Justo cuando se cumplía un año de la histórica noche de Sevilla, de nuevo un 6 de abril, otra vez lejos de Bilbao, en Vila-real en esta ocasión, el Athletic afrontó otra final. Una bien distinta a la de doce meses atrás, no cabe duda, sin el simbolismo de entonces, tampoco con la misma importancia, pero sí con un bonito premio en juego: la Champions. La cita en La Cerámica que enfrentó a bilbainos y castellonenses fue una especie de final por el cuarto puesto, una carrera de fondo en la que también el Betis está inmerso, pero que acabó con empate. Una igualada a cero que no cambia nada en esa pugna por los puestos nobles de la clasificación liguera.
La trigésimo primera jornada arrancó con el equipo rojiblanco con seis puntos de margen sobre sus dos inmediatos perseguidores y finaliza de idéntica manera después de que Athletic y Villarreal empataran entre sí y que el Betis hiciera lo propio en la noche del sábado ante el Barcelona. Eso sí, si bien la igualada en La Cerámica no varía nada a nivel clasificatorio, no puede pasarse por alto que resta un partido menos para que acabe la liga y que los bilbainos le tienen ganado el ‘gol average’ particular al conjunto groguet y que si bien lo tiene empatado con el Betis, en el general tiene una enorme renta que no parece que vaya a revertirse en las ocho citas ligueras que restan.
El punto, por lo expuesto previamente, pero especialmente por cómo jugaron unos y otros, especialmente en la primera mitad, no puede considerarse como malo. El Athletic sufrió muchísimo en los primeros 45 minutos ante un Villarreal que con Marcelino García Toral a los mandos va al alza y que durante muchos minutos hizo correr a los leones como pollos sin cabeza por el campo. La buena presión que acostumbra a realizar la tropa de Ernesto Valverde quedó minimizada por la pericia de su rival, si bien no acertó a contar con ocasiones especialmente claras para marcar. Así, llegar al descanso fue una especie de alivio para muchos de los futbolistas visitantes.
La mejor noticia de los primeros 45 minutos fue que el Athletic llegó al vestuario sin encajar un solo gol. Pensar en que mereció el premio de marcar fue un hecho fantasioso por la notable incapacidad que mostró para generar peligro cerca del área rival, y eso que Iñaki Williams dispuso de la ocasión más que clara del encuentro, pero no acertó a rematar con todo a favor en el área pequeña. En la segunda mitad, a pesar de que los leones jugaron casi 20 minutos con un futbolista más, la cosa no cambió en exceso.
El mayor de los Williams completó el partido pese a que parece estar con el tanque de la gasolina casi en la reserva y de entrada sorprendió una nueva suplencia de Oihan Sancet. Cabría pensar que lo de ocho días atrás fue una especie de tirón de orejas por parte de Ernesto Valverde, claro que ninguno de los dos protagonistas ha dicho nada al respecto, y habrá que pensar que lo de ayer se debió más a su mes y medio de inactividad.
Pendientes de Yuri y Paredes
Si bien el punto obtenido ante el Villarreal ha de considerarse como positivo, el partido deja algunas incógnitas sobre dos de los futbolistas que ayer actuaron de inicio: Yuri Berchiche y Aitor Paredes. Ambos tuvieron que ser sustituidos por diversos problemas físicos. Los del lateral parecen más preocupantes, hasta el punto de que su presencia ante el Rangers parece totalmente descartada, mientras que lo del central parece menos grave y quizá podría estar en condiciones de jugar el jueves. En lo que respecta a Yeray Álvarez e Iñigo Ruiz de Galarreta, que no pudieron ser convocados frente al Villarreal, Valverde se mostró optimista con la disponibilidad de ambos en la Europa League.
La cifra
50
Unai Gómez y Beñat Prados, que fueron titulares ayer frente al Villarreal, disputaron su partido número 50 en liga con el Athletic. El bermeotarra suma un total de 70 encuentros como león, mientras que el navarro ha disputado hasta la fecha 68. Ambos debutaron la pasada temporada con el Athletic.