Aplicarse desodorante es una rutina diaria para la mayoría de las personas, pero pocas se han detenido a pensar si lo están haciendo en el momento adecuado del día.
Aunque lo habitual es echárselo justo después de la ducha por la mañana, los expertos en dermatología y cuidado personal señalan que este hábito podría no ser el más eficaz. Según varios estudios y profesionales del sector, existe un momento más óptimo para aplicar desodorante, y no es precisamente cuando el día comienza.
La ciencia detrás del desodorante
Para entender cuál es el mejor momento para usar desodorante, es importante diferenciar entre desodorante y antitranspirante, términos que a menudo se usan como sinónimos pero que tienen funciones distintas. El desodorante combate el mal olor neutralizando las bacterias responsables del mismo, mientras que el antitranspirante contiene ingredientes activos, como sales de aluminio, que reducen la sudoración al bloquear temporalmente las glándulas sudoríparas.
El sudor en sí mismo es inodoro; lo que genera el mal olor corporal es la descomposición de ese sudor por bacterias que habitan en la piel. Por eso, aplicar estos productos en el momento adecuado puede marcar la diferencia entre una protección que dura todo el día o una que se desvanece en pocas horas.
El momento ideal: por la noche
Aunque resulte sorprendente, el mejor momento para aplicar el desodorante o antitranspirante es por la noche, antes de ir a dormir. Durante la noche, el cuerpo está en reposo, la temperatura corporal disminuye y la producción de sudor es mínima, lo que permite que el producto actúe con mayor eficacia. En particular, el antitranspirante necesita tiempo para penetrar en las glándulas sudoríparas y formar una barrera temporal que reduzca la sudoración. Aplicarlo antes de acostarse permite que esto ocurra sin interferencias.
Además, la ducha matutina no elimina el efecto del antitranspirante aplicado la noche anterior, ya que los ingredientes activos ya se han absorbido y continúan funcionando durante el día. Por lo tanto, aplicar el producto en la noche no solo es eficaz, sino también práctico.
¿Qué pasa si solo se aplica por la mañana?
Aunque no es perjudicial aplicar desodorante o antitranspirante por la mañana, puede que su eficacia sea menor. Al estar el cuerpo más activo y sudar con mayor facilidad al comenzar el día, el producto puede no tener tiempo suficiente para formar esa “barrera” protectora en las glándulas sudoríparas. Además, si se aplica justo después de la ducha con la piel aún húmeda, el producto puede diluirse y perder efectividad.
Algunos expertos recomiendan incluso aplicar una segunda capa por la mañana, especialmente en días calurosos o de actividad física intensa. Sin embargo, esto dependerá del tipo de producto utilizado y de las necesidades de cada persona.
Consejos para una aplicación más efectiva
Para que el desodorante o antitranspirante funcione correctamente, es importante seguir algunas recomendaciones básicas:
- Aplicar sobre la piel completamente seca: La humedad puede interferir con la absorción del producto.
- Evitar usarlo inmediatamente después de depilarse: La piel puede estar irritada y más propensa a reacciones.
- No excederse en la cantidad: Una fina capa es suficiente; más producto no necesariamente significa mayor protección.
- Elegir el tipo adecuado: Si el problema principal es el mal olor, un desodorante será suficiente; si se desea controlar el sudor, conviene optar por un antitranspirante.
¿Y si se suda mucho?
En los casos de hiperhidrosis (sudoración excesiva), los dermatólogos pueden recomendar productos más fuertes que se venden bajo prescripción médica. También existen desodorantes clínicos disponibles sin receta que contienen una mayor concentración de ingredientes activos. En estos casos, la aplicación nocturna se vuelve aún más importante para maximizar su eficacia.
Una rutina más eficiente
Incorporar el desodorante a la rutina nocturna puede ser un pequeño cambio con grandes beneficios. Dormir mientras el producto hace efecto permite despertar con una sensación de frescura que dura más tiempo. Además, este hábito puede reducir la necesidad de reaplicarlo varias veces al día.
En resumen, aunque muchos prefieren aplicar desodorante por la mañana por comodidad o costumbre, la ciencia respalda que hacerlo por la noche, sobre piel limpia y seca, permite que el producto actúe de forma más eficaz. Un pequeño ajuste en la rutina diaria puede mejorar significativamente el control del sudor y del olor corporal.