El Surne Bilbao Basket está decidido a hacer valer el factor Miribilla con uñas y dientes y este domingo ha dado buena cuenta (77-68) de un UCAM Murcia que llegaba a tierras vizcainas con la vitola de invicto y la etiqueta de principal aspirante a asaltar la zona noble de la tabla para salir maniatado y anulado por la magnífica labor defensiva de los ‘hombres de negro’.
En un choque con bastantes dientes de sierra, los de Jaume Ponsarnau comparecieron muy desatinados en ataque (cuatro puntos en los primeros cinco minutos de juego) para, a continuación, ofrecer un espectáculo baloncestístico de muchos quilates con un segundo cuarto y primera mitad del tercero magníficos, luciendo un juego tan aguerrido y entregado atrás como veloz, punzante y multidisciplinar en ataque. Con en el 40-28 en el minuto 26, llegó una pequeña pájara que permitió a los de Sito Alonso soñar con la remontada (53–46 tras un 3-18), pero los locales jugaron el acto final con enorme aplomo, recuperando rápidamente una renta tranquilizadora y manteniéndola sin sobresaltos.
La victoria bilbaina tuvo muchos protagonistas, lo que habla muy bien del colectivo. Sacha Killeya-Jones, imparable para la defensa murciana, sacó a los suyos del tempranero bache ofensivo y acabó con 18 puntos y 7 rebotes, Alex Renfroe hizo de todo y casi todo bien (10 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias), Tryggvi Hlinason trabajó a destajo en las distancias cortas y en el tramo final, cuando más caliente se pusieron las cosas, dieron un paso al frente Melwin Pantzar para explotar su verticalidad, Thijs De Ridder para volver a ofrecer un curso de deseo en la pugna por el rebote ofensivo y Álex Reyes para clavar tres triplazos decisivos en el acto final.
Pero todo, absolutamente todo, partió de un trabajo defensivo excelente que nunca permitió al Murcia, pese a sus numerosos focos de peligro, expresarse a gusto sobre la cancha. Simon Birgander y Ludde Hakanson, tratado con honores en su regreso a Bilbao, se quedaron demasiado solos ante un cuadro bilbaino que gozó cada vez que su gran trabajo de retaguardia le permitió jugar al galope para regocijo de sus aficionados.
ÁRIDA PUESTA EN ESCENA
El arranque de la contienda fue netamente favorable al conjunto visitante, que ganaba ya por 2-8 con menos de cuatro minutos jugados con Hakanson especialmente dañino. Ocurrió que los ‘hombres de negro’ comparecieron horribles en ataque. Su puesta en escena defensivas, salvo los problemas a la hora de cerrar el rebote, fue notable, pero la labor de sumar puntos fue una tortura, con numerosos fallos a un palmo del aro y balones perdidos. Los de Ponsarnau resistieron gracias a su esfuerzo en retaguardia para igualar el marcador a ocho puntos y conseguir cerrar con ventaja el primer cuarto (12-10) gracias a seis puntos seguidos de Killeya-Jones, más difícil de controlar para la zaga murciana que Hlinason por su mayor rango de actividad.
A esas alturas de la matinal, el 4 de 16 en tiros de dos puntos era la gran faceta del juego en la que tenían que colocar el foco los anfitriones, que tampoco se habían estrenado desde la línea de 6,75, y la mejora fue tan inmediata como radical. A lomos del dominante Killeya-Jones (diez puntos en su primer relevo en cancha), con Pantzar penetrando a canasta como cuchillo en mantequilla y una defensa que se mantenía granítica, el Surne Bilbao Basket siguió hurgando en la herida sin que Sito Alonso encontrara medicina alguna. El 23–13 era ya una magnífica noticia, pero incluso fue a más cuando Kullamae y Hlinason se unieron a la causa para redondear un soberbio parcial de 24-3 y colocar un excelente marcador de 32-13 a 3:38 del descanso.
Un triple de Radovic sacó a los visitantes de su profundo bache y el duelo pasó a ser un intercambio de golpes con Birgander manteniendo a los suyos a flote hasta el 40–24 al ecuador de la contienda que dibujaba un panorama fantástico para los ‘hombres de negro’, que pasaron a lucir un sobresaliente 12 de 16 en tiros de dos en el segundo acto.
PELIGRO
En la reanudación, se esperaba una reacción por parte del UCAM Murcia, pero el que siguió pisando el acelerador a tope fueron los anfitriones. A base de defensa hiperactiva y transiciones velocísimas, el Surne Bilbao Basket se disparó hasta el 50–28 a 6:01 del descanso, obligando a Sito Alonso a detener la contienda. La llamada de su atención surtió efecto. El conjunto vizcaino permitió un par de ‘dos más unos’ y demasiados viajes a la línea de tiros libres, perdió su fluidez ofensiva y los visitantes, con Sant Roos como elemento más dañino y apostando por un quinteto muy físico, aprovecharon para fabricar un parcial de 3-18 que era sinónimo de partido nuevo. La anotación bilbaina en esos seis últimos minutos de tercer cuarto se limitó a tres tiros libres de Pantzar y, visto lo visto, el 53-46 a diez minutos del final no invitaba al optimismo pese a seguir siendo una renta apreciable.
Pese a la dinámica negativa, el conjunto vizcaino no se amilanó. El descaro y capacidad de penetración de Pantzar se aliaron con la calidad de Killeya-Jones en las distancias cortas para tirar el carro y, pese a la insistencia de Hakanson, Alonso tuvo que parar el choque a 7:09 del final con un 64-50 tras triple de Reyes que era pura vitamina para los anfitriones. Con Ennis a los mandos, el Murcia puso toda la carne en el asador, pero entre De Ridder, de nuevo colosal en el rebote ofensivo, y Reyes, con otros dos triplazos, pusieron candado al partido con el 75-56 a un par de minutos de la bocina final y la andanada final de los visitantes se limitó a maquillar el marcador.