El momento de la graduación es el que esperan con ansia la gran mayoría de universitarios, porque para buena parte de ellos no sólo supone decir adiós a la Facultad habiendo superado los temidos exámenes (aunque en muchas ocasiones se celebra antes del fin de curso), sino también dar por terminados los estudios y comenzar una nueva etapa de la vida.

La celebración de Lorenzo

Es un día de celebración en el que se visten las mejores galas, se festeja con compañeros y familiares y se realiza el protocolario acto de entrega de diplomas, en el que suelen producirse anécdotas como la que ha protagonizado Lorenzo, un ingeniero que acudió a su graduación con una bombona de butano.

Ataviado como el resto de sus compañeros de promoción con toga y birrete de color negro, en el vídeo que se ha hecho popular en las redes sociales aparece ya de pie esperando a escuchar su nombre para subir al escenario a recibir el diploma. Y ya se le ve profundamente emocionado, llorando, con la bombona sujeta sobre su hombro izquierdo con una mano.

Como si fuera un trofeo

Cuando le llega el momento se dirige hacia el escenario, sube varios escalones, se da la vuelta, señala hacia el público y levanta la bombona con las dos manos por encima de la cabeza como si se tratara de un trofeo. Probablemente se dirigía a su padre, a quien quiso homenajear en su graduación, ya que era butanero, lo que hace imaginar que tuvo que sacrificarse mucho para que su hijo pudiera estudiar la carrera.

Humor e ironía

La grabación ha recibido muchísimos comentarios de personas que valoran el gesto del joven ingeniero, pero otras también tiran de humor e ironía: “Butanero... posiblemente también sea el padre de alguno de nosotros. Honor”, afirma un usuario de la red social X (antes conocida como Twitter). “Un detalle muy emotivo, aunque lo realmente triste de la historia será cuando comience a trabajar y el sueldo de su padre sea mayor que el suyo como ingeniero”, dice otro. “Me gradúan o nos vamos todos a vacaciones permanentes”, propone otro pensando en la bombona como una amenaza.

Otros plantean qué pasaría si los hijos de padres con otras profesiones llevaran también objetos típicos. “Esto se va un poquito de las manos, el que su padre trabaje en una funeraria qué lleva, ¿un ataúd?”; “Espero que el hijo del tabernero no haya ido con una litrona”; “Es un gesto hermoso, que espero no sea imitado por hijos de pescadores o de empleados en los servicios municipales de limpieza”; o “Mi padre era taxista, menos mal que no se me ocurrió echarme el coche a las espaldas”, son algunos de los comentarios.