Las noches europeas tienen un aire distinto en Bilbao, más aun en una temporada en la que la final de la Europa League se celebrará en San Mamés. Había ganas de reencontrarse con el torneo continental, del que La Catedral se despidió de manera abrupta en marzo de 2018 tras una eliminatoria de octavos de final frente al Olympique de Marsella para olvidar tanto por lo acontecido dentro, con un Athletic superado en todo momento, como fuera del campo, con algunos incidentes provocados por los ultras franceses. Quizá por aquel recuerdo, o por lo sucedido en la previa de las semifinales de Copa del curso pasada ante el Atlético de Madrid, las medidas de seguridad que rodearon al choque de anoche contra el AZ Alkmaar fueron especialmente grandes. Pero no hubo que lamentar incidente alguno, hasta el punto de que se permitió la salida conjunta de ambas aficiones, un hecho poco habitual en competiciones UEFA. En definitiva, nada que reprochar en una noche, que seguro que muchos alargaron, en la que los tres puntos se quedaron en Bilbao y que supuso el feliz reencuentro del Athletic con la Europa League.
Claro que hubo ratos del encuentro en los que el desenlace no parecía que iba a ser tan positivo para los intereses rojiblancos. De entrada, espoleados por el excepcional ambiente que se vivió dentro del campo, los pupilos de Ernesto Valverde salieron decididos en busca de la portería contraria. Se contabilizaron varias llegadas de peligro, con Yuri Berchiche como indiscutible protagonista y tres potentes disparos que no acabaron en gol de milagro. Pero a ese enérgico primer cuarto de hora le siguió un tramo de más dudas, fruto seguramente de la falta de inspiración de los hombres de ataque, con mención especial para los hermanos Williams y el centenario Gorka Guruzeta. Se libró de la quema Oihan Sancet, aunque le faltó más continuidad.
No está siendo el Athletic de esta temporada ese que va sobrado de finura y de ideas. Y volvió a sufrir esas limitaciones pasada la primera media hora de juego. Ahí pareció pesarle el calendario, pues el de anoche fue el sexto encuentro en solo 19 días. Había motivos para creer que la carga de partidos podía estar pasándole factura al equipo ante un AZ Alkmaar que se plantó en su campo a esperar al Athletic para sorprenderle con su misma medicina: rápidas transiciones tras recuperar el balón. Claro que jugar en Europa ante un rival como el conjunto rojiblanco no es lo mismo que competir en la siempre alegre Eredivisie, en la que los ataques acostumbran a imponerse a las defensas. Y como quiera que Dani Vivian y Aitor Paredes se las ingeniaron para atar en corto a los atacantes del conjunto neerlandés, el AZ apenas inquietó a Julen Agirrezabala.
El guion no varió mucho a la vuelta de vestuarios. Se diría que Valverde volvió a dar con la tecla, que tocó aquello que no terminaba de estar bien engranado para que su equipo se acercara a la victoria. En definitiva, algo que viene haciendo con acierto en las últimas jornadas, aunque hablar del triunfo del Athletic sin la inspiración de Nico Williams sería hacerle un feo al joven extremo. Que sí, que pudo haberse desquiciado menos tras fallar, que debió tomar mejores decisiones en muchas jugadas, pero su aportación fue clave para conseguir la victoria.
Marcaron su hermano, Iñaki, y un Sancet al que todo le parece ir de cara en este inicio de curso. Después hubo tiempo para que ese temor que se instala en San Mamés cada vez que el conjunto rojiblanco se adelanta y defiende un resultado volviera a aparecer. Quizá ayudó a ello lo sucedido el domingo ante el Sevilla. Quién sabe. Lo importante es que el Athletic no pasó apuros, lleva seis partidos seguidos sin perder y suma ya cuatro puntos en la Europa League, con la que vivió un feliz reencuentro.
La cifra
100
Gorka Guruzeta disputó ayer su partido número 100 con la camiseta del Athletic. El delantero donostiarra fue titular en el choque frente al AZ Alkmaar, en el que no pudo marcar, y suma ya 84 encuentros de liga, 14 de Copa y 2 de Europa League. Además, Iñigo Ruiz de Galarreta alcanzó los 50 choques como león.