Bilbao se reinventa: nacen nuevas zonas comerciales en la ciudad

Bilbao vive un nuevo ciclo comercial. A medio camino entre la consolidación de zonas premium y el auge de micronegocios, la ciudad se posiciona como uno de los polos más atractivos para la inversión en retail del norte del Estado. Así lo refleja el Informe de Retail 2024 elaborado por ARETAIL y Gesvalt, que destaca una alta ocupación en arterias como la Gran Vía o Ercilla, junto al creciente interés por nuevas áreas como Marqués del Puerto e Iparraguirre.

Las cifras hablan por sí solas: con una población que supera los 348.000 habitantes y una oferta cultural y turística en constante expansión, Bilbao recibió el año pasado más de 1,2 millones de visitantes, de los cuales más de 500.000 fueron extranjeros.

Este dinamismo no solo ha activado el mercado inmobiliario, sino que ha impulsado la actividad comercial, especialmente en zonas como el Casco Viejo o el entorno del Guggenheim, donde hoy en día es difícil encontrar locales vacíos.

En este contexto, la Gran Vía sigue siendo el epicentro del comercio mass market y premium, con rentas que varían según la superficie del local: desde 200 €/m² en espacios de menos de 100 m² hasta 55 €/m² para grandes locales de más de 1.000 m². “Los precios impiden que pequeños comercios accedan a estas ubicaciones”, advierte Rafael Gardeazabal, presidente de Bilbao Dendak, que alerta de una creciente homogeneización comercial. “Franquicias globales ocupan espacios clave, y eso puede derivar en pérdida de identidad local. Hay que apostar por negocios especializados, locales, de calidad y de autor".

Nuevas calles en alza

Mientras el centro tradicional se mantiene firme, algunas calles y barrios comienzan a cobrar protagonismo. Es el caso de la calle Iparraguirre, que tras diversas intervenciones urbanísticas, muestra un notable impulso comercial. Lo mismo ocurre en Rodríguez Arias o en el entorno de La Casilla, donde se prevé una remodelación urbana en 2027. Marqués del Puerto también empieza a despuntar por su creciente atractivo para comerciantes.

“El diseño urbano influye directamente en la actividad comercial”, señalan desde el sector. Y esta se manifiesta en nuevos formatos: pequeños comercios de proximidad, barberías, tiendas de uñas, locales de gastronomía italiana o espacios híbridos que combinan talleres y ventas, cada vez más presentes en el panorama urbano.

El Casco Viejo sigue siendo un polo estratégico. Su mezcla de turismo, patrimonio y una potente oferta gastronómica local lo convierte en un espacio comercial diferenciado. Además, se consolida una tendencia hacia la sostenibilidad: productos de kilómetro cero, fruterías ecológicas y moda ética.

“La economía circular ya no es una moda, es una exigencia del consumidor”, destacan desde Bilbao Dendak. Desde esta misma plataforma se lanza una advertencia: “No podemos permitir que la imagen de Bilbao acabe siendo una copia de cualquier otra ciudad del mundo”. Las oportunidades para el comercio local existen, pero requieren apoyo estructural: alquileres asumibles, locales más pequeños, formación, financiación y, sobre todo, consumidores conscientes.

En programas municipales, de más de 200 emprendedores, 64 pertenecen al sector comercial. "Emprender no es solo abrir una tienda. Hace falta un plan de negocio, financiación, asesoramiento. El comercio puede dar una vida muy digna si se hace bien. Aunque cierren diez negocios, si tres funcionan y se consolidan, generan ciudad y tejido comercial.", afirma Gardeazabal, quien hace un llamamiento en atraer a jóvenes con iniciativa y talento a la ciudad.

Sobre el consumidor, también es necesaria una reflexión. "Se ha extendido la cultura del descuento perpetuo. Las grandes cadenas han educado al cliente a esperar siempre rebajas. Pero un comercio pequeño no puede competir así. Es necesario educar sobre las consecuencias de consumir barato: explotación laboral, contaminación y pérdida de identidad comercial", destaca.

Repensar la ciudad

Las reformas urbanas han sido clave en la revitalización de calles como Rodríguez Arias e Iparraguirre. En el futuro, serán fundamentales para generar nuevos espacios donde el pequeño comercio pueda florecer. “Hay que repensar urbanísticamente la ciudad para favorecer locales más pequeños y dar oportunidades reales a diseñadores y artesanos locales que hoy no encuentran espacio en el centro”, subrayan desde el sector. Los barrios altos, como Santutxu o Zurbaranbarri, mantienen un fuerte sentido de comunidad, lo que representa una ventaja para negocios que buscan conectar con públicos concretos.

La evolución de la isla de Zorrotzaurre sigue siendo una incógnita. Todo apunta a que será más un núcleo de inversión, universidad y servicios que un área comercial tradicional. Por otro lado, el soterramiento de la estación de tren de Abando podría tener un fuerte impacto comercial. “Ahí se va a invertir mucho y puede convertirse en un gran núcleo de actividad comercial, residencial y de servicios”, indica Gardeazabal.

Bilbao vive, así, un momento de ebullición comercial. Entre calles que se reinventan, barrios que resurgen y negocios que luchan por diferenciarse, el verdadero reto estará en no perder el alma. Como señalan desde Bilbao Dendak, "el equilibrio entre lo global y lo local será clave para preservar una identidad comercial única que siga dando vida a la ciudad".