En el populoso barrio de Kadikoy, cuna del Fenerbahce, los días de fútbol tienen un aroma a Bilbao, a ese ambiente de las grandes ocasiones, en el que los aficionados lucen desde bien pronto los colores de su equipo. El frío y la fina lluvia matinal ocultaban ayer las camisetas bajo los abrigos, pero las bufandas eran un buen indicativo de que algo se estaba cociendo en el ambiente. La pasión turca, como la bilbaina, todo por el fútbol. La cotidianidad que se vive en las pobladas callejuelas de la zona asiática de Estambul, donde reina la calma pese a la muchedumbre, no daba pie a imaginar ese ambiente tan enérgico que se vivió en el interior del Sukru Saracoglu.

Cualquier amante del fútbol debería vivir al menos una vez en su vida un partido de fútbol con esa pasión tan singular de los hinchas otomanos. Dicen que lo de la caldera turca es algo de otra época, pero qué va, sigue muy viva. Eso sí, ni la intensidad de los aficionados locales ni la del Fenerbahce, marca de la casa con José Mourinho en el banquillo, intimidaron a un Athletic que va volando en Europa, donde ha enlazado cinco victorias seguidas, igualando su mejor racha continental, que databa de la campaña 1985-86, y tiene ya prácticamente los dos pies en los octavos de final.

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Las notas de Aitor Martínez: Iñaki Williams, imparable Aitor Martínez

El Athletic amanece líder gracias a que el resto de la jornada se disputará a lo largo de este jueves y a la finalización de esta sexta fecha del calendario se podrá valorar en mayor medida la importancia de su triunfo de ayer ante el Fenerbahce. Por lo pronto, aventaja en seis puntos al noveno clasificado, quien marca la línea entre tener que disputar una ronda extra en febrero o aligerar el calendario hasta marzo, y si bien no dejará matemáticamente sellado su pase a octavos, se mantendrá en lo más alto de la clasificación, donde solo le pueden dar caza la Lazio y el Eintracht de Frankfurt.

Ernesto Valverde, que sabía de la importancia del partido en Estambul, puso todas las cartas sobre la mesa. Pasó por alto el escaso tiempo para descansar que había tenido su equipo, que jugó el domingo ante el Villarreal, y si bien todo apuntaba a ver muchas novedades en el once inicial, se limitó a realizar ‘solo’ cuatro cambios. Dos de ellos fueron en defensa, otro en el centro del campo y el restante en ataque, claro que ahí entró un Nico Williams que tuvo que ser sustituido antes del descanso tras recibir un fuerte golpe en la rodilla derecha. 

Yendo de cara, jugando a mayor, como en el mus, el Athletic parece un equipo intratable. Mourinho dijo en la previa que daba igual quién jugara, puso en valor al bloque por encima de las individualidades, aunque en realidad hay jugadores diferenciales y más importantes que otros. Es ley de vida en cualquier plantilla. Y uno de ellos es Iñaki Williams, un futbolista de época, aunque el técnico luso mostrara sus preferencias sobre su hermano menor, Nico. Dos chispazos de Iñaki en la primera mitad, un gol a puerta vacía tras un regalo de Gorka Guruzeta y un potentísimo zurdazo a la escuadra, allanaron el camino hacia el triunfo de un Athletic que, sin llegar a sufrir en exceso, no estuvo especialmente cómodo en el primer acto. El segundo tanto dejó la victoria vista para sentencia y la expulsión de Muldur pasada la hora de juego hizo el resto.

Por fin, Mourinho

A la espera de ver cómo acaba la jornada, tanto el Athletic como Valverde se quitaron una pequeña espinita clavada con su victoria sobre José Mourinho. El técnico luso había ganado en sus seis compromisos previos al Athletic, claro que con el Real Madrid. Ayer, a la séptima, fue la vencida para el conjunto rojiblanco, también para Txingurri, que no conocía el triunfo frente a Mourinho en sus tres partidos previos dirigiendo al Valencia.