Uno no puede más que alegrarse porque a un jugador como a Yeray Álvarez le salga un partido del nivel del que disputó ayer frente al Sevilla. Al margen de su gol, que terminó siendo definitivo y le otorgó los tres puntos al Athletic, el central cuajó un encuentro de muchos quilates a nivel defensivo y tuvo además esa inspiración para asomar en el momento preciso para enviar al fondo de la red un certero lanzamiento de falta de Alex Berenguer con un gran testarazo cuando apenas quedaba margen para la respuesta del Sevilla. Yeray, a quien la vida no se lo ha puesto nada fácil pese a los privilegios que goza por el mero hecho de ser futbolista, celebró el tanto de aquella manera, sin saber muy bien qué hacer, pues no está acostumbrado a festejos similares en primera persona. Lo suyo es otra cosa, evitarlos. Lo celebró de una forma poco ortodoxa, fea incluso, como el partido del Athletic, pero suficiente para hacerse con los tres puntos.

El conjunto rojiblanco ganó uno de esos partidos que en otras temporadas habría acabado en derrota. Dispuso de las ocasiones más claras, como el remate al larguero de Berenguer en una falta, el disparo de Iñaki Williams tras un sensacional taconazo de Maroan Sannadi que envió a córner Ørjan Nyland y hasta de un penalti que desperdició Mikel Vesga –y ya van cuatro penas máximas erradas este curso en liga, si bien solo computan tres para las estadísticas–. Con todas esas concesiones al rival nada hacia presagiar el desenlace de un choque que acabó con triunfo para el Athletic. No fue el partido más vistoso, tampoco por parte del Sevilla, que hizo menos méritos aún que los bilbainos para hacerse con la victoria, pero los ajustes realizados por Valverde a través de los cambios mejoraron la imagen del equipo y los tres puntos volaron de vuelta a Bilbao.

La fórmula de juntar en la sala de máquinas de inicio a Vesga y Beñat Prados con Unai Gómez ejerciendo como media punta no funcionó. No al menos en el apartado de la creación. El partido cogió un tono más físico, menos preciosista, de esos que adquieren la coletilla de largos porque el juego no da para más y todo se convierte en tedioso y espeso. Así, pasaron cosas en las áreas, aunque el Athletic pudo haber llegado en ventaja al descanso. Pese a las ocho caras nuevas introducidas por el técnico, a los jugadores rojiblancos parecieron pesarles las piernas. Las imprecisiones fueron una constante y solo en un tramo de la segunda parte, ya con Mikel Jauregizar e Iñigo Ruiz de Galarreta sobre el campo, el equipo tuvo algo de pausa en su juego.

El Athletic ganó un partido de esos feo, asumido por los protagonistas desde el inicio, como así lo admitió Unai Simón a la conclusión del choque. Tocó tirar de pragmatismo para cerrar una semana fantástica tras la remontada frente a la Roma en la Europa League, en cuyos cuartos de final se ha ganado un hueco el conjunto rojiblanco. Pero quedaba ponerle la puntilla a la semana y los leones lo hicieron conquistando el Sánchez Pizjuán, un lugar nada amable en los últimos años. De paso, el Athletic logró su segunda victoria tras jugar en Europa para dejar un balance de dos victorias, siete empates y una única derrota después de los compromisos continentales.

Asentado

Gracias a su triunfo ante el Sevilla, el equipo bilbaino vuelve a recuperar la ventaja con sus perseguidores en liga mientras se asienta en la cuarta posición. El Athletic llega al último parón de la temporada con 52 puntos en su haber en 28 jornadas –uno menos que los que figuraban en su casillero el curso pasado a estas mismas alturas– y con una renta de ocho puntos sobre Villarreal y Betis, aunque los primeros tienen una cita pendiente.

La cifra

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52

El Athletic llega al último parón de la temporada cuarto clasificado con 52 puntos en su casillero tras la disputa de 28 jornadas, con un balance de 14 victorias, 10 empates y solo 4 derrotas, con 46 goles a favor y 24 en contra. Un registro que es casi idéntico al de la pasada campaña, cuando los leones sumaban 53.