A diferencia de la actitud combativa adoptada por Bilboko Konpartsak para integrar el sistema de TicketBai en su actividad en las txosnas, los productores que durante Santo Tomás ocupan ese mismo espacio en El Arenal muestran una postura que se inclina más hacia la resignación. “Es un rollo, ¿pero qué le vamos a hacer? Es obligatorio”, afirma Urtza Sarrionaindia, productora de Usarbeti baserria de Igorre, donde agotarán la fecha límite para sumarse a Batuz. Y es que dentro del calendario escalonado de la Hacienda vizcaina se prevé que la implantación definitiva llegue el 1 de enero de 2026. Pero ya hay muchos baserritarras que, al “transformar el producto”, estaban obligados desde este año. “En las ferias ralentiza la venta”, evidencia Bidane Baskaran, en su puesto de leche y derivados de Baskaran, donde ya se ofrece la oportunidad de pagar con datáfono. 

La aceptación generalizada no impide que los trabajadores del primer sector lo vean como un obstáculo más en una actividad que ya es de por sí una carrera de obstáculos. “Lo que nos parece a los pequeños productores es que hay que mirar más a los grandes y menos a los pequeños”, afirma Izaskun Urbaneta, de Txaramela de Muskiz, donde llevan más de un año funcionando con TicketBai, ya que su explotación ofrece productos como pasta de sémola integral de trigo. “Al final se limita a que hay mayor control y es todo mucho más engorroso. Y supone una inversión previa y formación para poder hacer las facturas”, explica la productora, que critica la fiscalización extrema de su trabajo, cuando ejercen de forma “transparente”. Y aunque este año han contado con una subvención para pagar el datáfono, el año que viene desaparecerá.

SECTOR ENVEJECIDO

La productora de Txaramela menciona otro aspecto clave a tener en cuenta. “El sector está muy envejecido y cada vez es todo más telemático. Tienes que pasar un montón de tiempo haciendo las facturas, las hojas de inscripción para venir a las ferias... Y yo no soy nada hábil con las nuevas tecnologías, pero a la gente mayor le cuesta mucho más”, expone sobre una realidad que no es la única en subrayar. “Conocemos a mucha gente mayor que ha dicho: ‘Se acabó’. Gente que tenía 70 años que estaban a punto de jubilarse y esta ha sido la puntilla”, revela Javi Peña, de Elordeñe Baserria de Barrika, donde producen hortalizas. “Nosotros hemos decidido pasar todo por el aro. ¿Resignación? Pues sí, es lo que toca”, reconoce este baserritarra, quien indica que habitualmente no son un colectivo que se una para reivindicar.

Una productora muestra un datáfono. Jose Mari Martínez

Con la fecha que le obliga a implantar el sistema a la vuelta de la esquina, Peña ha acudido por primera vez a Santo Tomás con datáfono. “Tiene el QR, pero aún no está sincronizado con la Diputación”, aclara antes de exponer que ya ha comenzado a trastear con Batuz. “En una de las primeras facturas que intenté hacer a través de la web de la Diputación te metían el régimen especial agrario, pero no te incluían el IVA que tenemos nosotros, que es del 12%. Es algo que tienen que corregir”, puntualiza Peña, quien considera que el siguiente paso será que se elimine el dinero en efectivo. “Es lo que querrán en un futuro. Y luego, cuando haya un apagón... ¿dónde está el dinero?”, prevé.

EL PORQUÉ Y PARA QUÉ

A Bidane Baskaran, productora de quesos que ha ganado varios concursos, más que la puesta en marcha, le chirría el porqué y para qué. “El objetivo es el control, pero a nosotros se nos hace un control exhaustivo por todas partes y creo que habría que priorizar otros controles”, asevera la joven de Markina-Xemein, quien indica que han contado con ayuda de una asesoría. “Estas medidas oprimen a los pequeños comercios y a las pequeñas empresas y cooperativas. Hay un montón de tiendas que han cerrado por esto, aunque sea a través de jubilaciones anticipadas”, evidencia esta productora que se suma a la crítica de que el empleo de las nuevas tecnologías se hace cuesta arriba a partir de cierta edad.

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“Siempre dicen que la burocracia se debe facilitar, pero lo cierto es que dependemos de un montón de Departamentos de la Diputación que se solapan: un departamento te pide una cosa y otros, otra”, expone un compañero en el puesto donde venden quesos a destajo. Con todo, apunta “que si tienes que empezar a marcar, al final se hacen menos ventas”.