El alto de Trabakua, uno de los puntos negros de la red viaria de Bizkaia, estrenará mañana el único radar de tramo de Euskadi. El medidor limitará la velocidad a 60 kilómetros por hora en un tramo de algo más de tres kilómetros de largo de la carretera foral BI-633.

A diferencia de los radares fijos, este sistema sanciona a los vehículos que superan la velocidad permitida no en un punto específico sino a lo largo de un tramo de varios kilómetros. De esta forma, no miden directamente la velocidad de paso, sino el tiempo de paso que emplean los vehículos entre dos puntos concretos.

Una vez finalizado el periodo de pruebas, mañana empezará a funcionar, y por lo tanto a multar, el radar de tramo que ha implantado la dirección de Tráfico del Gobierno vasco.

Este medidor funciona de forma diferente a los radares tradicionales, que están ubicados en un lugar fijo. Instalado entre los puntos kilométricos 36,1 y 39,8, en el término municipal de Mallabia, cuenta con dos radares infrarrojos sincronizados en cada sentido de circulación, un par en sentido Durangaldea y otro en la calzada que se dirige a la costa.

Ambos están sincronizados por fibra óptica y a través de satélite para que sus relojes marquen la misma hora, imprescindible para medir el tiempo que tardar cada vehículo en cubrir la distancia que los separa.

El primero registra el momento en el que el vehículo pasa por él y al final del tramo, el segundo sensor vuelve a detectarlo. Si para cubrir ese espacio necesita menos tiempo del que invertiría circulando a 60 kilómetros por hora, el límite permitid en esta carretera, detecta que ha superado esa velocidad y por lo tanto lo multa. A diferencia también de las cajas con cámaras tradicionales de otras vías, se ha instalado un poste en el que se ha colocado las cámaras, para leer las matrículas de los vehículos, y el registro.

MÁS EFECTIVOS

Este tipo de radares calculan la velocidad media de todo el trazado y no la puntual que puede alcanzar en un momento dado. Según los expertos, son más efectivos que los radares fijos a la hora de calmar el tráfico, ya que evitan la picaresca de reducir la velocidad al pasar por el radar y volver a acelerar por encima del límite una vez sobrepasado.

El alto de Trabakua es el principal enlace entre Durangaldea y Ermua, y los municipios de Ondarroa, Lekeitio y Markina. Con una media de 7.700 vehículos cada día -el 14,4 % de ellos, además, son vehículos pesados-, atesora un largo historial de accidentes mortales y colisiones de carácter grave. Desde 2015 se han producido cuatro choques mortales en esta carretera, además de numerosos incidentes de gravedad.

EXCESO DE VELOCIDAD

Tras las obras para mejorar la calzada que ejecutó la Diputación en 2016, y que permitieron reducir la siniestralidad un 41%, apenas quedaba margen de mejora para disminuir el incestante goteo de accidentes. Según afirmó el diputado foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales en 2020, durante una comparecencia en las Juntas Generales, un 13% de los usuarios no respeta la velocidad en ese tramo y de media se sanciona al 9% de los conductores que pasan por el alto.

El de Trabakua no será el primer radar de este tipo que se ha instalado en Euskadi, aunque sí el único que estará operativo hoy en día. De hecho, hace una década se puso en funcionamiento uno entre Ordizia e Irura, en concreto en la carretera N-1.

Actualmente, la dirección de Tráfico del Gobierno vasco mantiene operativos un total de 84 radares de velocidad en toda Euskadi. De ellas, 36 están colocados en Bizkaia, otros 31 en Gipuzkoa y los últimos 17, en Araba.

En el Estado existen casi un centenar de radares de tramo, que comenzaron a instalarse en 2010.