"¿Dónde está la cámara oculta?", se preguntaba ayer miércoles José Antonio Pardal, sobrino del inquilino legítimo del número 32 de la calle Funicular del barrio de La Escontrilla de Trapagaran después de constatar que los okupas que usurparon la titularidad del arriendo -que ostenta su octogenario tío, Jesús Sánchez- y se instalaran en el domicilio el pasado 29 de junio, se hayan marchado "de vacaciones" dejando a cargo de la finca a un imponente ejemplar de pastor belga. "Y nosotros no podemos acceder a la finca porque según nos dicen desde la policía municipal pueden haberse ido de vacaciones y volver en cualquier momento por lo que entrar por la brava podría volverse contra nosotros", apuntó José Antonio quien reseñó que "estamos a la espera de que nuestro abogado vuelva el lunes para ver qué camino tomar en esta situación que si no fuera por el trauma que está suponiendo esta situación para mi tío y para la familia, sería para tomárselo a cachondeo. Resulta que ellos pueden entrar a la brava en una propiedad que no es suya y yo no puedo hacer lo mismo para recuperar el derecho de mi tío", declaró el sobrino.

Según el relato de José Antonio, la pasada semana tuvieron noticia -a través de vecinos de la zona- de que los okupas estaban trasladando cosas del domicilio okupado en furgonetas y "que en la madrugada del lunes se marcharon de la casa que se mueve libremente por toda la casa en la que han dejado alguna luz encendida como indicando que hay alguien en la casa. Sin embargo, hemos constatado que no hay nadie pero resulta que no podemos entrar a cambiar las cerraduras y recuperar la casa", protestó el sobrino.

Cadenas

José Antonio adelantó a DEIA su intención de tomar cartas en el asunto y, a falta de contar con la asesoría legal para recuperar la vivienda, "voy a colocar unas cadenas con varios candados en la verja exterior de acceso a la vivienda para que si vuelven por lo menos que tengan que saltar la valla para entrar". Abatido por el escaso apoyo legal que está recibiendo la familia para poner fin a esta okupación, José Antonio reclamó al menos que "las instituciones pongan medios de vigilancia para evitar que vuelvan a entrar en la finca los actuales okupas u otros que sean conocedores de que los anteriores se han marchado de la casa".

En este sentido, fuentes municipales consultadas por este diario matizaron que de momento "hay denuncias por amenazas contra algún okupa cuando acudieron al lugar familiares y medios de comunicación pero no tenemos constancia de ninguna denuncia formal ante la policía municipal o ante la Ertzaintza sobre la okupación ilegal".

Respecto a la adopción de medidas preventivas para evitar la vuelta de los okupas al número 32 de La Escontrilla o la entrada de otras personas, fuentes municipales señalaron que "no contamos con medios suficientes para llevar una vigilancia continuada de la finca porque entre otras cosas se trata de una propiedad privada y porque además sin una denuncia previa se trata de un asunto entre particulares". Además, desde el Consistorio trapagarandarra recordaron que la familia emprendió una vía de negociación para poner fin a la okupación en la que se dejó al margen al Ayuntamiento".

"Nos dicen que no podemos entrar por la fuerza porque se puede volver contra nosotros "

Sobrino de Jesús Sánchez