Una vez anunciada la intención de Nico Williams, que al parecer habría trasladado al Athletic su voluntad de fichar por el Barcelona, el club bilbaino está abocado a mantener una tensa espera hasta la llegada de un nuevo acontecimiento, que no es otro que el abono ante la sede de LaLiga de la cláusula de rescisión del jugador por parte del club catalán, cifrada en 58 millones más los cuatro correspondientes al IPC de la operación.

En paralelo a la situación de espera, el Athletic debe comenzar una nueva etapa de trabajo sujeta a la posibilidad de dicho pago y al cuándo podría producirse, lo que marcaría los tiempos de futuras actuaciones de la entidad de Ibaigane.

Pago de la cláusula de rescisión

Es muy probable que Jon Uriarte y su entorno contemplasen el contexto de una salida de Nico y el correspondiente ingreso por el pago de la cláusula de rescisión, una previsión que por otra parte no podía quedar al margen para el club, y menos tras lo acontecido el pasado verano, cuando dio comienzo el culebrón Nico Williams. El futbolista tiene pretendientes en el mercado y su salida, ya fuese con un destino u otro, podría convertirse en realidad, lo que ahora parece cercano.

Lo cierto es que de producirse el abono de la cláusula, hecho sujeto a la situación financiera del Barcelona, que según el presidente de LaLiga, Javier Tebas, resulta complicado ahora mismo debido a la incapacidad económica del club, para el Athletic resultaría beneficioso que suceda lo antes posible. Porque como es obvio 58 millones de euros marcan una enorme diferencia en la planificación deportiva de la próxima temporada, en la que además la tropa de Ernesto Valverde elevará el listón con su participación en la Champions League once años después.

Un pago temprano en la etapa del mercado de verano permitiría a la dirección deportiva ponerse manos a la obra lo antes posible ateniéndose a una situación financiera real. Es decir, concedería margen para negociar en caso de querer invertir sabiendo de cuánto dinero se dispone. Desde Barcelona apuntan a que el clausulazo podría producirse el 1 o 2 de julio, lo que permitiría a la entidad culé integrar la operación en el balance de la próxima temporada, algo que se antoja imprescindible para salvar las cuentas.

Hansi Flick, además, desearía contar con Nico más pronto que tarde. O sea, lo ideal sería reclutarle de modo que pueda estar presente en el arranque de la pretemporada, que será el 13 de julio, cuatro días después de que el Athletic eche a rodar. Fecha importante la del 9 de julio por otra parte, ya que de no haberse llevado a cabo el pago antes, Nico debería presentarse en Lezama con la mochila del anuncio de su interés por abandonar el Athletic y, a más inri, para fichar por el Barça, con las tiranteces vividas entre ambas entidades en los últimos tiempos. Una situación desde luego incómoda salvo que todo cambie de dirección de manera drástica. Al fin y al cabo, es cierto que el jugador no se ha pronunciado públicamente.

Dos vertientes de trabajo

Como espectador que es el Athletic, en el plano deportivo, en la inmediatez, Uriarte y su equipo deben estar trazando dos vertientes, la que contempla el ingreso de la cláusula y la que no para adoptar decisiones respecto a posibles refuerzos, porque como se ha dicho, 58 millones representan una importante diferencia.

A buen seguro que Ibaigane ya ha establecido contactos con los posibles refuerzos, con independencia de la salida o no de Nico, como muestra el fichaje de Robert Navarro, pero el ingreso de dicha cantidad podría alterar los planes.

Robert Navarro, nuevo jugador del Athletic Athletic Club

Posibles fichajes del Athletic

Es en este apartado es donde vuelven a salir a la palestra, con más fuerza si cabe por razón de esa hipotética dimensión económica, nombres ligados a los posibles intereses del Athletic. Javier Areso, Aimar Oroz, Borja Sainz, Iván Martín, Unai Nuñez, Aymeric Laporte…, cada uno con sus particularidades, pasarían a convertirse en opciones más factibles, al menos a nivel económico.

Cabe recordar que tras la última experiencia vivida en Bilbao ante una situación similar, como fue la salida de Kepa Arrizabalaga, que puso rumbo al Chelsea tras el abono de los 80 millones de la cláusula, el club bilbaino actuó de inmediato, un 30 de enero, con el pago de la cláusula de Iñigo Martínez, que dejó 32 millones en las arcas de la Real Sociedad.

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La decisión de la Junta Directiva que preside Jon Uriarte sobre cómo y cuánto gastar lo ingresado por Nico tendría su relevancia, dado que afronta su última temporada de mandato y, de no seguir en el sillón de Ibaigane, quedará una herencia acertada o desacertada. Al respecto no se puede omitir que esta dirección del club encontró una hucha que ha ido mermando con el transcurso de los años y esta sería también una oportunidad de reponer fondos a fin de salvaguardar el futuro de la entidad. Desde luego, hay trabajo en Ibaigane para preparar los posibles acontecimientos posteriores a la cada vez más probable marcha de Nico Williams. El Athletic tiene trabajo durante esta tensa espera, pero también después.

Por ejemplo, de producirse el pago de la cláusula, el Athletic tendría un trabajo extra, el de fiscalizar la operación para no dar la más mínima concesión al Barça, lo que ya se ha advertido a LaLiga y a la Federación Española. En Ibaigane se remitirán a la cláusula y no se admitirán pagos fraccionados. El desembolso deberá ir acompañado del estricto cumplimiento del fair play financiero, algo que para Tebas hoy en día es improbable para el Barça. El presidente de LaLiga fue abanderado en la lucha contra la inscripción de Dani Olmo el pasado verano, aunque Joan Laporta se salió finalmente con la suya tras acudir al Consejo Superior de Deportes, que dio la razón al club catalán y concedió una cautelar al jugador.