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Del calendario de los Bomberos a la idea de hacer una pasarela peatonal con el arco de San Mamés: 19 años de txirenadas bilbainas

El Galardón a la Mejor Txirenada del Año, concedido por la Orden Botxera de Farolín y Zarambolas, celebra la creatividad, el humor y la imaginación que caracterizan a Bilbao desde 2006

Del calendario de los Bomberos a la idea de hacer una pasarela peatonal con el arco de San Mamés: 19 años de txirenadas bilbainasAthletic Club.

Desde hace casi dos décadas, Bilbao presume de un premio que no reconoce récords ni grandes presupuestos, sino ingenio, desparpajo y ganas de pasarlo bien. El Galardón a la Mejor Txirenada del Año, que concede desde 2006 la Orden Botxera de Farolín y Zarambolas, es un homenaje a esas ideas “pelín alocadas”, a veces gamberras y siempre brillantes, que condensan el espíritu bilbaino: emprender con humor, celebrar la vida y hacerlo, además, con una sonrisa cómplice.

El viaje comenzó en 2006, cuando los Bomberos de Bilbao "incendiaron" la ciudad con la primera edición de su ya mítico calendario solidario, convertido en un auténtico fenómeno de masas. Un año después, en 2007, el entonces alcalde Iñaki Azkuna fue distinguido por atreverse a imaginar San Mamés con un arco reconvertido en pasarela peatonal: una idea audaz que todavía hoy se recuerda, aunque nunca llegara a materializarse.

Creatividad sin fronteras

En 2008, la emoción cruzó continentes gracias a la ONG COOPERA y a un grupo de niños congoleños que, desde su aldea, cantaron en perfecto euskera el himno del Athletic, tocando la fibra de toda la Villa. En 2009, el premio viajó hasta Valencia para abrazar a la afición rojiblanca que se desplazó en masa a la final de Copa, simbolizada en aquellos sufridos hinchas que hicieron el trayecto nada menos que en un isocarro rojiblanco.

El año 2010 trajo uno de los reconocimientos más orgullosamente bilbainos: la Orden Botxera premió a la organización del Lee Kuan Yew World City Prize por tener la ocurrencia, y la delicadeza, de confirmar lo que aquí siempre se ha sabido: que Bilbao es la mejor ciudad del mundo mundial. Y en 2011, el ingenio cruzó el Atlántico de la mano del cocinero Eder Montero, que triunfó en Nueva York con una hamburguesa de Idiazabal y llegó incluso a cortar una calle de Manhattan para celebrar el “Txikifest”, fiesta solidaria del txakoli vasco.

Solidaridad y locura controlada

La solidaridad y la imaginación se dieron la mano en 2012 con el maratón solidario sobre el Puente Colgante de Portugalete, y en 2013 con la inolvidable carrera de patos en la Ría, promovida para visibilizar enfermedades neurodegenerativas poco comunes. En 2014, el vértigo se convirtió en arte cuando el dantzari Alberto Dueñas se jugó el tipo bailando un “agurra” desde el trampolín del Puente de La Salve.

Arte, música y humor bilbaino

El cine y la calle se fundieron en 2015 con el espectáculo “Zonbi Eguna” de Pedro Olea, mientras que en 2016 el orgullo musical bilbaino celebró el Grammy Latino de El Consorcio. En 2017, la creatividad alcanzó cotas insospechadas con la iniciativa de embotellar y vender agua de la lluvia de Bilbao, y en 2018, la familia Alegría convirtió el cierre de su comercio en un inolvidable funeral navideño al estilo Nueva Orleans.

Deporte, ingenio y resistencia

El fútbol volvió a marcar época en 2019, cuando se reconoció el histórico partido del Athletic femenino en San Mamés, con 48.121 athleticzales en las gradas. En 2020, en plena pandemia, el humor resistió gracias al “Diario ilustrado del confinamiento de un athleticzale” de Tomás Ondarra. Y en 2021, la hostelería vizcaina respondió con ingenio a las restricciones regalando toneladas de pastitas, una acción tan dulce como eficaz que acabó cambiando la normativa.

Motor, nostalgia y pasión rojiblanca

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El rugido de los motores clásicos llenó Bilbao en 2022 con el Concurso Internacional de Elegancia del Automóvil, que reunió a más de 400 vehículos y a decenas de miles de personas en calles y plazas. En 2023, la nostalgia se subió a bordo del entrañable Azulito, conmemorando los 60 años del icónico taxi colectivo bilbaino con encuentros, libros y una emotiva ofrenda a la Amatxu de Begoña. Y en 2024, el galardón regresó al corazón rojiblanco para premiar a la afición del Athletic Club, por su participación gozosa, espontánea y creativa tanto en la popular “Boda de Sevilla”, coincidiendo con la Final de Copa, como en la histórica Subida de la Gabarra por la Ría, celebrando una victoria largamente esperada.

Un repaso que confirma que, año tras año, Bilbao no pierde su capacidad para sorprender, reírse de sí misma y convertir cualquier idea en una auténtica txirenada. Y lo mejor de todo es que la próxima todavía está por descubrir.