Diez partidos disputados sirven ya de muestra suficientemente amplia como para evaluar el rendimiento del Athletic en este inicio de temporada. Ocho partidos de liga y dos de Champions después, el conjunto rojiblanco marcha octavo y está empatado a puntos en el torneo de la regularidad con el quinto clasificado, el Atlético de Madrid; mientras que en la Fase Liga de la competición continental es tercero por la cola tras haber sumado cero puntos y tener una diferencia de goles de menos cinco. Solo el Ajax (-6) y el debutante Kairat Almaty (-8) han tenido un peor comienzo que los bilbainos, que están igualados también con el Benfica, el otro equipo que no ha sumado aún en el arranque.

Además de la irregularidad en su juego, lo que le ha impedido realizar un solo partido redondo cuando se ha consumido ya más de un mes y medio de competición, hay una circunstancia que está penalizando sobremanera al equipo que dirige Ernesto Valverde. Una sensación novedosa, extraña, que se ha convertido en un hándicap para los leones: la facilidad con la que están recibiendo goles.

Apenas hay rastro en este inicio de curso de aquel equipo que convirtió a Unai Simón en el menos goleado de la temporada 2023-24. El guardameta de Murgia conquistó el trofeo Zamora tras una excepcional campaña en la que durante gran parte de la misma el técnico solo pudo contar con dos centrales sanos del primer equipo: Dani Vivian y Aitor Paredes, ya que los problemas físicos de Yeray Álvarez fueron recurrentes. Pese a “jugar con fuego”, como admitiría el propio entrenador en la recta final de aquella liga, la cosa no se torció.

Nada que ver con lo que está sucediendo esta temporada, ni tampoco la pasada, en la que el buen hacer defensivo fue una de las claves para que el Athletic acabara cuarto en liga, lo que se tradujo en la clasificación para la Liga de Campeones, y alcanzara las semifinales de la Europa League. Entonces fueron otros los problemas, especialmente el de las ausencias de sus futbolistas más destacados en ataque, que le impidieron aspirar a disputar la gran final que se celebró en San Mamés.

Los rivales hacen gol con muy poco

Ahora, la sensación, y en muchas ocasiones también la cruda realidad, es que con muy poquito sus rivales le hacen gol. Sirvan como ejemplos muy gráficos los tantos encajados por Simón en los encuentros ante el Alavés y el Mallorca, en los que dos centros desde posiciones muy poco peligrosas acabaron en el fondo de su portería. Una cuestión de suerte en la que hay quien también quiere señalar al guardameta. De lo que no cabe duda es de que fueron dos balones muy difíciles para cualquier portero y, especialmente, imprevistos, pues nadie puede prever la trayectoria que ambos dibujaron.

Así las cosas, en este comienzo del temporada el Athletic ha encajado ya 15 goles, lo que supone una media de 1,5 por encuentro. Si a ello se le añaden ciertas dificultades para marcar, el balance es el que sigue: cuatro victorias, un empate y cinco derrotas. Número que no deben preocupar, pero que sí tienen que servir de aviso.

Solo un partido sin encajar

De hecho, desde que arrancara la liga el pasado 17 de agosto, solo en un partido ha conseguido el Athletic dejar su portería a cero. Fue en la segunda jornada, en la visita del Rayo Vallecano a San Mamés, una cita que se resolvió gracias al solitario tanto de penalti de Oihan Sancet en la segunda mitad. Por el camino, Sevilla, Arsenal y Valencia le han hecho dos goles y el Borussia Dortmund, que aprovechó cierta relajación de su rival en los minutos finales, acabó marcando cuatro goles que podrían ser importantes de cara a posibles empates en el objetivo por superar la Fase de Liga de la Champions.

En la comparativa con el curso pasado, cierto es que sin la Champions, pero con rivales más potentes en liga, como Barcelona o Atlético de Madrid, y compaginando también su presencia en la Europa League, el equipo dirigido por Valverde recibió solo nueve goles en el mismo número de partidos. Una media ligeramente inferior a un tanto por encuentro y, además, dejó su portería a cero hasta en tres ocasiones: Valencia y Leganés en liga y AZ Alkmaar en el torneo continental.

Ahora que LaLiga para, lo que se traduce en tiempo para trabajar e intentar recuperar a los jugadores lesionados, que son varios, Ernesto Valverde tendrá que poner el foco en la línea defensiva con el objetivo de recobrar la sobriedad defensiva que tantos réditos le dio en los dos últimos cursos y que le está penalizando en el presente.