AL igual que el agua mueve el molino de Basinagre de Turtzioz –que recogió el primer galardón otorgado anoche– el trabajo de personas y asociaciones como las diez premiadas en los XVI DEIA Laboral Kutxa Hemendik Sariak nutre Enkarterri para que la comarca siga rodando. A menudo, una labor silenciosa, de backstage, pero que en esta ocasión da un paso al frente en el bello escenario del Klaret Antzokia de Balmaseda. Antes iglesia de los Padres Claretianos, se construyó en estilo de inspiración neogótica íntegramente en hormigón armado, una total innovación para la época, ayer fue testigo de la resistencia y el arte de la comarca. No en vano, los galardonados cantaron, bailaron, recitaron y, sobre todo, se emocionaron y emocionaron al público.
Sus logros y sus luchas tienen su eco en las páginas de Hemendik, siempre pegadas a lo que acontece en los municipios, como destacó la directora de DEIA, Marta Martín: “Premiamos el amor a la cultura y las tradiciones, el kilómetro cero”. En calidad de anfitrión, el alcalde de la villa, Alfonso San Vicente, invitó a los espectadores a aplaudir “a los galardonados, que se disponen a vivir un momento único y a la organización de esta gala”, presentada por Yaiza Arrizabalaga.
Tres generaciones familiares han mantenido en funcionamiento el molino de Basinagre, en Turtzioz. Patrimonio del siglo XVIII y testigo de un modo de vida casi extinto. La Cofradía de San Roke ha reconvertido en Lanestosa supersticiones pretéritas en una entrañable jornada de fiesta, una excusa para unir a la villa... y lo que se tercie. No dudaron en invitar a pintxos al auditorio entero para el próximo año. Imanol Galíndez, en Alonsotegi, también tiene esa capacidad de aglutinar afecto. Lo demostró arrancándose a cantar Txoria txori con el patio de butacas haciendo los coros. La interpretación se cerró con una impresionante ovación y el saludo de Imanol con el garbo de un actor.
El de Alonsotegi cuenta entre sus pasiones el fútbol en el que despunta la joven de Galdames Goiatz Ferraz, cuya carrera despega en la portería de su adorado Athletic Club. Reconoció que su sueño sería “llegar al primer equipo sin descuidar los estudios”. Referente de la enseñanza rural, el Colegio Público Ángel Larena de Artzentales cuenta en sus aulas con 45 alumnos de Infantil y Primaria, “una pequeña gran familia, con la naturaleza muy cerca”.
En San Antolín no falta la txosna instalada por la AMPA. En Güeñes, la palabra fiesta equivale a danzas de Gazte Berri en Sodupe o Andra Mari en el núcleo urbano que comparte nombre con el municipio. En el Klaret Antzokia se marcaron unos pasos de baile. ¿Dudas, por ejemplo, sobre alguna lesión? Las responden en el programa Salud para tod@s, coordinado desde el ambulatorio de Gordexola por la enfermera Rosa Herrero, Salud Pública a través de Lander Santa María-Amurrio y las asociaciones. Ayer visibilizaron la salud mental.
En los locales de la parroquia de San Severino el proyecto Kumea de Cáritas acoge con afecto a la infancia de Balmaseda de entre 6 y 12 años en situación de vulnerabilidad. Salim, de 20 años, fue uno de los niños con los que arrancó el proyecto y hoy ejerce como voluntario porque “supuso un apoyo para mí y quiero contribuir”, aseguró ante las lágrimas de Loren Azkona, “una de las primeras personas a las que conocí aquí”.
Dentro de exactamente un mes, Antifaz se subirá otra vez al escenario del Klaret Antzokia. Calentaron motores con el monólogo que interpretó Jacin González, quien, en nombre de sus compañeros, dedicó el galardón a los impulsores del grupo de teatro de Zalla, los componentes fallecidos y en especial “a Tomás Treviño porque sin él no estaríamos aquí”. Este lo compartió “con los espectadores, ya que el teatro lo componemos todos y siempre permanecerá”.
Por último, el campeón de Europa de carreras de montaña E2SC, Joseba Iraola, descubrió que “llevo una pegatina de DEIA en la barqueta porque me ha brindado desde el principio un seguimiento espectacular”. El mismo espíritu de los Hemendik Sariak.