La huelga indefinida de Bilbobus podría tener las horas contadas. Los trabajadores del servicio y la empresa adjudicataria, Biobide, alcanzaron ayer martes un principio de preacuerdo por mayoría sindical. La plantilla deberá ratificar las condiciones acordadas en una asamblea que tendrá lugar hoy, en horario de mañana y de tarde. Ninguna de las partes dio detalles sobre la letra pequeña del convenio. No obstante, fuentes conocedoras del transcurrir de la mesa de negociación detallaron que se recogen subidas salariales que no estarían vinculadas al IPC, una de las condiciones que es indispensable para ELA y LAB. De hecho, ambas centrales sindical se desmarcaron nuevamente del preacuerdo -tampoco apoyaron el anterior-, alegando que “no garantiza el poder adquisitivo”. 

Fuentes de la empresa confirmaron que después de varias ofertas y contraofertas, “finalmente”, han aceptado la última propuesta realizada por la parte social. Hasta ahora los trabajadores establecían como línea roja el mantenimiento del poder adquisitivo de 2022 a 2026 en relación al IPC. Y, de hecho, a mediados de mayo rechazaron, después de que ELA mostrara su disconformidad con las condiciones y en una votación muy ajustada -287 votos (un 53,5%) frente a 249 votos (un 46,4%)- un preacuerdo que establecía un incremento salarial en 2025, 2026 y 2027 referenciado a la subida que tengan esos años los empleados de la administración vasca. Esta negativa provocó que la presidencia del comité pasara de manos de UGT a ELA.

Tras el rechazo a dicho preacuerdo, desde Biobide replicaron que “cualquier acuerdo entre las partes pasa por ligar los incrementos conforme se determine o puede venir determinado en el nuevo pliego de condiciones del contrato”. Es decir, que las subidas salariales podrían estar vinculadas al aumento salarial de los funcionarios. En su anterior propuesta, con una vigencia de hasta el 31 de diciembre de 2028, la empresa reconocía las limitaciones para llegar a un consenso en materia de retribuciones. Sin embargo, mostraba su conformidad a llegar a acuerdos en lo referente a las fiestas no recuperables o a las pagas extraordinarias en situación de incapacidad temporal.

Paralelamente, el Ayuntamiento de Bilbao inició hace un par de meses los trámites para rescindir el contrato que ata a Biobide a cumplir con la licitación que se concedió en 2019, con un montante de 500 millones de euros, para los siguientes diez años. Tras barajar diferentes salidas posibles, desde el Área de Movilidad y Sostenibilidad se optó por la “resolución por incumplimiento contractual no culpable”. Después de invalidar el contrato -lo que no ocurrirá antes de agosto-, se redactarán las nuevas cláusulas que no recogerán ninguna especificación en materia de retribuciones. No obstante, está previsto que el montante que se otorgue cada año a la ganadora de la licitación, que irá aumentando de forma gradual, recoja implícitamente las subidas salariales que tendrán los funcionarios.

Huelga indefinida

Aunque se desconocen los detalles de las condiciones que votará hoy la plantilla de Bilbobus, formada por alrededor de 650 trabajadores, a través de un comunicado, ELA consideró ayer martes que el acuerdo “hurta el derecho a la negociación colectiva de la plantilla y no aborda la solución a la contratación precaria”. Según criticó el sindicato, la dirección de Biobide supeditado “los incrementos de los salarios futuros a las decisiones de una función pública”, lo que supondría, en palabras de la central, “romper el histórico incremento salarial vinculado al IPC que desde la antigua concesionaria TCSA se viene aplicando”. En otro comunicado, desde LAB afirmaron que los contenidos “prácticamente no difieren del anterior preacuerdo llevado a votación y que los trabajadores rechazaron rotundamente”, por lo que apuesta por “seguir luchando”.

El resultado de la votación determinará si concluye la huelga indefinida iniciada el pasado 9 de abril que está afectando, sobre todo, a los vecinos de los barrios altos de Bilbao. Hace escasos días, precisamente, el Gobierno vasco incrementó en un 20% los servicios mínimos de Bilbobus para los barrios de la villa sin transporte alternativo, al considerar que la duración indeterminada de la convocatoria del paro “provoca desigualdad en el vecindario” de esas zonas. Un días después de la adopción de la decisión, Biobide denunciaba que solo estaban operativos, a las 8.40 horas, el 37% de los mínimos, es decir 24 de los 64 autobuses. De no alcanzar un preacuerdo, la huelga se alargaría durante el verano -así lo votaron los conductores durante una asamblea- y, además, en Aste Nagusia se ampliaría a los fines de semana.

El conflicto laboral de Bilbobus llegará este jueves al pleno municipal del Ayuntamiento de la mano de EH Bildu, que plantea la adopción de un acuerdo relativo a la gestión municipal del servicio. Mientras tanto, el comité de empresa de Bilbobus había previsto sumarse a la concentración que llevarán a cabo las asociaciones de vecinos de Bilbao fuera de la casa consistorial, una convocatoria que habrá que ver si se mantiene en caso de que la mayoría sindical acepte las condiciones del preacuerdo.

En cualquier caso, no es la primera vez que el conflicto salta al hemiciclo bilbaino. El pasado mes de abril Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad, explicó que cuando se firmó el nuevo contrato con Biobide (Alsa-Transitia), en 2019, “nadie podía prever una guerra, una pandemia y que el IPC subiera de manera increíble”. Según detalló, los problemas comenzaron como consecuencia de que Biobide no pudiera asumir las nuevas subidas de IPC de 5,7% en 2022 y un 3,1% en 2023, después de que en 2021 ya efectuara un incremento del 8,5%. Este hecho, precisamente, es el que ha propiciado que quieran cubrirse las espaldas al no volver a ligar el incremento salarial de los trabajadores a la referencialidad al IPC. 

En dicho pleno, Abete sostuvo que el nuevo contrato “podrá dar respuesta a las exigencias salariales de los trabajadores”. Por su parte, Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, instó a los trabajadores a plantearse si la huelga es justa y consideró que las condiciones de trabajo sí “son justas y dignas”. Además, estimó la propuesta de la concesionaria, como “muy concreta y nada desdeñable”. Desde entonces, Aburto se ha manifestado en varias ocasiones en relación al conflicto para emplazar a las partes al diálogo y recordar que “los trabajadores han tenido subidas por encima del IPC todos los años”. De hecho, desde la empresa adjudicataria aseveran que el salario anual bruto de un conductor recién incorporado alcanza los 45.616 euros, mientras que el de un chófer con 14 años de antigüedad en el puesto llega a los 50.574 euros.

Cronología

9 de abril. Los trabajadores de Bilbobus inician una huelga indefinida después de dos años en los que la empresa no ha podido asumir los incrementos salariales ligados al IPC. 

25 de abril. Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad, anuncia en el pleno del Ayuntamiento que se rescinde el contrato con Biobide por “resolución por incumplimiento contractual no culpable”.

14 de abril. Los trabajadores y la empresa alcanzan un primer preacuerdo.

16 de mayo. La asamblea de trabajadores vota en contra del preacuerdo con el rechazo del 53,5% y retoma la huelga.

30 de mayo. La plantilla vota a favor de mantener la huelga durante todo el verano.

6 de junio. Los trabajadores y la empresa vuelven a reunirse sin conseguir acercar posturas.

19 de junio. El Gobierno vasco acepta el incremento de los servicios mínimos de Bilbobus.

25 de junio. El comité de empresa y Biobide alcanzan un segundo preacuerdo.