¿Qué nota le pone a la temporada que acaba de terminar?
—Un nueve y medio. Hemos celebrado nuestro 25º aniversario con ese gran premio que ha sido el título de la FIBA Europe Cup. Ha sido una temporada muy épica, con partidos apasionantes. A todo el mundo le gusta ganar y haber levantado esta copa nos ha dado un posicionamiento y unas ganas de seguir trabajando tremendas. La valoración para mí es excelente a pesar de que en la liga hayamos quedado en ese puesto 16, pero también hay que decir que a mitad de curso estábamos ya bastante tranquilos para poder trabajar más la parte de Europa. Los jugadores han disfrutado, ha sido un equipo que ha rotado, que ha dado oportunidades a todos los jugadores en partidos de menor exigencia, pero cuando ha habido que demostrar ahí han estado todos. Es nuestro gran valor como equipo.
A lo largo del curso ha habido dos grandes hitos, el título continental y lograr dejar por fin la deuda a cero. ¿Los pone a la misma altura?
—Es lo que hablamos muchas veces, el corazón y la cabeza. Ganar nos posiciona y nos anima a seguir trabajando en el sentido de que somos un equipo reconocible y reconocido en Bizkaia. Nuestra intención sigue siendo ser referente en el baloncesto de nuestra tierra y el trabajo de pico y pala que hemos hecho estos años nos ha dado ese hito de poder pagar la deuda, cerrar un ciclo y comenzar otro, lógicamente con la misma prudencia pero con mucha más ilusión.
Vamos primero con lo deportivo. Ganar un título europeo para el Surne Bilbao Basket es…
—No puedo decir tacos (risas). Es un posicionamiento a la hora de captar nuevos jugadores, es un posicionamiento del baloncesto en Bizkaia y es un posicionamiento del baloncesto de Bilbao a nivel europeo como ciudad.
¿Cómo vivió como presidenta la vorágine durante las semanas de la final y posteriores en las que el club estuvo en el centro del foco mediático, social e incluso institucional?
—Me gustaría volver a vivirlas porque fueron tan rápidas que no soy muy consciente de todo lo que sucedió. Todo el mundo se volcó, tanto a nivel de club como a nivel social. La sensación fue totalmente abrumadora al ver que todo el mundo estaba al corriente de lo que estábamos haciendo y se volcaba, tanto la gente que va a Miribilla como a nivel de calle. Es lo más emocionante que te puede pasar cuando estás trabajando por posicionar el baloncesto.
En todo ese viaje hubo dos noches especiales: la remontada contra el Dijon y el título en Salónica.
—El partido contra el Dijon en Miribilla fue épico, ese término que solemos utilizar porque muchas veces somos capaces de lo mejor y lo peor. Ahí se vio la madurez del equipo a pesar de tener muchos jugadores jóvenes y, sobre todo, la fe para lograr esa remontada final. Pocas veces se ha visto algo así en una cancha de baloncesto. Y lo de Salónica fue la jornada completa. Por el día estuvimos haciendo turismo y era una ciudad tranquila y mediterránea, pero fue llegar al pabellón y ver una transformación absoluta. El ambiente... Hay gente que lo vivió por televisión y le pareció un ambientazo, en plan qué gozada. Pero en el pabellón era muy hostil, radicalmente opuesto al ambiente familiar de nuestro Bilbao Arena. Solemos pedir que en Miribilla haya más animación, pero eso fue pasar del blanco al negro. Ser capaces de abstraerse durante todo el partido de ese entorno tan estridente fue clave, sobre todo en los últimos minutos.
Lo difícil es cristalizar ese éxito deportivo y el reconocimiento social e institucional en nuevos apoyos.
—Hay que aprovechar este momento. El éxito queda para el recuerdo y es histórico, pero efímero. Lo más difícil, y en lo que vamos a trabajar estos meses, es en esa capitalización del éxito. ¿Qué hay que hacer? Tenemos que seguir sumando patrocinadores que se sientan parte del proyecto y estamos ya con el plan comercial, con el de marketing y preparando la campaña de abonos para que sea lo más atractiva posible.
En parte de la afición se debate la conveniencia de disputar una competición como la FIBA Europe Cup. ¿Cuál es el criterio del club?
