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El Surne Bilbao Basket arma una rejuvenecida rotación principal

Contará la próxima temporada con cinco jugadores de 25 años o menos entre los diez llamados a tener más minutos

El Surne Bilbao Basket arma una rejuvenecida rotación principalFIBA

En el baloncesto de hoy en día todo es caro. El talento lo es y el físico también. Es por ello por lo que cuando el pasado ejercicio competitivo del Surne Bilbao Basket bajó el telón y sus responsables deportivos analizaron las carencias que se habían detectado a lo largo de la temporada en la plantilla, el diagnóstico fue claro. “Tenemos el reto de intentar tener más físico y más calidad la próxima temporada”, admitió su entrenador, Jaume Ponsarnau. Pero claro, querer no siempre es poder, más todavía en el caso de las escuadras cuyas tesorerías no pueden permitirse grandes desembolsos ni a la hora de fichar ni tampoco a la de retener el talento con el que ya cuentan. Por ello, el técnico catalán argumentó acto seguido: “A lo mejor la parcela física nos obliga a apostar por un poco más de juventud y confiar en el trabajo para que esa juventud, con un talento aún no consagrado, nos lleve a una mejora de calidad”.

Dicho y hecho. La versión 2023-24 de los hombres de negro contará con una rotación rejuvenecida, con presencia de cinco jugadores de 25 años o menos entre los diez jugadores llamados a componer los dos quintetos principales de Ponsarnau. Curiosamente, la edad media de la plantilla apenas sufre descenso (de los 27,33 años del pasado curso a los 27,25 que tendrá en el amanecer del próximo) como consecuencia de la incidencia de la incorporación del director de juego estadounidense con pasaporte bosnio Alex Renfroe (37 años), pero si la pasada temporada solo dos jugadores -Ignacio Rosa (23) y Agustín Ubal (20), que sustituyó al lesionado Tomeu Rigo (25) antes del arranque de la Liga Endesa- tenían 25 años o menos y ambos eran los llamados a contar, a priori, con menos minutos, protagonismo y responsabilidades dentro del bloque, este próximo ejercicio pasarán a ser cinco (además de Unai Barandalla, con ficha del equipo EBA), todos ellos además incorporados para figurar en la rotación principal: Thijs de Ridder (20), Melwin Pantzar (23), Kristian Kullamae (24), Sacha Killeya-Jones (25) y Tryggvi Hlinason (25).

Este quinteto de incorporaciones aporta al entramado global del conjunto vizcaino el plus de físico, contundencia y potencia que la pasada campaña se echó de menos en diversas facetas del juego y en varias fases competitivas. Eso sí, la juventud es un arma de doble filo que acostumbra a contar con el reverso negativo de la inexperiencia y la necesidad de tiempo de adaptación a una competición tan exigente en todos los aspectos como es la Liga Endesa. En ese sentido, la FIBA Europe Cup debería servir para solidificar engranajes y profundizar en la cohesión grupal y también será importante la labor de tutelaje que ejerzan sobre ellos compañeros con gran experiencia tanto en la liga como en el propio ecosistema de los hombres de negro.

DE HLINASON A DE RIDDER

Evidentemente, la experiencia en la Liga Endesa no será, ni mucho menos, un problema en el caso de Hlinason, que a sus 25 años cuenta con más de 180 encuentros y seis cursos de rodaje en la competición con Valencia Basket, Monbus Obradoiro y Casademont Zaragoza, siendo ya un jugador absolutamente consolidado. Menos tablas tendrán sus otros cuatro compañeros. Pantzar y Kullamae saben lo que es jugar en la ACB, pero de manera efímera y como profundas piezas de rotación. El base sueco ha disputado solo 84 minutos distribuidos en diez partidos, nueve con el Real Madrid y uno en el Baxi Manresa, mientras que el escolta estonio alcanza los 156 en 15 contiendas, todas ellas en el Hereda San Pablo Burgos durante el ejercicio 2021-22, contando además con el plus de su experiencia en competiciones continentales, con papel protagonista la pasada temporada en la dura Eurocup en las filas del Lietkabelis lituano.

Killeya-Jones y De Ridder realizarán su debut en la Liga Endesa. En el caso del pívot estadounidense formado en la potentísima Kentucky, su experiencia competitiva de más alto nivel aconteció hace dos temporadas, cuando militó en el Hapoel Galil Gilboa -anteriormente jugó en República Checa, Estonia y Polonia- y respondió de manera notable, liderando la liga israelí en anotación con 18,3 puntos por cita. El pasado curso probó suerte en la Liga de Desarrollo de la NBA con los Oklahoma City Blue, jugando una media de 16 minutos en los 21 encuentros que disputó. Con facultades físicas y técnicas más que apreciables, si mentalmente se adapta a la dureza de la liga y sabe interpretar lo que el equipo necesita de él, puede ser importante.

Es el ala-pívot belga quien, indudablemente, está más verde de los cinco. A sus 20 años, sale por primera vez de un ecosistema cómodo -relativamente- como es la liga belga, aunque tras haber sido elegido mejor jugador joven y mejor sexto hombre de la competición gracias a su gran rendimiento con el Amberes su último Europeo sub’20 ha subrayado todo el potencial que atesora, convirtiéndole en una pieza de enorme proyección.