BILBAO - Nadie dijo que los dos próximos años fueran a ser fáciles para los vecinos de Garellano que van a tener que convivir esos 24 meses con una estación provisional de autobuses, pero no están dispuestos a soportar más de lo absolutamente imprescindible. El Ayuntamiento de Bilbao es consciente de la situación y de hecho “pondrá alfombra roja a todas las sugerencias y peticiones que se realicen con sentido común y que permitan reducir el impacto de las molestias”. Así lo expresó ayer el concejal de Planificación Urbana y Sostenibilidad, Ricardo Barkala.
El que avisa no es traidor. Así que, pese a que los conductores están obligados a apagar los motores, muchos no lo hacen. Por ello, el Ayuntamiento ha colocado carteles recordándoles que cuando el autobús está estacionado en la dársena no pueden tener los motores encendidos. De hacerlo, se enfrentan a una multa.
La advertencia del Área se hace eco de las quejas de los vecinos. Los días de calor sufridos la última semana de junio, los vecinos se vieron expuestos a más molestias de lo que es habitual. El exceso de ruido y la humos de los motores no les dejaban dormir en unos días en los que apetecía tener la ventana abierta. Barkala comprendió la situación y señaló que “aunque es probable que los conductores mantuvieran el motor en marcha para que el aire acondicionado refrescará el autobús, los vecinos están en su total derecho de tener abiertas las ventanas sin que ello les suponga una molestia añadida a lo que está previsto estos meses”.
Ruidos y gases La portavoz de EH Bildu, Aitziber Ibaibarriaga, recordó que la distancia del autobús a la ventana “es mínima” y recriminó que “tengan encendidos los motores, porque su obligación legal es tener el autobús parado si encuentra estacionado”.
Ibaibarriaga solicitó que se haga una medición de ruido y contaminación “para conocer con certeza cuál es el grado de decibelios y gases que soportan los vecinos”. El concejal señaló que “si es necesario se puede hacer, pero no hay medidas que podamos adoptar estos dos años”.
La concejala de Bildu mostró su preocupación porque se cumplan los plazos dados para la puesta en funcionamiento de la estación definitiva. “En todo momento se ha dicho que serán 18 meses pero los vecinos han denunciado que se está tardando más de lo previsto en iniciar los trabajos de derribo”.
La portavoz de Udalberri, Carmen Muñoz, dijo que “no soy habitual de la estación de autobuses pero una vez que he ido a comprar un billete casi chocan dos vehículos y uno de ellos tuvo que dar un bocinazo que le oyeron hasta en Sabino Araba”.
Por su parte, Luis Eguíluz, portavoz del PP, se solidarizo con los vecinos, “esperemos que las molestias que van sufrir estos años por la estación no se sumen a la construcción del nuevo polideportivo de San Mamés y que solo tengan que disfrutar del equipamiento”. - Olga Sáez