BILBAO - Su concepto de la solidaridad es tan ranco como su convencimiento en las propuestas que contempla el pacto social que se ha aprobado estos días sin el apoyo de la oposición. Por eso, le apena que un tema de esta naturaleza nazca sin unanimidad. En su opinión lo correcto es gestionar para todos y no para la mayoría y entonces no se necesita multiplicar servicios.
Usted es uno de los artífices del pacto social que se ha aprobado esta semana. Defínalo.
-Es una apuesta porque la ciudad siga caminando en la vía de la cohesión. Se habla, no tanto de que la RGI y todas la medidas tengan que ir encaminadas a paliar situaciones de pobreza sino que tiene que significar que la población se solidariza con los que lo están pasando mal. Sé que hay gente que lo está pasando peor que yo y me ofrezco a solidarizarme y a tratar de ayudarles. Suele decir siempre el alcalde que la solidaridad tiene consecuencias. No vale decir soy muy solidario, ¿estás dando de lo que te falta o de lo que te sobra? ¿te está suponiendo algo en la vida? Y este pacto para el Ayuntamiento va a suponer un esfuerzo importante.
¿Cree que es un fracaso que un pacto para ayudar a los más necesitados no consiga un apoyo unánime?
-Ciertamente estoy un poco apenado porque un pacto de esta naturaleza no tenga un apoyo unánime. Pero por otro lado creo que tampoco hay que forzar a nadie, y se han incorporado las aportaciones de los grupos, así que espero contar a lo largo de todo el mandato y del siguiente con todos los grupos políticos para sacar adelante las iniciativas que se plantean.
La oposición ha argumentado que está vacío de contenido o con propuestas que ya estaban. ¿Qué opina?
-A nada que se lea el texto es difícil sostener que es un pacto vacío de contenido porque está cargado de propuestas. 37 iniciativas que impulsan proyectos para mejorar la vida de las personas mayores, de la infancia, la juventud, para luchar contra la violencia machista y acoger a las personas que llegan de otros países. Otra cosa es que no se dice exactamente cuánto cuestan porque está pendiente de su análisis, de saber cuántas personas lo necesitan y qué presupuesto requiere.
Es verdad que el papel lo aguanta todo, pero cómo, cuándo y quién va a hacer un seguimiento del cumplimiento de estas medidas.
-Este pacto es un reto para nosotros de cosas que hay que hacer. Efectivamente no hay fecha pero sí se van a hacer. El último punto habla de ese seguimiento. Ya nos vamos a preocupar de que se lleve a cabo. Va a costar, desde luego pero estamos obligados y encantados de hacerlo.
No se ha dicho la cifra, pero sí hay un compromiso de que el presupuesto aumente. ¿Cuál es la progresión del Área en los últimos años?
-Depende mucho de lo que se entiende por servicio social. Si lo entendemos en estado puro puede suponer el 8,7 o 9% del presupuesto general del Ayuntamiento y ha ido creciendo año tras año. Pero ¿quién se atreve a decir que un servicio de transporte no es un servicio social? O cuando hablamos de Bilbao Ciudad Amigable, incluso actuaciones que se hacen en los barrios altos para mejorar el bienestar social, la atención a la violencia contra las mujeres. Son servicios sociales aunque no estén dentro de este Área de manera organizativa. Nos gustaría llegar al 10% del presupuesto.
Vayamos a las medidas concretas. La primera es incrementar los profesionales de los servicios sociales de base. Dicen los grupos que los ratios están por debajo de lo establecido y que es una medida obligada.
-Cumplimos el plan estratégico del gobierno otra cosa es que cualquiera que se acerque a las oficinas pueda pensar que sería necesario acortar plazos o incrementar personal, porque hay sitios donde hay más saturación. No hay duda de que el perfil del solicitante de servicios sociales ha cambiado y por otra parte hay exigencias que vienen de otras administraciones, por ejemplo, la valoración de una dependencia siempre se inicia en los servicios sociales de base. Esto implica una mayor carga de trabajo.
