Ubicar al Ludogorets en el mapa era complicado para la mayoría de los aficionados del Athletic cuando en agosto ambos quedaron encuadrados en el mismo grupo de la Europa League. En los últimos días se ha informado profusamente en torno a la identidad del líder del fútbol búlgaro, un club surgido de la nada por obra, gracia y cuenta corriente de un empresario de la capital. Kiril Domuschiev no ha necesitado realizar un gran dispendio para encadenar trece títulos de liga y relegar a los clásicos dominadores del campeonato de aquel país. Otro gallo canta cuando compite en el exterior. Ahí salen a relucir sus carencias, realidad que sitúa a los de Ernesto Valverde ante una excelente oportunidad para consolidar su privilegiada posición en el torneo.
Sin pecar de optimismo, la previsión apunta a que esta tarde el Athletic añadirá tres puntos más a los siete logrados ante Roma, AZ Alkmaar y Slavia de Praga. La distancia que, en términos de calidad, le separa del Ludogorets asoma como argumento irrefutable, únicamente cuestionado por la reflexión de Igor Jovicevic, quien vino a recordar que en fútbol el pronóstico no siempre se cumple. Muy bien lo debería hacer un conjunto que luce un punto en su casillero. Y rematadamente mal un Athletic que, no sin esfuerzo y algunos apuros, avanza en línea recta hacia la siguiente fase.
La plantilla dirigida por el técnico croata constituye una amalgama de futbolistas sin relieve de hasta doce procedencias. La concentración de brasileños en demarcaciones ofensivas, una modesta versión del modelo que popularizó el Shakhtar Donetsk ucranio, viejo conocido de los rojiblancos, resulta básica para sacar adelante los cruces locales, pero no funciona en el plano internacional. El Ludorogets no ha marcado en sus tres compromisos anteriores de Europa League, dato de por sí bastante significativo.
Seguro que Valverde también tiene en mente la visita al Valladolid del domingo y efectuará unos cuantos cambios respecto al once que empató con el Betis tras noventa minutos de incesante pelea. El contexto aconseja repartir cargas y prevenir en la medida de lo posible contratiempos físicos. Nada que no se haya probado en semanas densas como esta, además con resultados positivos.
Sancet, entre ‘algodones’
Guruzeta y Jauregizar, con problemas de espalda, vuelven a causar baja. Sancet figura en la lista, pero tiene un tobillo tocado y lo previsible es que apure su rehabilitación de cara al fin de semana. Extrañaría que no hubiese cinco o seis caras nuevas de salida. Puestos a elucubrar sin excesivo riesgo, pasarían al banquillo De Marcos para que entrase Gorosabel y uno o los dos centrales, ya que todos están disponibles y tanto Yeray como Nuñez han respondido. Acaso Galarreta, que encadena seis titularidades, podría ceder su puesto a Herrera, toda vez que Vesga ha perdido peso en las rotaciones. La suplencia del ya citado Sancet permitiría la aparición de Unai como enlace.
Arriba, cualquiera de los Williams agradecería un respiro, pero quien ha transmitido síntomas de agotamiento en algunos de los partidos más recientes es Iñaki. De modo que la formación inicial se puede asemejar a la siguiente: Agirrezabala; Gorosabel, Yeray, Nuñez, Yuri; Herrera, Prados; Nico Williams, Unai, Berenguer; Djaló. En caso de que el asunto se tuerza siempre existe margen para recomponer la estructura y mantener el punto de ebullición que el fútbol del Athletic reclama.