No era el mejor día, un jueves de septiembre; ni la mejor hora, a partir de las 20.30 horas. Tampoco era el mejor momento, con la temporada liguera ya empezada y con la afición desconcertada por el fichaje fallido – de momento- de Aymeric Laporte. Por eso la Euskal Herria Txapela que enfrentó a Athletic y Osasuna en Lasesarre ocupó la mitad del aforo del campo fabril , que lleno alberga a unas 8.000 almas. La convocatoria de Valverde, plagada de cachorros, no alentó a los que se suelen animar a última hora y por eso el ambiente que se vivió alrededor del verde fabril fue de pretemporada. La mayoría, familias con niños que aún no han comenzado la ikastola; y también jóvenes a los que dormir poco aún no les afecta.

Sancet, que comenzó desde el banquillo, fue el más aclamado; pero el nombre más repetido en la grada no estaba ni se le esperaba: Laporte. El central francés centralizó la conversación de Mikel, Aritz y Markel, tres amigos de Bilbao que ya desde el tren camino a Barakaldo charlaban sobre lo ocurrido: “Ha sido todo muy raro, pero somos optimistas y creemos que esto se arreglará. Laporte es un fichajazo y encima es que le necesitamos”. Sin embargo, de momento, en Lasesarre, tuvieron que contentarse con el examen que hizo Valverde a los centrales del filial.