Bildu ha denunciado que Bilbao no cumple el ratio de 1 profesional por cada 5.000 habitantes. ¿En qué ratio estamos?
-No podemos hablar del mismo ratio en Bilbao, la Margen Izquierda o el Txorierri. Son datos orientativos. Lo que sí marca el Gobierno vasco es que el ratio se calcula sin contar la población menor de 18 años y según este dato estaríamos bien. Lógicamente no es correcto quitarlo porque hay servicios socio educativos. Pero, el Ayuntamiento cuenta con 775 trabajadores en los servicios sociales de base. Cumplimos, pero no nos sentimos satisfechos y ese es el mensaje que siempre trasladamos.
Otro de los puntos plantea medidas para asesorar a las personas con dificultades en la realización de trámites. ¿No se hace ya?
-Es una de las cuestiones que nos ha separado de Goazen Bilbao. Ellos querían una oficina especial para personas con problemas para entender trámites. Pero, pensamos que lo que hay que hacer es que la oficina general esté capacitada para dar respuesta a cualquier persona que se acerque, desde sistemas de lectura fácil, citas cuando conviene... La solución no está en crear organismos especializados sino aptos para todos. Antes se legislaba para la mayoría, pero lo que nos dice el observatorio es que hay que legislar para todos y hay veces que no se piensa en todas las personas, sino solo en la mayoría. Pensar en todos es lo correcto. Y, eso no se soluciona multiplicando las estructuras.
¿Cómo se puede conseguir desde el Ayuntamiento que las personas mayores permanezcan más tiempo en su domicilio?
-Sobre todo nos referimos al servicio de ayuda a domicilio. Que el Ayuntamiento no opte por otras respuestas alternativas. Queremos un servicio a domicilio y queremos pagarlo bien. Esto va a evitar que las personas mayores abandonen su hábitat natural y vayan a la residencia.
Volvemos a un aumento de personal también en este sector.
-Nosotros hemos licitado este servicio el pasado año y nos atenemos a lo que manda el decreto de Cartera del Gobierno vasco.
Otra medida que plantea el pacto es impulsar el apoyo al cuidador. ¿Cómo?
-Tenemos un programa que se llama Zaintzea que está ubicado en las torres de Etxezuri y que da respuesta al servicio de apoyo a las personas cuidadoras. Creemos que está bien cubierto, pero si fuera necesario incrementarlo lo haríamos para que las personas puedan seguir en su domicilio. Para ello hacen falta dos cosas: infraestructura y prestaciones en el domicilio.
Para aquellas personas que solicitan una residencia se comprometen a atender al 100% y para ello aumentar el número de plazas. ¿Cuál es la lista de espera?
-No tenemos lista de espera. Contamos con viviendas unitarias que solo tienen capacidad para unas 14 plazas y son para personas en riesgo de dependencia en grado 1. Cualquier persona tiene derecho a una plaza y por tanto queremos llegar a todas.
Para eso hace falta infraestructura. ¿Hay edificios previstos?
-Bilbao tiene muchas viviendas residenciales, además, en el centro de la ciudad. Nosotros desde el Ayuntamiento utilizamos el cheque servicio. Damos dinero a la familia para que la persona vaya a la residencia, porque normalmente nosotros no tenemos servicios propios. No obstante hemos hecho una experiencia, que queremos evaluar, en Zorrotza, donde hay unas viviendas unitarias de Viviendas Municipales y hemos hecho un convenio con una entidad para que la gestione.
A través del programa Mirada Activa han detectado situaciones de soledad de muchas personas, dicen que quieren desarrollar otras iniciativas, ¿cuáles?
-Por ejemplo estamos utilizando ya el padrón municipal para ver qué personas viven solas en el domicilio. Ver si podemos darles más servicios y detectar mejor la soledad. Es un programa bueno y vamos a ver si lo ampliamos.
En temas relacionados con los menores y las familias van a revisar el procedimiento de intervención, ¿no les satisface?
-No se trata de que esté fallando. Cuando se habla de protocolos los revisamos para mejorarlos. Por eso, aunque estamos cerca de Diputación vamos a trabajar para estar más cerca y más coordinados.
