Tuercebarras como socialmente se conoce a la escultura que Jesús Lizaso bautizó con el nombre de Hombre vence al hierro ha cambiado de ubicación para sumarse a las obras de Oteiza, Basterretxea y De la Herrán que en el Campo Volantín están conformando lo que ya se conoce como el Paseo de Esculturas de Artistas Vascos. Tuercebarras cumple el deseo de su autor de ver “su criatura frente a la ría, sinónimo de transformación y fuente de inspiración para su creación”, señaló Lizaso. Para el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, “saldamos una deuda con Lizaso y lo hacemos en un momento difícil en el que la figura del hombre de hierro simboliza, sacrificio y fuerza”.

Tuercebarras se encuentra junto a la ría, en las inmediaciones del puente Zubizuri. Creada en 2006, hasta ahora se encontraba en la explanada del Museo Itsasmuseum. Pero para su autor “no puede existir un emplazamiento mejor que este. Porque en este espacio me inspiré para su creación”, señaló.

La escultura representa un personaje masculino de gran envergadura en posición semisedente. Con los talones apoyados en el suelo, porta entre sus manos una barra de grandes dimensiones que pretende doblegar. Su cabeza mira hacia el cielo con una gestualidad muy acentuada. Parece que se abstrae por completo del mundo para centrarse en su interior y doblar con dificultad una barra.

La obra de grandes dimensiones alcanza los dos metros de altura y 700 kilogramos de peso y destaca por su marcada expresividad y el tratamiento de la anatomía humana. Es una escultura que se caracteriza por el tratamiento del volumen mediante el modelado de una gran masa que le otorga contundencia, enfatizada por el material que la conforma y sus dimensiones. Las formas anatómicas del personaje están exageradas para otorgarle mayor expresividad y dramatismo, en una clara inspiración en el impresionismo escultórico que representan artistas como Rodin. Precisamente por su gran tamaño no pasa inadvertida para los paseantes que ya mostraban curiosidad para conocer desde cerca a Tuercebarras.

Aburto agradeció a Lizaso su aportación a Bilbao, “es un homenaje a todos los escultores vascos que sois un referente internacional en el arte contemporáneo”.

En la actualidad, en este entorno se encuentran la escultura Variante Ovoide, de Jorge Oteiza; Mascarón de Proa, de Nestor Basterretxea, y Variante Ovoide,Mascarón de Proa,Marinos del Consulado de Bilbao,. Al igual que Abandoibarra es un paseo en el que confluyen esculturas de artistas extranjeros, el Campo Volantín será el museo al aire libre de nuestros escultores. Con la recién estrenada ubicación de esta escultura, tal y como señaló el alcalde, “se persigue que más personas, incluidos los turistas que pasean por esta zona, puedan admirar su belleza. Se trata de un entorno privilegiado que encaja perfectamente con las características de la pieza, que nos evoca aquel pasado industrial de la villa, a orillas de nuestra querida ría. Es un emplazamiento idóneo y con un toque cultural para su reubicación”.

La incorporación de esta obra contribuirá a la mejora estética del entorno y servirá, además, para acercar el arte a la ciudadanía, uno de los objetivos estratégicos del Ayuntamiento en el ámbito cultural. Además, tanto bilbainos como turistas podrán conocer de cerca la obra de artistas reconocidos internacionalmente como es el caso de Jesús Lizaso, uno de los principales referentes del arte vasco actual.

Lizaso (Barakaldo 1961) comenzó su formación artística cuando, en 1983, ingresa en el Taller de Cerámica y Escultura de Basauri, donde aprende las técnicas de la alfarería tradicional vasca. El artista ha expuesto sus creaciones en galerías e instituciones de ciudades como, además de Bilbao, Chicago, Madrid, Barcelona, Valencia, Tokio, Toledo, Estoril, Lisboa y Florencia, entre otros.

El Ayuntamiento de Bilbao dispone en la actualidad de aproximadamente 100 obras de arte de titularidad municipal ubicadas en distintos espacios públicos de la villa. Se trata fundamentalmente de esculturas y murales que datan desde finales del siglo XIX hasta el año 2011, en el que la institución municipal adquirió una escultura de Joaquín Lucarini y dos murales fotográficos de la artista Begoña Zubero, para ubicarlos en la calle Bernardino Alonso, junto al edificio San Agustín, que fue inaugurado ese mismo año.

“Me inspiré en la ría y la transformación de Bilbao para crear al hombre de hierro”

Escultor