El éxito de la convocatoria para protestar en La Gran Vía, meta de la etapa bilbaina de La Vuelta, por la presencia de un equipo israelí en la ronda gala obligó a la organización a adelantar tres kilómetros el final del recorrido sobre el establecido. Por motivos de seguridad, La Vuelta optó por no hacer a los ciclistas pasar de nuevo por una arteria que tuvieron que recorrer minutos antes, antes de abordar la segunda subida a El Vivero.
Iban a ser dos veces las que el pelotón pasara por Gran Vía, pero para jolgorio de los presentes, que se tomaron la decisión de la organización como una pequeña victoria, finalmente fue tan solo una.

Y en ella, un pasillo largo, larguísimo, de banderas palestinas esperaron en Gran Vía al pelotón. La principal arteria de la villa fue designada como el punto más importante de la etapa que cruzaba Bizkaia y, por ello, también fue el escenario escogido para la protesta contra el genocidio que está cometiendo Israel que promovieron en la previa diferentes plataformas y asociaciones. Y es que consideran que la presencia de un equipo israelí en la ronda estatal es una forma de blanquear lo que está ocurriendo en la franja de Gaza. "Boicot Israel, Palestina askatu" fue la proclama que se desgarró de la garganta en cuanto los ciclistas hicieron acto de presencia y que no paró de repetirse hasta que el último coche de la organización se perdió en Moyúa.
Se esperaba una gran cantidad de personas, y por ello hubo un amplio despliegue policial; pero toda expectativa fue superada. Fue una protesta ruidosa, tanto que los decibelios alcanzaron cotas que impidieron escuchar al speaker cuya voz salía de los altavoces.