El Ayuntamiento de Bilbao celebrará un pleno extraordinario monográfico en mayo para debatir sobre la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) entendiendo “que se trata de un proyecto trascendental con entidad propia”. Así lo ha explicado Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad, quien concreta que será un pleno en que se hablará “única y exclusivamente de bajas emisiones al considerar que es un proyecto muy importante para la ciudad”. En ese sentido, incide en que el hemiciclo municipal, que probablemente se desarrollará la primera quincena del próximo mes, permitirá “una mayor y mejor participación de los grupos municipales”.

Después de un periodo de alegaciones que comenzó a tramitarse en octubre del año pasado, la medida se debatirá en un pleno monográfico igual que se ha realizado con otras regulaciones de gran calado para la ciudad, como el Plan General de Ordenación Urbana. Esta previsto que la ordenanza, que modificará la movilidad en el centro de la villa con el objetivo de mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, entre en vigor a lo largo de este año. Sin embargo, el cierre del centro bilbaino a los vehículos más contaminantes (aquellos que llevan las etiquetas A y B) será progresivo. De esa forma, para el 1 de enero de 2030 se prevé que los coches no autorizados queden fuera de la zona acotada.

La aplicación de la Ordenanza de la Zona de Bajas Emisiones pretende que este mismo año se prohíba el acceso, la circulación y el estacionamiento de los vehículos más contaminantes a Abando e Indautxu de 7.00 a 20.00 horas. Se trata de un área, delimitado por la ría, Hurtado Amezaga, Autonomía y Sabino Arana, que contará con lectores de matrícula para evitar que los vehículos no autorizados accedan. En total, habrá 25 puntos de control. La normativa contempla algunas moratorias por determinadas casuísticas: como los vecinos están empadronados en esa área con anterioridad a la entrada en vigor de la ordenanza o los vehículos que tengan tarjeta de persona con movilidad reducida, por ejemplo.

La ordenanza recoge hasta una veintena de casuísticas a las que se irá restringiendo el acceso. De la misma forma que con las exenciones, en algunos casos no será necesario pedir el permiso; en otros habrá que solicitarlo; y, en otros, habrá que hacerlo cada vez que se vaya a acceder. Asimismo, una de las medidas que se recogen para la época transitoria es la posibilidad de que los residentes o comerciantes de Abando e Indautxu puedan invitar a vehículos contaminantes a entrar en la zona de bajas emisiones, tal y como ya se hace en la zona peatonal del Casco Viejo. Sin embargo, es una medida que solo se permitirá hasta el 31 de diciembre de 2024 en el caso de los que tengan la etiqueta ambiental A y hasta el 31 de diciembre de 2026 para los que tengan el distintivo B.

Hasta la fecha, los partidos de la oposición han mostrado sus reticencias con la regulación por el posible “efecto frontera” que su puesta en marcha podría originar en los barrios colindantes al aumentar el tráfico. La propia concejala Nora Abete es consciente de la labor pedagógica que tienen por delante. Sin embargo, en una reciente entrevista con este periódico, defendía la importancia de la medida: “Con el volumen de coches que circulan por la ciudad llegaríamos con estas restricciones hasta 2030 a los objetivos de calidad del aire que nos hemos marcado”.