En el muelle de Marzana de Bilbao, la rutina ha podido más que la normativa. Pese a que este martes, 12 de noviembre, vencía el plazo fijado por la Dirección de Costas del País Vasco para retirar las terrazas hosteleras de la Ribera, este miércoles por la tarde los locales del entorno han vuelto a montar su mobiliario como cada día. Mesas, sillas y parasoles han vuelto a ocupar la zona junto a la ría, ignorando la orden estatal que exige despejar ese espacio de uso público.
La resolución de Costas, emitida el pasado 30 de octubre, obliga al Ayuntamiento de Bilbao a revocar las autorizaciones de terraza en el muelle de Marzana, al considerar que los establecimientos ocupan la zona de servidumbre de tránsito definida por la Ley de Costas. Esa franja, de seis metros desde el muro de contención, debe permanecer libre para garantizar el paso de peatones y no puede destinarse a actividades comerciales.
Acatar la orden
El Consistorio bilbaino anunció que acatará la orden y la hará cumplir, pero, de momento, en la calle nada ha cambiado. A las 15.30 horas de este miércoles, los camareros de los bares del muelle colocaban el mobiliario con normalidad. “No sabemos nada, no nos han dicho que no podamos ponerlas”, aseguraban algunos empleados mientras montaban las terrazas.
Los hosteleros, que han impulsado una campaña de recogida de firmas para mantener las terrazas, defienden que su actividad ha contribuido a dinamizar la zona y piden una solución negociada. Por su parte, las asociaciones vecinales del Casco Viejo y Bilbao La Vieja reclaman desde hace meses un mayor control sobre la ocupación del espacio público, denunciando problemas de ruido y saturación en el entorno.
El Ayuntamiento estudia los pasos administrativos para ejecutar la resolución, mientras el conflicto sigue a pie de ría. Por ahora, la imagen en Marzana es la misma de siempre: terrazas llenas, vasos al sol y una orden que, de momento, se queda sobre el papel.
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