MUCHAS veces el destino es caprichoso e impredecible. Hace poco más de dos meses, Ana Morgado seguía en su peluquería ubicada en la calle San Juan de Barakaldo, al pie del cañón, a pesar de que, tal y como ella reconoce, “cada vez se me hacía más duro físicamente”. A sus 65 años y tras 45 dedicándose en cuerpo y alma a la profesión que le apasiona, veía que el momento de colgar las tijeras se acercaba. Por su parte, Estela Vicente regentaba un negocio de salud capilar en la calle Portu, pero la madrugada del 16 de julio todo cambió para ella, puesto que en el trágico incendio que se cobró la vida de un joven, perdió su negocio. De la noche a la mañana vio cómo su proyecto había quedado hecho cenizas. “Han sido dos meses muy duros”, apunta Estela.
Ana y Estela son amigas y uno de los primeros mensajes de apoyo que recibió Estela en aquellos durísimos momentos fue el de Ana. “Estoy aquí para lo que necesites”, le envió. Estela lo que necesitaba para volver a poner en marcha su negocio era un local y Ana se lo brindó. “Si quieres, este será tu local”, le dijo Ana y, ahí comenzó, realmente, la resurrección del negocio de Estela y la jubilación de Ana. “Creo que nos hicimos un bien mutuo. Ella necesitaba un local y yo necesitaba jubilarme porque físicamente ya no podía más. Para mí es un motivo de orgullo que este local en el que he estado durante tantos años siga abierto después de mi jubilación”, desarrolla Ana. Así, ambas están afrontando una nueva etapa en su vida y, juntas, están dando de alguna manera los primeros pasos en ese nuevo periodo vital. En la primera semana de agosto entró Estela por primera vez al local para moldearlo a su gusto y en todo el proceso de contratación de gremios y demás gestiones ha contado con la ayuda de Ana. “Hemos tenido un agosto muy movido porque, siendo un mes con menos actividad en muchas empresas, queríamos conseguir preparar el local por completo”, desvela Estela, quien el pasado día 4 levantó la persiana de la nueva lonja de su negocio por vez primera.
“Tras el incendio, pensé en tirar la toalla. Ana ha sido muy importante para mí en este trance”
“Ha sido algo muy emocionante. Tras el incendio, pensé en tirar la toalla y ahora estoy muy ilusionada. Para mí Ana ha sido más que si fuese mi familia en este trance”, desvela esta mujer que, además, se ha encontrado con el cariño de varias clientas que le han esperado, que le han sido fieles y ya han vuelto a visitar su local. “Tenía el temor de que mis clientas no me esperasen, pero he recibido llamadas de clientes diciéndome que me esperaban y, de hecho, tengo la agenda completa estos días”, resume Estela.
A Ana, este proceso también le ha servido para ir metabolizando, poco a poco, la decisión de tener que dejar el oficio al que ha dedicado 45 años de su vida. “Ahora mismo vivo la jubilación, por un lado con pena por todo lo que dejo atrás y, por el otro, con alegría de que Estela me haya tomado el testigo en este local”, explica Ana. Ahora, su plan de vida ha cambiado y está planificando algún viaje, escapadas... “Voy a intentar hacer muchas cosas no por vivir la vida intensamente, sino por tratar de acordarme lo menos posible de las muchas cosas que dejo atrás”, reconoce Ana.
“Nos hicimos un favor mutuo, ella necesitaba una lonja y yo necesitaba jubilarme”
Lo que más le duele de todo lo que deja con su jubilación es “la relación con mis clientas. Seguiremos viéndonos por la calle, nos saludaremos y charlaremos, pero no será ya lo mismo. Una de las cosas que tiene nuestro trabajo es que no somos como otros comercios, aquí la relación con nuestras clientas es muy estrecha”, desarrolla Ana, quien, de momento, seguirá ejerciendo de presidenta de la asociación de empresa urbana ACE Barakaldo hasta que se conforme una nueva junta directiva.
Desde que se conociese que Ana Morgado se jubilaba, se han sucedido las muestras de cariño y reconocimiento que ha ido recibiendo por sus compañeras más fieles, sus clientas. “Estas semanas he recibido muchísimo cariño de la gente. Al final, lo que queda de todos estos años es la relación que he ido estableciendo con mucha gente y que tengan un buen recuerdo de ti es maravilloso”, reflexiona Ana, quien sabe que en el establecimiento de Estela siempre tendrá su casa.