El Ayuntamiento de Bilbao interpuso el año pasado 53.959 multas por infringir la ordenanza de aparcamiento y estacionamiento de la OTA. Pero dichas sanciones fueron a conductores que no tenían tique. “Se optó por priorizar aquellas infracciones que tenían mayor gravedad”, confesó ayer Ignacio Alday, director de Movilidad, quien reconoció que no se multó a aquellos usuario que rebasaron el tiempo de estacionamiento abonado. “Esta estrategia tiene carácter pedagógico”, argumentó después de aseverar que ninguna de las incidencias registradas desde que se puso en marcha la nueva regulación de la OTA, en diciembre de 2023, “responde a la falta de planificación”.

En ese sentido, en relación al régimen sancionador que el año pasado no se aplicó en su totalidad –este año sí se está aplicando–, garantizó que “no se trata de una incidencia sino de una decisión adoptada desde la responsabilidad”. En esa línea, apuntó que el sistema de control automático registra una gran cantidad de matrículas que cumplen la normativa. “Sin embargo, los primeros meses se optó por priorizar aquellas infracciones que tenían mayor gravedad, es decir, no disponer tique frente a aquellas que superaban el tiempo de tique”, indicó.

No obstante, Ignacio Alday destacó que el número de operaciones en 2023, entre los parquímetros y la aplicación, fue de 19.413 diarias, mientras que en 2024 fue de 21.360. “Es decir, un 11% más de operaciones para aparcar. Y este año llevamos una media de 23.000, más de un 20% más sobre el anterior sistema, lo que demuestra que esto está funcionando”, consideró Alday, quien apuntó que el número de lecturas de matrículas diarias fue de 420.000. “El 92,1% de los conductores que aparcan en Bilbao lo hacen en condiciones. Solo un 7,9% no lo hacen en condiciones. Me parece un dato significativo, porque con los anteriores sistemas era de un 25%. Y llegaremos aún a mejores cifras”, respaldó.

Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad, inició ayer la comparecencia solicitada por el Partido Popular agradeciendo a la ciudadanía “su paciencia y comprensión para adaptarse a importantes cambios que este nuevo sistema de OTA ha generado”, al tiempo que lamentó que desde la entrada en vigor del nuevo modelo “se han vertido numerosas críticas, algunas de ellas muy duras e infundadas”. La nueva OTA, remarcó, “no es solo un sistema de control de aparcamiento, es un instrumento para regular el uso del vehículo privado, redistribuir de forma más justa el espacio urbano, mejorar la calidad del aire y reducir el ruido”.

La concejala de Movilidad razonó que la puesta en marcha estuvo avalada por una planificación “rigurosa” que incluyó “la colaboración de 12 empresas, nueve áreas municipales y más de 140 operaciones de desarrollo técnico”. Así, Ignacio Alday agregó que la nueva regulación ha conllevado “ciertas incomodidades que no han sido de carácter relevante”. En ese sentido, recordó algunas de las incidencias, como el retraso en la entrada en vigor de la nueva regulación o los fallos en los parquímetros que impidieron su evolución tecnológica, lo que se ha saldado con la apertura de un expediente sancionador de 1,4 millones de euros a la anterior empresa proveedora.