—La FIBA Europe Cup, de por sí, no es una competición rentable en el sentido económico, pero te posiciona, te da notoriedad y es importante para los jugadores porque jugar Europa es una pieza fundamental para fichar, suele ser la primera pregunta antes de negociar el sueldo. Puede que en un principio encuentres equipos de menor nivel, pero a medida que pasas a la segunda fase empiezas a tener rivales de tu nivel. La satisfacción final de poder ganarla como este año, o pelearla, compensa todo. Entonces, a nivel de jugadores se transforma en económico; a nivel de emoción en las últimas fases también se transforma en económico, y luego está la posibilidad de poder ganar un título que en otras competiciones tendríamos mucho más lejos. Más adelante podremos dar otros pasos, pero ahora tenemos que estar ubicados donde debemos, tanto a nivel de gestión como a nivel deportivo, sin volvernos locos. Que la gente no piense que con el pago de la deuda vamos a pelear por ser primeros en la ACB, por decirlo de alguna manera. Pelearemos cada partido, pero seguimos teniendo una economía doméstica con un presupuesto ajustado. Somos de los equipos más modestos y lo que vamos a intentar es, año tras año, poder destinar a la parte deportiva lo que antes iba al pago de la deuda.
Este año, con la final y el llenazo ante el PAOK, ¿se cubren gastos?
—Sí, este año sí se ha cubierto y se ha ganado algo, pero teniendo en cuenta que la final en Salónica también generó gastos porque para nosotros no es lo habitual fletar un vuelo chárter. Hubo más apoyo a nivel de patrocinio y la FIBA Europe Cup tiene también unos abonos aparte.
¿Cómo se gesta el acuerdo con BBK y la resolución de la deuda?
—Con BBK tenemos una relación desde hace siete años con la constitución de nuestra cantera. Ahí empezaron a apoyarnos y hemos seguido con ellos como un partner muy cercano. Ellos tienen unos objetivos de territorio muy parecidos a los nuestros y nosotros para ellos somos una herramienta muy potente para lograr ese socio que nos hemos llamado de arraigo y que nos identifiquen con los mismos valores. Conocen perfectamente nuestras entrañas y esto al final es un tema de convertir una unión anual que teníamos con ellos en un acuerdo a cinco años. Eso nos permite poder liquidar la deuda y seguir trabajando en otros proyectos vinculados tanto a cantera como al equipo. Es una entidad que va a estar presente estos cinco años de manera importante. Caminar de la mano de BBK nos proporciona sobre todo seguridad y arraigo.
Esta Junta Directiva bajó a 1,3 millones una deuda que llegó a ser de casi siete y ahora la deja a cero. ¿Qué supone dejar atrás todo eso?
—No sé si la palabra es recompensa, pero es un gran logro. Ha sido un trabajo del día a día, hablar con muchos partners, muchas personas… Es cambiar de expresiones, aquellas que decíamos de estamos en la UCI, pasamos a planta... Ha sido un proceso agotador, un camino realmente largo porque era una deuda de una cuantía importante y con un presupuesto bajo como el nuestro tenia que pasar tiempo. Este hito nos permite hablar de cambio de ciclo, en estos momentos igual somos el equipo de ACB más saneado. Tenemos muchas ganas de trabajar y muchas cosas por hacer. Sabemos lo que tenemos, lo que podemos gastar y se puede hacer un club sostenible en el tiempo.
¿El título europeo aceleró el acuerdo o eran dos asuntos que iban por caminos distintos?
—Era un acuerdo que se iba a formalizar porque estaba hablado antes de ganar el título. Iba más allá del éxito deportivo y creo que eso dice mucho de esta vinculación.
¿En qué cuantía repercute la cancelación de la deuda al presupuesto que se destinará al primer equipo?
—Diría que un aumento de un 20%, por ahí andaremos. Seguimos con los pies en el suelo. Un 20% de siete millones es la bomba, pero un 20% de 1,3 millones es lo que es. Podemos tener ese plus en el mercado, pero con moderación. El mercado se está acelerando y salen nuevas amenazas como la NCAA en el caso de De Ridder o Domínguez. Es imposible competir. Lo que les ofrecen es nuestro presupuesto total de la plantilla. Se está complicando mucho esa competencia que tenemos entre equipos de nivel similar al nuestro a la hora de captar nuevos mirlos blancos. Nosotros mantendremos nuestro estilo de gente que se forme y crezca con nosotros, pero lógicamente estamos abocados a que esos jugadores se marchen. ¿Cuál es mi ilusión? Poder retener talento, tener jugadores más significativos, referentes que lleven años aquí. Pero creo que nuestro modelo es atractivo. Por ciudad, por ambiente, por lo que hemos demostrado en Europa. Cualquier jugador que va a venir aquí llama a alguien que ha pasado por el Surne Bilbao Basket y le da muy buenas referencias.
