NO fue brillante, pero sí oportuno, muy oportuno. John JenkinsJohn Jenkin jugó sus primeros minutos con el Bilbao Basket y contribuyó a cambiar la racha derrotista que tenía atenazados a los hombres de negro. El triunfo era fundamental para empezar a dar pasos hacia una zona más tranquila de la clasificación y pese a que el jugador de Tennessee apenas había completado un par de entrenamientos con el equipo, Álex Mumbrú le utilizó de la manera esperada para alguien que llegaba como revulsivo. El técnico le puso en cancha sin haberse cumplido aún cinco minutos de partido y acabó como el segundo jugador más utilizado solo por detrás de Jaylon Brown, con casi 26 minutos y medio en cancha.

Desde el primer momento, Jenkins cumplió con la misión que le ha traído a Bilbao: tirar, generar la atención defensiva en el perímetro de la que ha carecido el equipo hasta ahora. El estadounidense falló sus cinco primeros lanzamientos, tardó en calibrar su punto de mira y en encontrar el ritmo, pero en el tercer cuarto engarzó tres triples seguidos que sirvieron para lograr un parcial de 6-14 que cortó un amago de escapada del Fuenlabrada justo cuando Eyenga había irrumpido en el duelo y el Bilbao Basket podía entrar en dudas. Pero John Jenkins, que llega con la mente limpia, fue providencial.

En su primera experiencia en la Liga Endesa, cuando llegó a Burgos con la temporada 2017-18 también empezada, anotó trece puntos con 4 de 11 en los tiros en su debut ante el Baskonia, pero su equipo no pudo ganar. Ahora se ha apuntado el primer triunfo con la camiseta del Bilbao Basket al que le hacía mucha falta. Saber que hay alguien que puede asumir la responsabilidad sin pensar en las consecuencias es algo que agradece cualquier entrenador. En los dos últimos minutos, Jenkins falló dos triples seguidos que pudieron rematar antes el partido, pero eran lanzamientos que había que hacer y él los hizo. En los análisis de los equipos rivales, la figura de John Jenkins tendrá una atención destacada y eso puede ayudar a sus compañeros a sentirse más liberados.

Evidentemente, su aportación tiene que mejorar en cuanto se integre en los sistemas y en la dinámica de grupo y para eso puede ayudar el partido del martes en la Champions League ante el Fortitudo Bolonia. En la banda estaba Alade Aminu, que por motivos burocráticos aún no está disponible y quizás también pueda estrenarse mañana para empezar a compensar el déficit de atleticismo que ahora mismo tiene la plantilla de Mumbrú y que el domingo se concretó en los 19 rebotes que cedió bajo su canasta y en los seis tapones que recibió antes del descanso. Es claro que el Bilbao Basket ha elevado también la calidad media y, de hecho, Regimantas Miniotas fue otro de los jugadores importantes, no solo por el último robo de balón que decantó el partido, sino porque mostró inteligencia en ataque.

Habrá quien repare en que entre Rousselle y Brown solo metieron un tiro de doce lanzamientos y fue un triple del galo. Pero ambos se turnaron en la tarea de desconectar del partido a Melo Trimble, incluso con defensas cara a cara, y lo consiguieron sin meterse en faltas innecesarias, como les ocurre a veces. Ese fue otro de los éxitos de ayer, tener al máximo anotador de la Liga Endesa prácticamente inédito. Sin su principal faro en ataque, el Fuenlabrada se quedó sin ideas en el último cuarto y solo pudo encontrar muchas canastas apuradas al filo de la posesión.

Con todo, el Bilbao Basket logró una victoria que le permite abrir una mínima brecha con los dos puestos de descenso y evita, a su vez, que los equipos que le preceden se escapen. Cuantos más estén implicados en la lucha, mucho mejor. Por eso, había que dar un golpe en la mesa después del fiasco de la semana pasada en Zaragoza.