“Si me vuelvo a mudar, me tendré que adaptar otra vez y cuesta”. Angel Valentine David tiene 12 años y no descarta verse haciendo de nuevo las maletas. No en vano el sino de su familia, originaria de Nigeria, ha sido emigrar. Su padre se trasladó a Italia y sus hermanos mayores probaron suerte en Francia, EE.UU., Brasil... “Yo vine aquí con mi madre. Fue muy valiente, quería una vida mejor para las dos”, dice esta adolescente, que nació en Marruecos y vive en Otxarkoaga junto a ella y su hermano de dos meses.
Del viaje que emprendieron Angel no puede dar detalles. Apenas tenía tres meses. “Mi madre de adolescente vivía en Nigeria, que en esos tiempos no era muy seguro, no solo por el peligro, sino también por el machismo. Por hacer esto o lo otro te podían matar y quiso escapar”, explica. Así que emprendió rumbo a Marruecos, donde nació Angel. “Creo que hizo el recorrido andando, luego se fue en un barquito a España y estuvo por Andalucía. Después no sé, porque no le gusta contarme mucho de eso”, dice. Para qué remover el dolor.
Cuando ambas llegaron a Bilbao y Angel empezó a ir a la escuela vivió el racismo en su propia piel. “Recibí comentarios de gente que pensaba que yo les iba a hacer algo malo, que me iba a enfadar si me hablaban, que les iba a robar... Después de conocerme se dieron cuenta de que no soy así, soy bastante calmada y no te voy a robar”, aclara con resignación. A día de hoy, aunque menos, todavía escucha a alguna persona decir que “los de Nigeria tienen armas, te van a violar o pegar con lo que encuentren”. Les diría que “antes de juzgar empiecen a conocer un poco para ver si lo que dicen coincide o no con la realidad”, apunta Angel, que confiesa que aún no está “adaptada al cien por cien”.