ESPN le colocó en 2011 en su Top 20 de mejores jugadores de Estados Unidos a nivel Top 20high school fue reclutado por la potente Kentucky y ganó el título de la NCAA en su primera temporada universitaria, se marchó a Gonzaga buscando más protagonismo individual y llegó a anotar 45 puntos en un encuentro, pese a lo que no fue elegido en el draft Su paso por la NBA se limitó a catorce partidos con los Houston Rockets y cuando en 2017 cruzó el charcos parecía que iba a ser en Europa donde se iba a convertir en un jugador de referencia gracias a sus características (ala-pívot de 2,08 metros con notable muñeca desde la distancia de tres puntos), pero Kyle Wiltjer (20-X-1992, Portland) sigue sin terminar de confirmar en los grandes escenarios baloncestísticos todo lo bueno que apuntaba. No brilló en Grecia, ofreció un rendimiento con claros y oscuros en su curso en el Unicaja y bajó un par de escalones al recalar en el Turk Telekom, donde ha revitalizado su carrera. A sus 28 años ha recalado en el Lenovo Tenerife para ofrecer un perfil que es muy del gusto de Txus Vidorreta. En su debut liguero ante el Breogán sumó 18 puntos (4 de 6 en triples) en 21 minutos de presencia en cancha.

Hijo de Greg Wiltjer, aquel pívot canadiense recordado por jugar en el Barcelona de Aíto García Reneses a mediados de la década de los 80, la capacidad anotadora de Kyle le convirtió en una celebridad en el baloncesto de high school de Oregon, hasta el punto de ser parte de la generación reclutada por John Calipari para Kentucky en 2011 junto a Anthony Davis y Michael Kidd-Gilchrist, números uno y dos del draft de la NBA en 2012. A Wiltjer las cosas le fueron bien en lo colectivo (título de la NCAA a las primeras de cambio), pero no en lo individual. Apenas gozó de minutos en su curso de estreno universitario y en el segundo seguía siendo utilizado desde el banquillo (fue elegido mejor sexto hombre de su conferencia), por lo que decidió cambiar de aires y recalar en otro centro universitario de notable nivel: Gonzaga. Sus estadísticas y su protagonismo subieron muchos enteros (20,4 puntos por partido como sénior con un 43% en triples), pero no fue suficiente para ser elegido en el draft de 2016. El hecho de haber completado su periplo universitario y su falta de velocidad y explosividad en la parcela física jugaron en su contra. Su experiencia en la NBA se limitó a catorce partidos intrascendentes con los Houston Rockets, pues antes de su segunda temporada fue traspasado a Los Angeles Clippers y posteriormente cortado.

Parecía que iba a ser en Europa donde Wiltjer iba a poder ser un jugador importante. En octubre de 2017 fichó por el Olympiacos, pero la exigencia le vino grande de buenas a primeras (7,6 puntos de media en liga, 4,5 en Euroliga). Bajó un escalón firmando por el Unicaja y su temporada tampoco acabó siendo convincente pese a sus 11,3 puntos y 42% en triples. En 2019 recaló en el Turk Telekom y su notable segunda campaña (cuarto mejor anotador liguero con 18,4 puntos de media) le ha valido para ganarse un billete de regreso a la Liga Endesa, afrontando con el Tenerife el reto de asentar una carrera que no acaba de adquirir el brillo esperado.