Los comerciantes de los aledaños de la plaza del Ensanche sabían que las obras del parking que está acometiendo el Ayuntamiento de Bilbao para remodelar toda la zona supondrían un inconveniente en su día a día. Pero no es lo mismo saberlo que vivirlo. Las consecuencias de las afecciones al tráfico, el ruido y la suciedad han conllevado una reducción de entre un 30 y un 50% del volumen de su negocio. “Cuando todo acabe quedará una plaza estupenda, el flujo de gente aumentará por el parking y también por los nuevos juzgados. Pero para eso hay que mantenerse. El que se mantenga será capitán general, pero mientras tanto, ¿de dónde saco yo?”, se lamenta Vanesa González, propietaria de la tienda Bubble by Vane, ubicada en uno de los laterales de la plaza del Ensanche.
Fuentes de la contrata Parking Ensanche Berria, responsable de los trabajos, afirman que las obras avanzan a buen ritmo aunque reconocen que esta es la fase más engorrosa. El pasado mes de enero dio comienzo la excavación mediante la que están extrayendo 25.000 metros cúbicos de sobrantes para ganar dos plantas subterráneas más al parking, que cuando vuelva a abrirse, en otoño de 2026, sumará cinco plantas. En esta fase, que prevén que se alargue hasta agosto –mes en el que no pararán los trabajos–, también se están llevando a cabo los muros perimetrales y su anclaje. “Es el momento con más afección. Cuando se empiecen a levantar la estructura y los forjados el ruido apenas se percibirá”, apuntan las mismas fuentes, las cuales añaden que los camiones, que extraen alrededor de 11 metros cúbicos de escombros, hacen entre 30 y 35 viajes al día.
Este ajetreo diario también acarrea suciedad en la zona. “Cuando abres la puerta entra un montón de polvo, así que tenemos que estar limpiando las plantas constantemente”, apunta Noelia Ramos, dependienta de la Floristería Gandarias, donde prefieren tener la puerta del comercio cerrada a pesar de la confusión que ello genera en los clientes, que piensan que no están abiertos. “Salimos todos los días con dolor de cabeza por el ruido. Y por teléfono es imposible hablar”, añade esta comerciante, quien reconoce que, además, el hecho de que la calle esté cerrada afecta notablemente a las ventas. “Ha habido un bajón evidente. Acaba de ser el Día de la Madre y lo hemos notado mucho”, exponen desde la floristería en la que venden flores y plantas.
Vanesa González ha sufrido tanto esa reducción de negocio que incluso ha cambiado de local. “Llevaba desde 2009 junto a la farmacia –afirma en relación al establecimiento ubicado a unos metros de distancia–, pero los ingresos han disminuido a la mitad y me he tenido que cambiar de local porque en este la renta es más baja”, revela la comerciante, quien reconoce que el propietario del anterior espacio estaba dispuesto a reducirle el precio del alquiler. “Pero luego me iba a subir un montón. Y tengo que mirar no solo por los dos años en los que durará la obra, sino más a largo plazo”, expone la propietaria de la tienda de golosinas, a la que pronto colocarán un andamio delante. “Si lo piensas en frío es mejor que se haga todo a la vez, pero inevitablemente conlleva que la gente pase menos”, acusa la comerciante, resignada.
En ese sentido, González reclama que, al menos, se mantenga limpia la calle. “Solo pido que vengan a barrer una vez a la semana, porque además los fines de semana hay gente que orina en cualquier parte”, revela la responsable de Bubble by Vane, quien expone que desde que se instaló un andamio en uno de los cantones de la calle las barredoras municipales han dejado de circular por ese lateral. “Desde julio del año pasado no ha venido nadie del Ayuntamiento a hablar con nosotros. Estamos dejados de la mano de Dios. Y a la hora de cobrar impuestos, como esto es el Ensanche, se cobra lo que se cobra”, manifiesta la comerciante. En ese sentido, Begoña Rouret, de la zapatería Rouret, expone que el único avance que han conseguido es que se pongan letreros con los nombres de los comercios y se decoren las vallas, en ningún caso una contrapartida económica: “Porque si nos compensan a nosotros tendrían que compensar a todo Bilbao, todos sufren alguna obra en algún momento”.