Síguenos en redes sociales:

Athletic 0-1 Alavés

Nada que alegar en el derbi ante el Alavés

El Athletic cae frente a un Alavés que le desactivó con un buen trabajo en la zona ancha, halló la dosis exacta de suerte para marcar y luego se dedicó a aflorar la impotencia local

Los jugadores del Alavés celebran el gol ante el lamento de los rojiblancos.Oskar González

91

El Athletic fue incapaz de evitar que el Alavés interrumpiese bruscamente su gran arranque de liga. En una tarde presidida por el afán controlador de ambos equipos y el escaso margen que se le concedió al ingenio y el atrevimiento, se impuso quien adoptó el papel más sencillo, el que menos riesgo implicaba. Al grupo del Chacho Coudet no le hizo falta gastarse en la construcción y tampoco se aventuró a explorar los dominios de Simón. A cambio, maniató a su oponente con orden y concierto, le impidió desplegar sus reconocidas bazas ofensivas y en una acción de fortuna halló un premio excesivo por lo realizado hasta entonces, pero que justificó en la última media hora, donde consiguió que aflorase la desesperación de un Athletic escaso de luces de principio a fin.

Ganar tres partidos seguidos constituye una hazaña, añadir uno más a la cuenta garantiza una mención especial en el apartado estadístico del torneo. Al Athletic le faltó juego para apuntarse un récord, en realidad no ha presumido de buen fútbol ni en las jornadas saldadas con victoria; sin embargo, supo gestionar los momentos, favorables o delicados, para acabar imponiendo su ley. Este sábado, el problema radicó en que volvió a estar espeso, voluntarioso sin duda, pero sin gracia en sus evoluciones y encima se midió a un bloque que ejecutó de maravilla lo que trajo preparado. El Alavés fue una nulidad en ataque, pero funcionó como un reloj en defensa y nunca perdió el sitio, posicionalmente su centro del campo superó ampliamente al de los rojiblancos. Y en esa zona del terreno suele orientarse el signo de los marcadores, aunque el foco se ponga en las incidencias que acogen las áreas.

En el primer derbi del curso el impacto de lo ocurrido en los metros finales a los dos lados del terreno fue escasa. De hecho, el único gol llegó a consecuencia de un desvío de Berenguer que convirtió un centro de Denis Suárez en una parábola envenenada, imposible para Simón. Ninguno de los elementos ofensivos que puso Ernesto Valverde dio la talla, con la excepción de Berenguer, a quien nada parece afectarle y no pierde la oportunidad de mostrarse inquietante para las defensas. Ni titulares ni suplentes, ni los delanteros ni los encargados de distribuir. Entre estos últimos, resaltar que Jauregizar mantuvo la compostura hasta la conclusión, pero la imagen colectiva fue deficiente y bajo esa premisa sumar puntos se complica.

No hubo que esperar para comprobar que el Athletic atravesaría por dificultades. Pronto se vio que el rival se instalaba cómo y dónde le interesaba. No hubo manera de sacarle de sitio. En fin, que el anfitrión no estuvo a la altura de las circunstancias con el marcador inicial y un lance de mala suerte le terminó de poner en evidencia. El 0-1 aceleró el derbi, pero el Athletic no rentabilizó su reacción en las pocas oportunidades de que dispuso y acabó con un ataque irreconocible y condenado al fracaso.

De salida, la identidad de los arietes supuso la única novedad reseñable: Guruzeta y Mariano disfrutaron de sus primeras titularidades, sus discretas aportaciones reflejaron a grandes rasgos el guion del encuentro. Ni Athletic ni Alavés crearon peligro, lo intentó con mayor asiduidad el anfitrión, sin nitidez. El único balón que tomó dirección a portería fue un chut lejano de Jauregizar. Sivera se anotó así una intervención, Simón quedó inédito antes del descanso.

Semejante balance revelaba, además de un pulso equilibrado, que el Alavés fue el que mejor plasmó sobre la hierba la idea que traía de antemano. Por mucho que su entrenador insistiese en su deseo de proponer juego, sus hombres se dedicaron sobre todo a desactivar al adversario y cumplieron. El pobladísimo centro del campo, con hasta cinco elementos, resultó clave para que Sancet se difuminase, lo mismo que Guruzeta, que bajaba para intentar abrir espacios y nada sacaba en limpio. En realidad, la escasa sensación de verticalidad que ofreció el Athletic, se produjo como consecuencia de algunos robos que nadie acertó a explotar.

En imágenes: ¿Has estado en San Mamés viendo el Athletic-Alavés? Búscate en nuestra galeríaMiguel Acera | Oskar González

52

Tampoco las bandas favorecieron el afán local. Yuri tuvo un par de subidas interesantes por ninguna Areso, bastante previsible e impreciso en las entregas, mientras que Berenguer e Iñaki Williams alternaron constantemente sus demarcaciones sin que ello despistase las vigilancias babazorras. Por cierto, el capitán volvió a evidenciar que no está fino en este inicio de curso, con fallos de bulto apenas compensados por su incuestionable disposición.

Te puede interesar:

Ni siquiera el recurso de la estrategia salvó la tarde. Rebajadas las revoluciones del encuentro gracias al notable ejercicio de contención visitante, el balón parado asomaba como la vía a exprimir. Y fue evidente que estaba muy trabajado pues casi ninguna falta o córner se botó directamente al área. Se trataba de despistar al Alavés o rebajar su poderío aéreo con tretas que de nada valieron. Iñaki Williams fue quien más próximo estuvo de marcar, pero cabeceó en plancha con el punto de mira totalmente torcido. Esa jugada, otro cabezazo suyo, fácil para Sivera, y una brillante internada de Berenguer que no supo exigir al meta, fue cuanto dio de sí el arsenal rojiblanco en busca de la igualada. 

Los veinte minutos que cerraron el derbi estuvieron de sobra. No se adivinaba cómo el Athletic le apretaría las clavijas a un Alavés que a cada minuto se sentía más cómodo, tocando y tocando. Justo lo opuesto que el Athletic, corriendo sin una pizca de temple o de habilidad para proponer algo de fundamento. No es agradable semejante imagen, pero así terminó el asunto: hundido en la impotencia.