Es una de las secuelas de la pandemia. Y los afectados se cuentan por miles; por decenas de miles cuando el buen tiempo asoma. Los síntomas son visibles; se identifican a simple vista: una mochila o una maleta. El tamaño depende de la edad del portador -al igual que el color y los estampados- y del tiempo de exposición al aire y al sol. Porque el tratamiento es claro: salir de casa, tomar el aire, descansar y recobrar fuerzas, compartir momentos con la familia y los amigos, aprovechar el tiempo en definitiva. Eso sí, los especialistas no se ponen de acuerdo en la tasa de incidencia y en su contagiosidad. Pero es elevada.

Solo en la Estación Intermodal unas 21.000 personas en el día de hoy. Para mañana Jueves Santo la curva cae un poquito, hasta las 16.000, según las estimaciones de las compañías de autobuses que operan en la treintena de dársenas. El viernes pasado, día 8, fue otro de esos días gordos para este hub del transporte por carretera de Bilbao desde el que enlazan preferentemente con Madrid, Alicante, Santander y Gijón: unas 22.000 personas, añadían las fuentes consultadas por este periódico. Muchas. Casi tantas como las que estas jornadas de atrás están llegando también al botxo y a otros puntos de Bizkaia, a tenor de las cifras de ocupación de la hotelería urbana: el 90% hasta el domingo.

Falla la semana de Pascua. De momento las reservas apenas si cubren la mitad de las habitaciones ofertadas, aunque este comportamiento es ya tendencia en el sector. "Seguimos sin conseguir alargar las estancias más allá del domingo", corroboraba Álvaro Díaz-Munío, al frente de la asociación Destino Bilbao. En cualquier caso, las calles del botxo lucen hoy espléndidas y sus puntos neurálgicos (explanada del Guggenheim, casco viejo y plaza Nueva, Abandoibarra, San Mamés,€) rebosaban de un ambiente vacacional prepandémico, con mascarilla en interiores todavía, pero sin la necesidad de presentar el pase covid para acceder a establecimientos hosteleros, museos,€

Muchos de estos turistas city breakers. Esa es otra de las razones por las que transitar por la Intermodal se convierte en una suerte de scape room, esquivando maletas rodantes y personas adorando una pantalla. Más tranquila estaba la plataforma de Renfe desde la que salen los convoyes a Madrid y Barcelona, los servicios más demandados por los vizcainos durante este primer envite vacacional. Pocos billetes quedaban hoy a la venta para la media docena de próximas expediciones a estos puntos de la península.

Además, Cercanías ha reforzado para este Viernes Santo la línea a Balmaseda con tres trenes especiales en doble composición y en el incremento de la oferta al duplicar las plazas de todas las circulaciones desde Bilbao. "En total serán 6.930 las plazas ofertadas en toda la jornada, que equivalen a unos 4.600 vehículos privados", han detallado fuentes de la compañía. El primer tren saldrá a las 07.07 y el último, de regreso a la capital, a las 22.36 horas.

Y más allá de los andenes ferroviarios y autobuseros, el aeropuerto de Bilbao resurgía hoy con un total de 123 operaciones; los mismos que hay programados para mañana, Jueves Santo. El viernes habrá un par más, aunque el día grande para La Paloma será el Lunes de Pascua, cuando se prevén 148 vuelos. En total, entre hoy y el lunes la hoja de ruta marca 741 operaciones en las pistas, con el consiguiente trasiego de personas por las instalaciones, como ha quedado patente hoy mismo.

Los destinos de sol insulares han sido los favoritos, aunque sin perder de vista otros puntos de la geografía europea que tienen enlace directo con Bilbao: Roma, Praga, Estrasburgo, París, Lisboa, Estambul€

Y si el lunes de Pascua es tradicionalmente el de mayor tráfico en el aeropuerto de Bilbao, la estación de autobuses no le va a la zaga. Eso sí, la experiencia manda en estos casos y el regreso a la capital se hará de un modo escalonado, como ocurre desde hace años en la A-8. Las estimaciones que manejan las compañías validan la cifra de unas 16.000 o 17.000 personas entre el domingo y el lunes.