La revista Viajar ha comparado a este pequeño pueblo marinero de Asturias con la isla griega de Santorini, una asociación sorprendente pero justificada por la blancura de sus casas, la disposición escalonada de las casas frente al mar y la luminosidad que desprende el conjunto en días soleados. A esa valoración se suma el prestigio de la Guía Michelin, que ha recomendado también el lugar.

Ubicado en la costa central de Asturias, este destino se encuentra a medio camino entre Gijón y Llanes, en un enclave abierto al Cantábrico que conserva todo el sabor de los pueblos pesqueros tradicionales. Desde Bilbao, llegar en coche requiere unas 3 horas de viaje, una distancia razonable que lo convierte en una escapada perfecta para un fin de semana largo o unas vacaciones de día.

Un pueblo con sabor marinero

Tazones está formado por dos barrios históricos declarados Conjunto Histórico-Artístico desde 1991: San Miguel y San Roque. Alberga alrededor de 254 habitantes en toda su parroquia, y sus casas, generalmente de uno o dos pisos construidas en piedra y madera con fachadas pintadas y detalles coloridos, van de forma escalonada desde el puerto hacia las laderas. Las callejuelas empedradas y estrechas recuerdan, tal y como ha referenciado la revista Viajar, a Santorini.

Tazones

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La historia de Tazones está profundamente vinculada al mar. Fue en su puerto donde Carlos I desembarcó en 1517, siendo este el primer punto que pisó en la Península procedente de Flandes, un hecho que se conmemora cada mes de agosto con recreaciones de aquel hecho histórico. En siglos pasados, la villa fué muy importante para la industria ballenera atlántica y para el comercio marítimo de la región.

Uno de los atractivos naturales más destacados son los yacimientos de huellas de dinosaurio (icnitas) que se descubren en el pedrero frente a la playa durante la marea baja, un testimonio de la historia profunda que se manifiesta en la costa.

También destaca el Faro de Tazones, situado en la aldea de Villar, funcionando desde 1864 y aún bien conservado, con torre octogonal y construcción en piedra que sirve de vigía costero.

En el plano cultural, la Casa de las Conchas en San Roque, con su fachada cubierta por conchas marinas, se ha convertido en uno de los símbolos visuales más fotografiados del pueblo. Y la iglesia de San Miguel, reconstruida en 1950 después de que la original sufriera daños, marca el centro de Tazones.

Qué hacer en la zona

Visitar Tazones permite combinar historia, mar y naturaleza. En el puerto, aún activo como lonja de pesca local, se puede ver la subasta y acceder a productos frescos en restaurantes locales. La playa del pueblo, de unos 200 metros de longitud, es un lugar ideal para pasar un día soleado sin salir apenas del centro del pueblo. Además, la zona cuenta con varias rutas costeras que conectan con acantilados y miradores cercanos, ideales para quienes buscan lugares para practicar senderismo o simplemente buscan caminar con vistas al mar.

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También es una opción visitar el municipio de Villaviciosa, conocido por su sidra. En fechas señaladas se celebra la recreación del desembarco de Carlos I, con mercados antiguos, talleres y representaciones que transforman el ambiente del pueblo. Además de ser una visita muy interesante, su cercanía a Bilbao la hace una opción ideal.