que pagar.
¿Y qué proponen?
Un pacto institucional. Suele ser frecuente en el mundo de la cultura y en otros ámbitos que cuando hay un proyecto en el que participan distintas instituciones se realiza un pacto entre todos, analizan el presupuesto y deciden sus contribuciones. Así tendría que ser, un pacto entre el Gobierno central, Diputación y Gobierno vasco, porque aunque no participen en el capital, eso es algo totalmente secundario. Si queremos una temporada de Champions, y estamos convencidos de que somos eficientes y que tenemos buena calidad, hay que corregir esa situación en la que los ingresos propios representan el 82% del total, y las subvenciones, el 18%. En ningún teatro en el Estado bajan el nivel de subvenciones del orden del 30 al 40%. Desgraciadamente en un espectáculo como la ópera y con nuestra estructura de compromisos, no es viable que las subvenciones sean solo el 18%. Tendrían que representar el 25, 26 o 27%. En cada espectáculo, están involucradas como mínimo de 120 a 180 personas, el coste del alquiler del teatro es también muy elevado... Todos sabemos que la ópera no puede vivir sin alguna ayuda pública, porque es un espectáculo muy caro de montar.
¿Les han explicado ya cuál es el motivo por el que el Gobierno central ha recortado en un 71% su aportación a la ABAO?
Los argumentos que nos han dado no tienen peso. Dicen que hay que apoyar más a los proyectos en los que se participa. Yo no critico que se les haya dado a los demás teatros, pero critico lo que se nos ha dado a nosotros. Las comparaciones no siempre son odiosas, a veces son necesarias. Seguimos las líneas por las que apuesta el Ministerio. Si somos los más eficientes, etcétera, etcétera..., tiene que tener un efecto presupuestario. No entendemos porqué a algunos se les recorta el 30; a otros, el 50%, y a nosotros, el 71%.
A la hora de ajustar el presupuesto, no han renunciado a contar con grandes voces para la próxima temporada...
A excepción de con el Euskalduna, donde no hemos conseguido un descenso del alquiler, en todos los demás campos hemos ajustado presupuesto. Algunos de los cantantes, cuando vienen y ven la eficiencia con la que se trabaja, valoran mucho el proyecto de Bilbao y bajan su caché para cantar con la ABAO. No todos se atreven, hemos tenido bajas de directores porque, al tener menos días de ensayos al tener que pagar el alquiler del teatro por día, no se atreven, no se quieren arriesgar a preparar la obra en tan poco tiempo. Pero a nivel internacional, somos un referente. El público de Bilbao es exigente, entendido. Sabe que somos una entidad seria, que somos solventes desde el punto de vista financiero. Aquí cuando un cantante canta, se le paga, a diferencia de otros sitios que pagan seis meses después o no lo hacen. Ven un equipo entusiasta y lo valoran, además, tenemos un lujo de director artístico, Jon Paul Laka, que está al nivel de cualquier director de prestigio internacional. Y eso también se aprecia.