Entiendo que los problemas con menores han sido fundamentales para que decidan impulsar la intervención socioeducativa.
-Los problemas no se pueden solucionar solo en el centro escolar. Necesitan una intervención desde otros estamentos .
Incluso contemplan una experiencia piloto en torno a la escolarización de la comunidad gitana desde edades tempranas. ¿Cómo se está trabajando este tema?
-Ya hay una experiencia con Amuge y Fundación Peñascal donde tratamos de que personas adultas de la comunidad gitana vayan sacándose el graduado escolar. Además, tenemos mucho empeño en que la población gitana no abandone la escolaridad cuando acaban primaria. Incluso en la Universidad de Deusto hay una fiesta donde Kale dor kayiko reconoce a la gente que ha estudiado y que pretende que no abandone los estudios. Aquí por ejemplo, Goazen hablaba de incidir en las edades tempranas para que no empiecen la escolarización con seis añitos sino antes, con 3 años. El programa de absentismo escolar Pisekalo trata de incluir a estos niños.
En el campo de los menores, propone crear nuevas plazas de alojamiento para situaciones de emergencia social en el caso de familias. ¿Dónde y cuándo se van a habilitarlas?
-Hasta ahora la oferta para familias con niños solo podía ser en el albergue de Elejabarri. Se ha puesto en marcha una experiencia en Claret Enea que es lo más parecido a una vivienda tutelada, donde pueden ir familias y niños. Esto nos preocupaba mucho. Ahora queremos que las de Claret no sean las únicas que existan.
Uno de los puntos que ha condicionado el respaldo del PP es el control de las ayudas sociales. Es un tema muy sensible ¿es adecuado el control que se realiza?
-El PP quería un negociado que controlara las ayudas sociales y que ya se hizo y se dijo que parecía feo. Lo que sí es correcto es que hay que controlarlo. Simplemente no estamos de acuerdo con el modo y al final poner un negociado como pedían no es más que una forma de control por lo que no nos parece un motivo para no respaldar el pacto.
¿Ven la necesidad de ampliar los profesionales que intervienen en las calles porque hay más sin techo?
-Queremos hacerlo con más calidad. Hay que contar que hay profesionales que trabajan en el convenio con psiquiatría o en los albergues. Pero, sí, influye que hay más personas en la calle.
¿Cuándo van a hacer el estudio sobre la situación actual de personas sin hogar en Bilbao?
-Se acordó en el pleno de febrero. Ahí se produjo un debate en torno a si el aumento de personas en la calle era coyuntural y por eso decidimos hacerlo. Contamos con la UPV y es un estudio que ya está haciendo la facultad de Sociología. Es gente que nos merece confianza. Lo tendremos antes de verano.
También han previsto actualizar el padrón social. ¿Están surgiendo problemas?
-Todo el mundo tiene derecho a estar empadronado donde vive, lo que ocurre es que si vives en un banco de la calle es difícil darte una notificación. Así el Instituto Nacional de Estadística contempla que desde Acción Social se pueda hacer convenios sin ánimo de lucro que puedan prestar su dirección a personas sin techo. Es muy importante pero pedimos un cierto arraigo en Bilbao. No queremos que una persona que está de paso tenga acceso al padrón.
La violencia machista y las medidas a tomar son también un apartado en el pacto social. Se va a formar a nuevos agentes por barrios.
-En principio hablamos de machismo porque violencia de género excluye ciertas situaciones. Queremos trabajar a través de formar nuevos agentes sociales, trabajar con asociaciones...
¿De qué manera se va a mejorar la acogida de las personas refugiadas?
-Ahora hay tres fases en la acogida de refugiados. Una primera cuando llegan a un piso, una media emancipación y una emancipación total. Hasta que llega la condición de refugiado no pueden entrar en la segunda fase. Ahora hay un refugio creado por CEAR y queremos mejorar estas situaciones.
Poner en marcha todas estas medidas exige mucho más que intención e impulso.
-Va a costar, desde luego, pero como he dicho estamos obligados y encantados de hacerlo.