Iñigo Ruiz de Galarreta es el cuarto jugador más veterano de la plantilla del Athletic. En agosto cumplirá 32 años, los mismos que celebraron Mikel Vesga el pasado abril o Iñigo Lekue en mayo. El único de mayor edad que los citados es Yuri Berchiche, que hizo 35 en febrero, mientras que por detrás de ellos viene Iñaki Williams, rozando los 31. Tras estos datos de relativa importancia en sí mismos se esconde, sin embargo, una circunstancia que convierte al centrocampista eibarrés en un privilegiado. A raíz de la reciente despedida del fútbol de Óscar De Marcos, resulta en la plantilla del primer equipo, salvo él, ya no hay ningún otro componente que jugase en el antiguo San Mamés defendiendo la camiseta rojiblanca.
De los jugadores actuales solo Galarreta puede contar que formó parte del último Athletic que compitió en el viejo campo y hoy sigue haciéndolo en el nuevo estadio. Y esta peculiaridad conviene ser subrayada, puesto que algunos de los hombres con los que siendo casi un niño compartió aquella experiencia en la campaña 2012-13 todavía permanecen en activo en el ámbito profesional, pero no bajo la disciplina del Athletic. Es el caso de Aymeric Laporte (31 años), Iker Muniain (32) o Ander Herrera (35). El central, a quien no dejan de salirle pretendientes, viste los colores del Al-Nassr saudí, mientras que los otros dos juegan en Argentina, en San Lorenzo de Almagro y Boca Juniors.
Seguramente, durante la mayor parte de su carrera, tampoco Galarreta pensó que alguna vez sería el solitario representante en activo de una época que se antoja muy lejana. Curiosamente, pisó el antiguo césped cuando este tenía fecha de caducidad, pero no así el nuevo porque en mitad del proceso de mudanza comenzó su calvario de lesiones y acabó saliendo del Athletic. Solo la perseverancia le permitiría cerrar el círculo una década después.
El San Mamés original dejó de ser la sede del equipo coincidiendo con el inicio de la temporada 2013-14. El nuevo recinto, aún inacabado, con uno de los fondos en construcción, se estrenó el 16 de septiembre de 2013 con motivo de la cuarta jornada del campeonato de liga. Tras una solemne y breve ceremonia, el Athletic derrotó al Celta, 3-2. Para entonces, aunque su contrato estaba vigente, pues antes del verano había sido renovado hasta 2016, Galarreta militaba como cedido en el Mirandés. Ernesto Valverde estimó que necesitaba foguearse en otro destino a fin de recuperar el nivel que le había permitido el salto del Bilbao Athletic.
Una grave lesión en la rodilla izquierda había cortado su progresión en el primer año de Marcelo Bielsa, el técnico que le hizo debutar. En su estreno arriba, 14 de diciembre de 2011, Galarreta no pisó San Mamés, dispuso de unos pocos minutos en el feudo del Paris Saint-Germain en el marco de la Europa League, supliendo a Borja Ekiza.
Al año siguiente, Galarreta participó en ocho encuentros oficiales con Bielsa, el primero también de Europa League, frente al NK Slaven, pero en esta oportunidad con el Athletic ejerciendo como equipo anfitrión. Sucedió el 2 de agosto de 2012. Volvería a pisar el histórico césped en cuatro ocasiones más, siempre saliendo desde el banquillo. Su concurso en dicho curso fue testimonial, en total sumó 320 minutos con una única titularidad.
El largo peregrinaje
No obstante, los técnicos veían en él un joven con potencial y, como se ha apuntado, Ibaigane prorrogó la relación por tres años, pero estando en el Mirandés sufrió un nuevo contratiempo grave, ahora en la rodilla derecha. Un año después, en 2014, afrontaba su segunda etapa en una peregrinación que le condujo al Zaragoza y luego al Leganés. En medio, tomó parte en la preparación estival a las órdenes de Ernesto Valverde y tras la experiencia madrileña que culminó con el ascenso a Primera División, pero donde no jugó tanto como le hubiese gustado, se rompió el vínculo con el Athletic.
En julio de 2016, con la carta de libertad, fichó por el Numancia, donde llamaría la atención del Barcelona, que le reclutó para potenciar su filial. Volvió a coincidir con Valverde, que dirigía al primer equipo, y le utilizó en un partido amistoso. En 2018, enésimo cambio de aires: Las Palmas, donde completó dos campañas, la segunda como cedido, pues el Mallorca le extendió un contrato de cuatro años de duración y no lo incorporó a sus filas hasta el verano de 2020.
Disputó una treintena de encuentros con el premio de otro ascenso. Por fin le llegaba la posibilidad de asentarse en la máxima categoría y a mitad de calendario, en febrero, tuvo la tercera lesión de rodilla, segunda en la izquierda. Galarreta no se dejó ir; bien al contrario, completó la rehabilitación y volvió con más fuerza: se consolidó como director del juego isleño. El posterior intento del Mallorca por retenerle no fructificó por culpa de la llamada del Athletic, que atendió encantado.
A los siete años de la finalización del contrato que tuvo en Bilbao y tras una década completa luciendo nada más y nada menos que siete camisetas distintas, arrancó la aventura definitiva de un curtido Galarreta. Luciendo los colores rojo y blanco en la alineación inicial que recibió al Real Madrid el 12 de agosto de 2023, regresaba al punto de partida. Atrás quedaban diez años con las maletas a cuestas y, en su fuero interno, latiría la íntima satisfacción de haber dado por fin el salto del viejo al nuevo San Mamés. Y dos años más tarde, tras el adiós de De Marcos, queda como único representante de una estirpe singular.