Vamos, que dentro del ecosistema de la ACB el club seguirá ubicado en un rango similar y con los mismos objetivos, aunque algo más desahogado gracias a ese aumento del 20%.
—Y más desahogado tampoco porque el mercado se está encareciendo más. Seguimos estando más o menos en la misma posición, pero sin el yugo de la deuda. No nos volvamos locos. Estamos en la época del año más importante a nivel de gestión y en lo deportivo, meses de captación, presupuestos y confección de un equipo que nos pueda dar alegrías el año que viene.
¿Hay posibilidad de sumar nuevos patrocinadores a corto plazo?
—Nosotros siempre hacemos las mismas peregrinaciones a nivel local y territorial. Nos conocemos todos. Espero que este año seamos mucho más atractivos y materialicemos el hecho de ser un equipo que transmitimos tranquilidad, solvencia y mucha simpatía. Somos un club muy atractivo para poder acompañarnos. Se ha cambiado el modelo de gestión. Actualmente la parte comercial está abierta todo el año. El año natural de una empresa es de enero a diciembre y tenemos mucho trabajo por delante, mucho que captar y que ofrecer.
Jaume Ponsarnau se encamina hacia su cuarta campaña en el banquillo. ¿Cómo valora su trabajo?
—Jaume es una persona que nos da tranquilidad. Es un entrenador muy valorado dentro de su sector y por sus compañeros. Nos encantaría tener esa figura de entrenador que nos acompañe durante años y años, un pilar. Como he dicho antes, los jugadores por ahora van a rotar porque el mercado amenaza y si pueden crecer deportiva y económicamente nos alegramos, pero tener un técnico que les forme, que haga equipo como se ha visto este año con la manada de lobos y entienda lo que es este juego es muy importante para nosotros. La gente espera tal vez un entrenador más épico, por decirlo de alguna manera. Jaume es más pausado y didáctico, transmite mucha confianza a cada jugador y eso ellos lo agradecen.
Miribilla es el tercer pabellón con más público, más de 8.300 espectadores, y una ocupación del 83%.
—Estamos satisfechos. ¡Pero tenemos más huecos! Tenemos un margen de mejora importante en cuanto a abonados y en ticketing queremos crecer. En cada duelo hacemos un esfuerzo importante para la venta de entradas.
¿Qué vertientes de crecimiento puede tener el club a día de hoy?
—Nuestro concepto es el de una pyme. Tenemos nuestro plan estratégico y comercial, distintas líneas de ingresos con abonos, ticketing, patrocinios, merchandising y proyectos. Todas se tienen que trabajar una a una y todas tienen posibilidad de crecer. En eso estamos trabajando y creo que nos está dando frutos.
El proyecto de cantera está asentado, ahora han hecho una incursión en el 3x3… ¿Habrá baloncesto femenino en el Bilbao Basket?
—Nos encantaría sacar el femenino la próxima temporada y estamos trabajando en ello. No está confirmado, quedan detalles importantes como patrocinadores o ubicación. Artxanda acoge entrenamientos del equipo de ACB y de la cantera y nos faltan horas. Tenemos que adaptar todo.
¿Hablamos de cantera?
—Sí, por supuesto. El baloncesto femenino en Bizkaia está muy bien organizado, no queremos entrar como elefante en cacharrería. Hay una pirámide, con el Gernika arriba, luego Ibaizabal y Barakaldo… Entraríamos en la base, ahí está la cantera. Hemos generado el método con nuestra cantera masculina y lo trasladaremos a la femenina. Ya hemos hablado con los distintos clubes y nosotros lo que haríamos sería proporcionar una formación de calidad y profesional.
¿La idea a futuro sería llegar a tener un primer equipo?
—Dependerá de la evolución, la calidad y las alianzas que hagamos con esta pirámide. Generar un equipo en la élite estando el Gernika me parece algo absurdo, con el coste que supone además. Gernika es un referente, tiene que seguir trabajando en ello y nosotros podemos ayudar.