Cuando el pasado 27 de abril se inauguraba en la ferrería de El Pobal la exposición Señales del viento, señales del tiempo: Veletas en Bizkaia, la directora del Museo foral orillado al río Barbadun, Marta Zabala, ya avanzó que la instalación creada ex profeso por el escultor José Pablo Arriaga en la que se muestra una colección de 6 veletas de los siglos XVIII y XIX cedidas por Euskal Museoa de Bilbao, iba a contar con “varias actividades complementarias”. Actividades entorno a la instalación en las que, además del sorprendente catálogo del historiador del arte, Jesús Muñiz, dado a conocer ese día y que “supone un primer acercamiento histórico al mundo de las veletas en Bizkaia, un camino escasamente transitado hasta el momento“, en palabras de Zabala, y que permitirá a los visitantes de la ferrería conocer mejor el trabajo –casi siempre anónimo– desempeñado por generaciones de ferrones y herreros.
Para ello se han programado dos posibilidades. Una de largo recorrido como son las visitas monográficas a la exposición que se está desarrollando el primer y último domingo de cada mes hasta noviembre. Visitas que comienzan a las 11.00, son gratuitas y tienen una duración aproximada de media hora. Por otro lado el próximo día 22 de junio, los asistentes a la visita guiada sabatina a la ferrería –donde se pone en marcha el martillo pilón alimentado por la energía hidráulica del encartado río Barbadun– podrán contemplar en la fragua muskiztarra la destreza del maestro ferrón y herrero, Luis Padura.
“Luis Padura, a quien tanto debe la ferrería desde sus inicios como museo, se va a sumar también a esta novedosa iniciativa de puesta en valor compartiendo de nuevo su saber y experiencia para acometer la restauración científica y artesanal de veletas, restituyendo los elementos que en algunos casos se han perdido”, destacó la directora de El Pobal, Marta Zabala.
Arte en movimiento
“La veletas cumplen una función práctica al señalar la dirección de los vientos, pero su diseño denota también una clara vocación estética convirtiéndolas en reclamos decorativos en la cúspide de los edificios que engalanan. Poseen además un innegable valor simbólico, presente en el imaginario colectivo. En este sentido, las veletas son verdaderas señales de otro tiempo que nos abren una ventana al pasado a través de un iconografía única”, resaltó Zabala.
Un análisis que comparte el historiador del arte, Jesús Muñíz, autor del catálogo de la exposición. Leyendo las páginas de esta publicación se descubre, entre otras muchas curiosidades, que la esbelta figura femenina que corona la torre de la bilbaina iglesia de San Antón, además de una alegoría de la fe, es un giraldillo que hasta hace poco cumplía las funciones de veleta. O que hasta tres ejemplares de similares características, malogrados por sucesivos incendios, remataron la torre campanario de la basílica de la Inmaculada en Elorrio, directamente inspirada en la famosa Giralda de Sevilla.
Este estudio repasa la historia de las veletas en Bizkaia, planteando distintas hipótesis acerca de sus orígenes, todavía hoy inciertos. “Sin duda la función primigenia de una veleta, la indicación del viento, debió resultar de utilidad para nuestros antepasados que inicialmente se dedicarían a actividades del sector primario y debieron estar muy pendientes de los cambios del tiempo para evitar tormentas de pedrisco, lluvias torrenciales o sequías”.
“Sin embargo el carácter de la orografía y el clima nunca hizo de Bizkaia una gran potencia agrícola por lo que sospechamos que tal vez los primeros que se interesaron fueran los hombres del mar, arrantzales o comerciantes, más interesados en conocer los vientos dominantes”, plantea Jesús Muñiz. La evolución incorporaría el arte con piezas tan llamativas como la veleta barroca del Palacio Casajara, forjada en 1650, o el imponente y monumental ejemplar modernista del Palacio Tola, también de Elorrio, en el que campean dos lobos andantes, símbolo de la familia Ayala que adquirió y reformó el inmueble a comienzos del siglo XX.
El catálogo se detiene en la instalación realizada por el escultor Jose Pablo Arriaga en El Pobal, poniéndola en contexto dentro de su propia trayectoria. Finalmente, la publicación describe cada una de las veletas del Euskal Museoa de Bilbao, verdaderas inspiradoras de la creación de Arriaga, una interpretación intimista que, respetando la esencia de las veletas y el espacio en el que ahora se muestran, ha conseguido aunarlos de una forma tan sugerente como sutil.
Veletas
Demostración. El próximo 22 de junio, los asistentes a la visita guiada sabatina a la ferrería podrán contemplar en la fragua muskiztarra la destreza del maestro ferrón y herrero Luis Padura para realizar una veleta.
Visitas monográficas. Tras la inauguración de la instalación ‘Señales del viento, señales del tiempo’ la ferrería ofrece la posibilidad de visitas monográficas a la exposición el primer y último domingo de cada mes hasta noviembre. Visitas que comienzan a las 11.00 horas, son gratuitas y tienen una duración aproximada de media hora.